BUCLE INFINITO: NUESTRA HISTORIA SIN FIN +18 (IMAGINA PARK JIMIN Y TÚ)

14 Absurda prueba de esfuerzo

JIMIN:

Se ha llegado el viernes, y con él, la absurda prueba de esfuerzo que me veo obligado a realizar por el bien de mi corazón y el mío. He venido solo para empezar. Le dije a Jungkook que iba a venir aquí en compañía de (T/N), y a ella también le dije esa misma mentira hace dos días: le hice creer que vendría hoy al hospital con mi hermano mayor.

Suspiro, caminando por el pabellón de este lugar. Los dos son víctimas de mi engaño.

Un tal doctor Maximiliano me recibe, en cuanto entro al consultorio, levantándose de su silla y ofreciendo después su mano.

— Bienvenido, Jimin—estrecho su mano firme—Adelante, toma asiento.

Me siento en una de las sillas cerca del escritorio, aturdido y nervioso a la espera de lo que dirá este doctor a continuación:

— Bueno, ¿ha habido más casos de bloqueos cardíacos, o alguna otra enfermedad en tu familia, Jimin?

— No. Solo soy yo.

El único que ha cargado con esta maldición desde mi nacimiento.

— ¿Con qué frecuencia realizas actividad física?

— Antes de la pandemia, solía ir al gym una vez por semana.

Este doctor asiente.

— Recuérdame tu edad, Jimin.

— Veintiuno.

— Eres joven—dice suspirando—¿Viniste acompañado el día de hoy por alguien, Jimin?

Carajo.

Trago saliva, mientras este sujeto me mira con una ceja enarcada.

— Esto...Jungkook está sentado allá afuera, en la sala de espera.

— Necesito que esté aquí presente—dice. La sangre se me congela en las venas—Lo necesitamos en caso de que tú llegues a presentar un episodio de mareo o fatiga que te impida moverte.

Juego con las manos sobre mis piernas, ansioso. Sí este sujeto se entera de que mi hermano Jungkook realmente no está aquí, estoy frito.

— Podemos avisarle después, ¿no cree?—contesto—Digo, sí es necesario que mi hermano tenga que recurrir a ayudarme.

— Te advierto que esta prueba de esfuerzo dura de quince a veinte minutos, Jimin—lo veo entrelazar las manos por encima del escritorio. Un comportamiento típico de los doctores—Para ello, se te hará un ecocardiograma que nos permitirá detectar la verdadera causa de ese pequeño fallo en la fuerza con la que tú corazón bombea.

Yo aparto la mirada hacia la cinta rodante.

— ¿Tengo qué correr ahí?—le pregunto con desdén.

— Sí, allí harás tu prueba—se levanta de la silla y yo lo imito—Ahora, Jimin, necesito que te quites la chaqueta, la gorra, las gafas y la camisa o camiseta que traigas por debajo.

Parpadeo sorprendido. ¿Por qué debo quitarme la ropa de la cintura para arriba? ¿Qué tiene que ver con esa maldita prueba? La puerta del consultorio se abre, justo cuando me estoy quitando la chaqueta, y una bonita enfermera de ojos azules entra sonriente al lugar.

— Llegas justo a tiempo, Sandra. Tengo a este joven a punto de comenzar su prueba de esfuerzo.

— Oh, ¿pero tan niño?—la mujer no puede evadir la sorpresa en su mirada cuando se gira hacia mí—Parece que el mito de eso solo les pasa a los ancianos solo es eso, un mito.

Arrugo la frente, pero me quito también la camiseta antes de que esta enfermera me haga sentar en la camilla.

— Te pondré unos cuantos electrodos para la realización del ecocardiograma, ¿de acuerdo?