Everywhere I Go |Lancelot o Percival

22. Corazones afectados

Contemplaron el mundo demoníaco con asombro, pero el aire se agitó con violencia inusitada. Tristán y los suyos fueron atrapados en una poderosa ráfaga que los alzó por los aires, sus cuerpos volando sin control mientras el viento los empujaba hacia una plataforma elevada.

-¡Agarraos de mí! -gritó Io, extendiendo su mano hacia Chion.

-¿Quién tomaría la mano de un demonio? -replicó Chion, dubitativo.

Helaine lo miró con severidad y respondió:

-¿Prefieres morir?

Finalmente, Chion agarró la mano de Io.

-Tú también puedes volar -le reprochó.

-Sí, pero sostengo a Anna. ¿No ves?

Mientras tanto, el príncipe Tristán sostuvo a Isolda en sus brazos, mientras Percival salvaba a Donny y a Nasiens. Lancelot se transformó en un hada, y Gawain usó su magia para dotar de alas a los caballos. El dragón se lanzó sobre ellos, sus garras extendidas para atraparlos.

Tristán miró hacia atrás, dándose cuenta de que los demonios los rodeaban.

-¿Tristán? -dijo aquel demonio de melena plateada.

-Sir Billion, qué gusto volver a verle -Tristán se acercó a él e Isolda se aferró a su cuello, asustada- Tranquila, es un viejo amigo -le dijo a su compañera-. ¿Puede llevarnos ante el rey demonio?

-Por supuesto -Billion observó a los demás, sus ojos recorriendo el rostro de la joven de cabello rosado-. Seguro que se alegrará de que hayan tenido la gentileza de visitarle. Sin embargo, debemos seguir el protocolo.

Tanto Tristán como Helaine sonrieron nerviosos. Minutos después, todos estaban esposados mientras caminaban hacia el rey demonio.

-Oye, hermano. Si ese sujeto te conocía -llamó Helaine antes de detenerse y gritar furiosa-. ¡¿Por qué demonios nos tienen esposados?! ¡No somos criminales!

-¡Caminen! -dijo un demonio.

-Vamos, Helaine. Camelot es nuestro enemigo, ¿no es así? No el clan demoníaco. Además, el grupo de Percy fue capturado, de seguro nos llevarán con ellos, sin tener que buscarlos nosotros mismos, aunque no sé dónde estará Gawain, desapareció de repente.

-¡Tú! ¡Explícate! -el demonio se dirigió a Tristán, deteniéndolo-. ¿Por qué siento energía de demonio y de diosa en ti?

-Eso está claro -respondió Io-. Él es Tristán, hijo de Meliodas, el líder de los Pecados Capitales.

-¿Es un nephilim? ¿Esta descendencia anormal de un demonio y una diosa, se atreve a entrar en las tierras demoníacas? Debe tener deseos de morir.

-Pero si no mal recuerdo, el rey demonio dijo que era hijo de Sakura -dijo una demonio.

-No olvides que Sakura fue maldecida hace seis mil años -dijo otro demonio a su amigo.

-Es verdad -dudó en hablar, aunque recordaron que ella los traicionó, aún así le estimaban mucho porque la vieron crecer y jugar con ellos-. Aunque sea tu madre, la misma hermana del rey demonio, no quiere decir que no te trataremos como te mereces. Lo mismo va para ti, niña. Ustedes son nuestros enemigos, los ejecutaremos como ejemplo y también a los otros prisioneros.

-¿Dirías eso si supieras que entre ellos está Percival? -cuestionó Io.

Los hermanos se miraron extrañados con la sorpresa de los demonios sobre Percival. Billion observó a Tristán y le molestó ver esa sonrisa. Ese comportamiento tranquilo y decidido que le recordaba a Sakura en los tiempos en que trabajaban juntos y la última vez que la vio como Leonor. Y no solo eso. Tiene sus rasgos faciales finos y delicados, con una expresión que combina la dulzura y la determinación. Aunque su apariencia le recuerda a Meliodas, pero ese color de cabello es nuevo. Sin mencionar que sentía una energía diferente en él.