Alrededor de Helaine todo se tornó de color amarillo mientras buscaba a sus amigos, mas recordó uno de sus sueños.
-Nos reencontramos, princesa Helaine.
-¿Arthur? -preguntó con asombro.
-¿Ya estamos en confianza? -sonrió el pelinaranja con un aire despreocupado.
Helaine observó a un hombre distinto, mucho más alegre, en lugar del monstruo que recordaba de la última vez. Su padre le había mencionado que Arthur no siempre fue así. Entonces, ¿por qué seguía odiando a los demás clanes?
-¿Qué es lo que quieres?
-¿Acaso me extrañabas? -él sonrió aún más- Serías una esposa bastante problemática, ¿sabes?
-¡Deja de decir tonterías! -gritó ella, dándole un buen golpe en la cabeza- ¡Jamás me casaría con un viejo como tú! ¡Shannaroo!
-¿Viejo? -Arthur se tocó la cabeza adolorido, pero luego se rió-. Tienes un buen sentido del humor -se limpió unas lágrimas falsas-. Y vaya, qué fuerza monstruosa tienes. Ahí te pareces a tu madre.
-¡No me insultes! ¡Shannaroo! -Helaine recordó lo que su padre le había contado-. ¡Escuché que intentaste hacerle algo a mi mamá cuando ni siquiera había nacido! ¿Qué clase de persona intenta secuestrar a una mujer embarazada?
-¿Eh? ¿Te lo dijo ella? -Arthur la miró curioso.
-No, y tampoco pienso decirte quién me lo contó -respondió Helaine con una mirada desafiante.
«Tío Zeldriz se enfadaría si supiera que te lo dije», pensó.
Arthur la miró un momento, evaluándola, y su expresión cambió.
-¿Sabes? -dijo en un tono más tranquilo-. Estaba emocionado de volver a ver a tu madre. Aunque fue solo por un corto tiempo, me ofreció su amistad y algunos consejos. Por un momento, pensé que podría gobernar junto a Leonor; creí que todos mis problemas se resolverían. Pero cuando supe que estaba embarazada, supuse que el bebé era de Meliodas -sonrió con nostalgia.
Helaine frunció el ceño.
-Y supongo que no viniste aquí solo para contarme tu triste historia de amor, ¿o sí? -dijo, con seriedad-. ¿O vienes a intentar matarme otra vez?
Arthur se acercó lentamente, lo suficiente como para que ella sintiera su proximidad como una amenaza.
-Esta vez es diferente, querida -respondió, su tono más suave-. Ginebra me dijo que tú serías mi perdición -ya estaba justo frente a ella, pero Helaine no pensaba retroceder. Arthur levantó su mano con cuidado y, con un gesto, tomó el borde de la camisa de ella, dejando al descubierto su clavícula izquierda, donde la marca brillaba suavemente- ¿A quién vas a entregarle tu lealtad, amada esposa? -susurró. Los ojos de Arthur brillaban con una mezcla de deseo y expectativa.
Él esperaba que ella lo eligiera. Quizá, en el fondo, su corazón también lo deseaba.
-Si voy contigo, no cambiará el hecho de que destruirá el mundo que yo conozco.
-Si vienes conmigo, prometo que me detendré.
Helaine buscó en su mirada alguna mentira.
-No lo harán. Nunca se ha enamorado -afirmó. La sonrisa de él se desvaneció- Se vengarán de nosotros.
-Eres inteligente. Sin embargo, contigo haría una excepción.
-No te aconsejaría hacer eso -se acercó a él con una actitud intimidante. Pareció ponerlo nervioso- Soy mitad demonio. Si haces daño a mi familia, te cortaré la cabeza. Así de simple.
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Everywhere I Go |Lancelot o Percival
RomansaEn una reunión inesperada, cuatro jóvenes se unen como el cuarteto del destino, predicho para derrocar a Camelot. Entre ellos se encuentra Helaine, hija del rey de Liones, y Lancelot, un misterioso joven que despierta el interés amoroso de Helaine...