04. Aventura 🐉🦊

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Diez años después, afuera del reino de Liones, dos pequeños traviesos recorrían el bosque, riendo y saltando de árbol en árbol. La pequeña niña de cabello rosado lanzaba miradas retadoras al niño rubio que la seguía de cerca.

-¡A qué no me alcanzas! -gritó ella volando por los aires, gracias por la materia oscura que creó sus pequeñas alas, dejando escapar una risa burlona mientras aceleraba. Llevaba una blusa rosa y un pantalón corto amarillo, sus zapatos cafés.

-¡Ya verás que sí! -respondió el niño con un brillo competitivo en sus ojos. Lleva una camisa blanca y un abrigo del mismo color con pantalón corto y cafés.

La niña aterrizó en el suelo y, justo cuando se disponía a correr, unos brazos la rodearon por sorpresa. Ambos cayeron al suelo, rodando entre risas. Al detenerse, la niña quedó encima, triunfante.

-¡Te vencí, Lanzarote! -exclamó ella con una sonrisa satisfecha.

-¡Ya quítate! -refunfuñó Lancelot, haciendo una mueca mientras intentaba zafarse de su agarre- Y deja de llamarme así.

-Bueno, Lans.

-¿Por qué no usas esas cosas negras para volar?

Con una sonrisa traviesa, la niña se levantó y dio unos pasos hacia adelante, ansiosa por seguir explorando el bosque. Pero, en un movimiento rápido, Lancelot la atrapó de nuevo y rodaron juntos por el suelo.

-¡Ja! ¡Te volví a vencer! -dijo ella, riendo.

De repente, unos ruidos de voces infantiles rompieron el momento. Al girar la vista, vieron a tres figuras conocidas acercándose: eran Isolda, Chion y Jade.

-¿Quiénes son ustedes? -dijo Lancelot, levantándose y dejando atrás a su amiga, mientras tomaba una posición de combate.

-Eso deberíamos decir nosotros -respondió Chion, cruzando los brazos.

-¡Isolda, hola! -exclamó la pelirrosa, levantándose y acercándose a la tímida niña-. ¿Qué hacen a las afueras de Liones? ¿No saben que los niños no deben estar aquí? Es peligroso.

-Tú también eres una niña -comentó Jade, apretando los puños contra su pecho.

-Es verdad -rió ella, rascándose la cabeza-. Mira, ellos son mis amigos: ella es Isolda, y ellos son Jade y Chion. Chicos, él es Lancelot. Vino desde muy lejos para jugar conmigo.

-Eso no es cierto. Estábamos entrenando -se cruzó de brazos Lancelot, serio.

-Bueno, eso también -respondió ella con una sonrisa traviesa-. ¿Quieren unirse?

-Princesa, debe regresar al castillo. Aquí es peligroso para usted -dijo Chion con preocupación.

-No quiero.

-Pero, princesa...

-¡Quiero seguir jugando! Seguro ustedes están aquí por una aventura y no me dijeron nada. ¡Son unos niños malos!

-Deja de hablar como si fueras la mayor -se quejó Jade, frunciendo el ceño.

-¡Claro que lo soy! Soy más alta que ustedes.

Se acercaron y, tras comparar, confirmaron que la princesa solo era más alta por unos tres o cuatro centímetros.

-Eso no quiere decir nada -refunfuñó Lancelot.

-Bueno, estoy aburrida. ¿Quieren ver más al fondo del bosque?

-Sería interesante ver qué hay -murmuró Chion, intrigado.

-¿Creen que encontremos a un monstruo? -preguntó Jade, con emoción.

-¡Sería divertido! -respondió la pelirrosa entusiasmada.

-Eso no tiene nada de divertido... -dijo Isolda, algo asustada, desde atrás.

El rubio y la pelirrosa siguieron avanzando, y los otros tres los siguieron de cerca. Entonces, un ruido aterrador rompió el silencio.

-¿Escucharon eso? No suena como un animal... -dijo Lancelot, deteniéndose y mirando a su alrededor.

-Voy a ir a ver -dijo la pelirrosa con determinación, adelantándose.

-¡Oye, no te alejes! -le advirtió, siguiéndola.

-¡Chicos, no vayan! -dijo Jade con voz nerviosa-. ¿Y ahora qué...?

Entre los árboles, de repente, se encontraron frente a un demonio enorme. Los pasos de la pequeña Helaine se detuvieron en seco, y los demás también dejaron de correr, observando con asombro y temor a la criatura.

-Miren... ¡es una criatura muy grande! -dijo Helaine.

-Princesa, apártese -le ordenó Lancelot, poniéndose en posición de alerta.

-¿Eh? -Ella apenas entendió cuando un golpe fuerte resonó cerca de ella. La fuerza la hizo levantar los pies del suelo, y estuvo a punto de caer, pero Lancelot la sostuvo rápidamente en sus brazos.

-¿Estás bien? -preguntó, dejándola suavemente en el suelo.

-¡Eso estuvo cerca! Gracias, Lancelot. Oye, ¿de qué raza es esa cosa?

-Es un demonio, claro está -respondió Chion, mirándolo con desconfianza.

-¿Un demonio? ¿Así de feo? -replicó Helaine, llevándose las manos a la cara, preocupada-. ¡¿Me parezco a él?! Mi papá es un demonio, entonces... ¡Ay no! Pero papito no se parece en nada a eso, ni siquiera un poco -protestó, cruzándose de brazos con una expresión ofendida.

Los demás intercambiaron miradas entre asustados y divertidos ante la actitud confiada de Helaine.

-Será mejor que salgamos de aquí, no tenemos con qué defendernos -dijo Chion, con tono serio.

Pero Helaine, con un toque de valentía, se plantó firme.

-¿Por qué huir? Podemos con él.

-¡Helaine! -exclamó Lancelot, tironeándola suavemente hacia atrás-. No seas imprudente.

-Está bien, está bien -suspiró ella, aunque en su interior sentía una pequeña chispa de emoción ante el peligro-. Pero papá no corre ante cosas feas, ¡y yo tampoco!

-¡Ya vámonos! -Lancelot la jaló del cuello de su blusa, y todos comenzaron a correr mientras el demonio los perseguía, destruyendo árboles y arbustos a su paso-. ¡A este paso, va a arrasar con el bosque!

-¡Por eso te dije que teníamos que enfrentarlo! -protestó Helaine.

-¡Cállate, tonta! ¡¿Quieres que nos mate?! ¡Ni siquiera tenemos una espada! -replicó Lancelot, frustrado.

-No le hables así a la princesa -intervino Chion, poniéndose de su lado.

-¡Ya dejen de pelear y hagan algo, que me estoy cansando! -se quejó Isolda, jadeando.

El demonio estaba a punto de alcanzar a Jade, cuando Lancelot le lanzó una patada que lo hizo retroceder. Sin embargo, el monstruo se reincorporó de inmediato, aún más furioso, y volvió a la carga, arrasando con todo a su paso.

-Creo que se enojó -dijo Helaine y nerviosa se rió.

-¿Tú crees? -jadeó Jade, con el miedo reflejado en sus ojos.

-Bien, ¡ahora es mi turno! -exclamó, lanzándose hacia el demonio. Esquivó un manotazo y le dio un golpe en el costado-¡Shannarooo! -logró que retrocediera unos pocos metros y se estrellara contra unos árboles- ¿De qué está hecho este bicho? -el demonio volvió a levantarse, y el grupo retomó su carrera. Pero en su prisa, Isolda tropezó y cayó- ¡Isolda!

Helaine, que estaba más cerca, se detuvo para ayudarla, viendo de reojo cómo el demonio levantaba una garra, listo para atacarlas. Sin pensarlo dos veces, abrazó a Isolda, preparándose para protegerla. Cerró los ojos, pero... nada pasó.

Al abrirlos, vio al demonio inconsciente en el suelo. Encima de él, con una mirada seria y sin siquiera usar una espada, estaba su hermano mayor, Tristán. Él la miró, y no parecía nada contento.

November 10, 2024
Creo que hoy es un maratón 😅

Everywhere I Go |Lancelot o Percival Donde viven las historias. Descúbrelo ahora