Capítulo 48

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Violet

Perdí la cuenta de cuántos días llevo aquí, soy consciente de que aún vivo por el dolor en mi cuerpo por los fuertes golpes propinados en mi estadía en este lugar, fui testigo de la furia de las escorias que nos tienen aquí cuando les dije que la herencia no estaba bajo mi poder.

No hasta que termine mi carrera.

Me preocupa Drix, lleva todo este tiempo intentando que la furia que sienten las personas que nos tienen aquí como si fuéramos ratas se desvíe hacia ella, se ha ganado varias palizas intentando que no arremetan contra mi y algo pueda pasarle a mi bebé.

Violet: ¿D...Drix?

Hablar nunca había dolido tanto como en estos momentos, no cuando tu garganta se encuentra seca y rasposa debido a la falta de líquido en tu organismo, no cuando sientes que tragar saliva es imposible debido a la deshidratación.

Nos están matando poco a poco.

Adrix: ¿Es...estás bien?

Mis ojos se llenan de lágrimas al ver que no puede ni levantar su cabeza, mi respiración se acelera de maneras desorbitadas cuando escuchó pasos bajando las escaleras.

No nos han dicho dónde estamos pero creo que nos tienen en un sótano, la mugre que podemos vislumbrar cuando el sol está en su máximo esplendor nos deja observar nuestro entorno, cuatro paredes llenas de mugre y desgastadas son lo que nuestros ojos ven cada vez que la luz del sol nos lo permite y cuando no es así y es la luna quien se encarga de alumbrar la noche solo somos testigos de los roedores que salen de sus nidos a hacernos compañía.

Ver a Antonio bajando por las escaleras solo logra que mi cuerpo se tense, más aún luego de ver su enorme sonrisa mientras sus pasos se acercan cada vez más a mí ignorando deliberadamente a Drix y sus intentos por desviar su atención.

Antonio: Amor mío— se agacha frente a mí y toma uno de los mechones de mi cabello empezando a jugar con él— vengo a sacarte de aquí— lo miro a los ojos cuando escucho esas palabras haciendo que su sonrisa se ensanche aún más— nos vamos a casar, ya busque al sacerdote y solo falta que te lleve con él, tus padres no quieren que te saqué de aquí pero no se lo diremos a nadie... será nuestro secreto.

Susurra mientras noto cómo sus ojos se dilatan, sus palabras suenan ansiosas y las arcadas que me producen son inevitables.

Esta loco.

Violet: ¿N...nos llevaremos a Drix?— veo como voltea en dirección a la anteriormente mencionada con su cuerpo tenso— q...quiero que sea la madrina de nuestra boda.

Murmuró con voz ronca intentando convencerlo, dejó a un lado el asco que me causa decir aquellas palabras y más aún imaginarme en esa situación cuando veo la oportunidad de salir de este infierno antes de que las escorias nos maten.

Antonio: Puedo llevarla con nosotros aunque eso estropeara mis planes un poco— dice para el mismo pero logró escucharlo por lo cerca que está de mi cuerpo— yo... yo no quería que te lastimaran, solo quería que maten a esos malditos que te robaron de mi lado, yo te quería conmigo porque eres mía, solo mía— me mira a los ojos mientras sigue con sus juegos con mi mechón de cabello— esta noche las sacaré de aquí...

Rémi: Sabía que no podíamos confiar en ti.

A mis oídos llega el sonido de un disparo, cierro mis ojos mientras mi cuerpo se paraliza de miedo al escuchar el estruendoso sonido del arma siendo disparada. Siento un peso caer sobre mi cuerpo inmovilizando cualquier posible movimiento que quiera realizar mientras algo moja mi rostro, abro los ojos asustada viendo a Antonio inerte sobre mi cuerpo, mis ojos se cristalizan al ver la sangre saliendo de su cabeza y mojando mi cuerpo, tocó mi húmedo rostro con mis manos temblorosas mientras miro a la escoria parada al final de las escaleras con una sombría sonrisa, miro mis manos viéndolas manchadas de sangre.

Lo mató.

Sin poder evitarlo por más tiempo el vomito sale de mi boca a montones, mis ojos arden por las fuertes arcadas, siento la bilis salir de mi boca produciéndome más asco, mi respiración es acelerada cuando termino de vomitar, siento como el cuerpo de Antonio es quitado de encima mío.

Rémi: Mira el desastre que acabas de hacer maldita perra— sujeta fuertemente mi cabello y pone el arma en mi frente haciéndome mirarlo a los ojos, el miedo inunda mi cuerpo al saber que no pude cuidar la pequeña y frágil criatura que crece en mi— estoy harto de ustedes.

Cierro mis ojos fuertemente esperando el impacto del disparo, me mentalizo para lo que se aproxima.

Violet: Son unas putas escorias.

Susurro mis últimas palabras no queriendo darles el placer de verme derrotada, cuando creo que apretará el gatillo su atención es robada por Drix.

Adrix: ¿Eres tan poco hombre para acabar con la vida de tu propia hija? Te hacía menos basura, bueno en realidad no.

Disparos empiezan a escucharse por todo el sótano, Rémi se levanta de forma rápida y se aleja de mi cuerpo olvidándose de nuestra presencia, corre escaleras arriba dejándonos sola, miro a Drix quien ya se encontraba mirándome con los ojos llenos de lágrimas mientras sus piernas son abrazadas por sus brazos, sin importarme qué las cadenas que apresan mi cuerpo no me permitan el libre acceso a moverme de las formas que quiero me intento acercar a ella, tiendo mi mano viendo como ella hace lo mismo, nuestros dedos se rozan por primera vez en tantos días y la miro a los ojos sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas.

Violet: Eres la mejor hermana que el destino pudo regalarme.

Mi labio inferior tiembla cuando no podemos acercarnos más, cuando solo la punta de nuestros dedos se rozan levemente.

Adrix: Lamentó no haberlos salvado.

Los disparos suenan cada vez más cerca, el dolor en mi cabeza empieza a hacerse presente haciéndome sacudirla un poco, en todos estos días las punzadas en mi cabeza no me han abandonado pero trato de ignorarlas no queriendo perder la conciencia frente a ellos, no queriendo dejarme derrumbar si no es con mis chicos a mi lado.

No sé cuánto tiempo pasa hasta que los disparos cesan, mi respiración se vuelve errática cuando escucho pasos acercarse a nosotras, mi vista se nubla cuando la desesperación me abarca, miro a Drix a los ojos cuando el sonido de la puerta siendo abierta retumba por las cuatro paredes, sin decir nada le transmito todo con mis ojos.

Alessio: ¿Dolcezza?

Duele escucharlo y saber que solo es producto de mi imaginación y el anhelo que siento de verlos aunque sea una última vez, levantó la mirada con ojos llorosos viendo a mis chicos correr hacia mi, siento como mi cuerpo es envuelto por fuertes brazos y se siente tan real.

Violet: Los estaba esperando...

Murmuró cuando las punzadas empiezan a hacerse más fuertes causando que mi vista se torne borrosa, siento pequeñas sacudidas que son proporcionadas a mi cuerpo para que abra los ojos pero yo solo quiero descansar.

Lamento no haber sido lo suficientemente fuerte para cuidarte, bebé.

Dulce Mentira [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora