21. El viaje al mundo demoníaco

339 35 4
                                    

Tras encontrar una posada, los jóvenes se separaron en pequeños grupos, inconscientes de que los caballeros del rey Arthur los acechaban. Helaine permaneció junto a Donny, Percival, Nasiens y Chion, buscaban a Tristán. Tristán se hallaba en el festival con su compañera de habitación, a quien Helaine había llamado "la cariñosa" antes de dejarlos a solas. Lancelot quedó con Gawain, sintiendo frustración al no poder leer las mentes en ese lugar, especialmente la de Helaine. Jade estaba con Isolda y Anne.

Sin embargo, los grupos de Percival y Tristán fueron atacados de improviso, incapaces de sentir la magia del enemigo. Helaine fue testigo de un hombre calvo quebrando el cuello de Percival, quien en un acto de nobleza los estaba curando. Su cuerpo tembló y su respiración se tornó errática, sus ojos azules se oscurecieron, reflejando el lado demoníaco que compartía con Tristán.

El hombre alto intentó golpearla, pero Helaine lo esquivó, propinándole un rodillazo en la mandíbula que lo lanzó contra un muro. Nasiens se apresuró hacia el cuerpo de Percival, mientras Donny observaba a la princesa con temor.

Sin vacilación, el brazo del enemigo fue cercenado por la espada de Helaine. No había emoción ni burla en su acción; solo un propósito claro: eliminarlo. Pronto, Percival, habiendo resucitado, la abrazó desde atrás.

-Detente, por favor, Helaine -rogó con el rostro apoyado en su espalda, cerrando los ojos con fuerza.

Los pequeños Percivilianos atacaron al enemigo, explotando junto con él. En medio del caos, Helaine y Percival intercambiaron miradas, sintiendo una conexión profunda. Los ojos oscuros de la princesa volvieron a su azul original, casi desplomándose si no fuera por Percival que la sostenía.

-Princesa Helaine -se acercó Chion, aún con el hombro herido.

-¡Aléjate! -ordenó Percival, sorprendiendo a los demás por la intensidad de su mirada.

No había tiempo para reflexionar sobre la situación. Debían encontrar a los demás. Helaine corrió siguiendo su instinto, sintiendo que Isolda y Jade estaban en peligro. Al doblar una esquina, vio el cuerpo de Jade en el suelo, su cabeza descansando sobre las piernas de Isolda, con un agujero en el estómago. Anne estaba siendo golpeada por una chica, pero Helaine intervino antes de que pudiera matarla.

-¡Princesa Helaine! -clamó Isolda con desesperación- ¡Auxilia a Jade, te lo ruego!

Helaine se arrodilló junto a ellos, colocando sus manos sobre la herida de Jade. Su materia oscura envolvió la laceración, pero la hemorragia no cesaba.

-Estarás bien, Jade, solo no te duermas -trató de sonreírle, pero Jade percibía que su final se acercaba.

-Helaine... está bien... -murmuró él con una leve sonrisa- G-gracias... por todo...

-Cállate, no morirás hoy -suplicó ella, cerrando los ojos.

«Para, por favor, deja de sangrar... ¡No te mueras!» imploraba en silencio.

Las lágrimas comenzaron a brotar. Uno de sus amigos de la infancia estaba muriendo frente a ella, el más bondadoso de todos. Qué injusto. El enemigo había derribado a Percival y se aprestaba a atacar la espalda de Helaine, pero Tristán llegó a tiempo para salvarla con su poder, justo en el momento en que Jade exhalaba su último suspiro en los brazos de su amada.

Desafortunadamente para Jade, aquella sería la última noche que pasaría con sus amigos. Él había sacrificado su vida por proteger a Isolda, la chica que amaba, confesando en su lecho de muerte que siempre había odiado a Tristán. Jade envidiaba a Tristán por haber salvado a Isolda de un ataque demoníaco cuando eran niños, un acto heroico que Jade siempre había reclamado falsamente como propio. Desde ese día, los tres habían seguido al príncipe, formando un vínculo de amistad.

Everywhere I Go |Lancelot o Percival Donde viven las historias. Descúbrelo ahora