Capítulo 19

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Luca

Termino la llamada con mi ojitos con una boba sonrisa en mi rostro, miro a mis primos que se encuentran jugando ajedrez a un costado de mi cuerpo en la sala, el hecho de que se encuentren jugando a dicho juego no hace más que alegrarme pues en estos momentos solo se escuchan nuestras leves respiraciones y el sonido de las piezas al ser movidas por el tablero.

Total y hermosa paz.

Mi alegría no dura mucho cuando la puerta es abierta con un estridente sonido que me perturba, miro en esa dirección dispuesto a matar al que haya osado interrumpir tal momento de tranquilidad viendo a mis hermanos con actitudes demandantes.

¿Qué hacen aquí?

Luca: ¿Se puede saber que hacen aquí?

Me levanto de mi asiento, veo que mis hermanos no están del mejor de los humores y ya eso es bastante raro teniendo en cuenta la actitud de Alessio, Stefano ya es otra cosa.

Siempre anda con cara de estreñido.

Alessio: Vinimos a hablar contigo.

Asiento con mi cabeza suponiendo que vienen a recibir reportes del estúpido parrain, me parece un viaje innecesario teniendo en cuenta que existen unos aparatos que mis hermanos no parecen conocer llamados teléfonos.

Stefano: Vamos a la oficina.

Parece que la cosa es importante, subimos escaleras arriba camino a la oficina de la mansión, aquí mayormente se hacen las reuniones más importantes y peligrosas ya que lo que se dice aquí de aquí no sale, Stefano se sienta como siempre detrás del escritorio, Alessio se sienta en uno de los sofás del lugar y yo me siento en una de las sillas que están esparcidas por la oficina viéndolos a ambos para que empiecen a hablar.

Alessio: La encontramos.

Okey, no entendí ni mierdas.

Luca: Se un poco más específico hermano, no estoy de humor para adivinanzas.

Stefano: Cuando teníamos diez años hicimos una promesa entre los tres— empieza a decir mi hermano haciéndome recordar ese día— encontraríamos y compartiríamos a una misma mujer, mujer que nos uniría por el resto de nuestras vidas... la hemos encontrado.

Niego con mi cabeza mientras suelto una ligera risa, esta mierda no me puede estar pasando a mi.

Luca: Si, no sabía que eras tan gracioso hermano—lo miro de forma seria y aburrida antes de soltar con los dientes apretados— no estoy para juegos, díganme a qué mierda vinieron y dejen de jugar que no somos unos putos críos.

Mis hermanos niegan con la cabeza y me miran de una forma que me hace saber que no están jugando.

Alessio: ¿Quién te dijo que jugamos?

Nunca lo había visto tan serio en mi puta vida, niego con la cabeza y me levanto exaltado de la silla.

Luca: Esto no puede ser cierto.

Tiro de mis cabellos mientras camino por toda la oficina, estoy a nada de tener un ataque.

Stefano: Siéntate y escúchanos— suelta autoritariamente, le hago caso no queriendo pelear con él y que mi ojitos se preocupe cuando vea las muy seguras marcas de golpes en mi rostro— Antes de que vinieras aquí Alessio conoció a una chica en el viaje a la playa que hizo con Einar y Ethan.

Asiento con mi cabeza sintiendo una espinita de rencor en mi pecho al escuchar estas palabras casi dos meses después de dicho suceso.

Alessio: Desde que la vi supe que era ella, logro lo que ninguna otra con solo mirarme a los ojos— sé que será difícil pero no puedo, no puedo hacerlo— en estas semanas la hemos estado conociendo más profundamente y estamos seguros de que es la indicada para nosotros.

No para mi.

Luca: En unos putos meses no se ama ni se conoce a una persona del todo, díganme hermanos ¿Qué les hace pensar que es la indicada?

Suelto lleno de ira disfrazada, no quiero estallar, no quiero decir algo de lo que me pueda arrepentir.

Alessio: Cuando la conozcas lo entenderás.

Río amargamente.

Luca: No quiero ni voy a conocerla, yo ya tengo a alguien a quien amar y no la pienso cambiar por una puta oportunista.

El enojo se filtra en cada palabra que sale de mi boca y sin verlo venir Stefano se levanta de su asiento pero antes de que llegue a mi siento el sabor metálico de la sangre tras recibir un inesperado puñetazo en mi pómulo derecho de parte de Alessio que me tira al suelo, las manos de Stefano no tardan en tomar mi aturdido cuerpo y sacudirlo en el suelo.

Stefano: Que sea la última vez que te llenas la puta boca hablando de nuestra mujer— sus palabras salen llenas de rencor y enojo y me esperaría esta reacción de Alessio pero no de él— no seas tan poco hombre para hablar mal de ella sin conocerla antes.

No quiero conocerla, no cuando ya tengo a mi ojitos conmigo.

Luca: No me interesa conocerla, ustedes vendrán arrastrándose a mi cuando esté con mi mujer y ustedes no puedan hacer nada.

Suelto haciéndoles saber que no daré mi brazo a torcer.

Alessio: Te decimos lo mismo, hermanito.

Juego mi ultima carta contra ellos.

Luca: ¿Qué les hace pensar que no es una cazafortunas? ¿Qué les asegura que no está detrás de ustedes por su dinero? Por lo menos yo conozco y sé de lo que es capaz la mía, y les aseguro que mi ojitos no necesita de un hombre para defenderse ni para cuidar de ella misma.

Por eso la amo.

Stefano: Ten por seguro que nuestra mujer es más que eso, no queremos verte como perro arrepentido cuando nos veas felices con ella.

Suelta el agarre en mi cuerpo haciendo que esté impacte contra el suelo, los veo salir de la oficina pero antes de que lo hagan por completo llego a decir.

Luca: Les aseguro que no lo haré, a diferencia de ustedes yo si amo a la mía.

La amo y no la cambiaría por nada en este podrido mundo.

Me gano una mirada de parte de mis hermanos y una pregunta que me deja congelado.

Alessio: ¿Qué te hace pensar que no la amamos?

¿La aman?

Dulce Mentira [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora