Capítulo 18

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A pesar del amor y el cuidado que recibía de Hades, Hermes aún sufría en silencio bajo el peso de sus propios demonios internos, los recuerdos de su pasado llenaban su mente con una mezcla de dolor y angustia, y a menudo se encontraba luchando contra la ansiedad y la tristeza que amenazaban con consumirlo. Las noches eran especialmente difíciles para Hermes, cuando los recuerdos de su abuso a manos de Zeus lo atormentaban sin piedad, las pesadillas lo perseguían en la oscuridad, robándole el poco consuelo que podía encontrar en el sueño y a pesar de los esfuerzos de Hades por consolarlo y calmarlo, Hermes seguía sintiéndose atrapado en un ciclo interminable de dolor y sufrimiento. Sin embargo, a pesar de su sufrimiento, Hermes se aferraba a la esperanza de un futuro mejor. 

Hades observaba con pesar el sufrimiento de Hermes, deseando con todo su corazón poder aliviar su dolor, con cada gesto de afecto y cada palabra de cariño, intentaba reconfortarlo y tranquilizarlo, recordándole que no estaba solo y que juntos podrían superar cualquier adversidad.

"Estoy aquí para ti, Hermes", murmuraba Hades con voz suave, envolviendo a Hermes en un abrazo reconfortante. "No estás solo en esto. Juntos encontraremos la fuerza para enfrentar tus temores y superar tus dolores".

Con palabras de aliento y promesas de apoyo inquebrantable, Hades buscaba calmar la tormenta que rugía dentro del corazón de Hermes. Le recordaba constantemente que el amor que compartían sería suficiente para superar cualquier desafío que la vida les presentara, incluido el cuidado y la protección de su hijo por nacer.

"No importa qué suceda, Hermes", continuaba Hades con voz firme pero compasiva. "Estoy aquí para ti, para cuidarte y protegerte. Y nuestro hijo también recibirá todo el amor y la atención que merece. Juntos, construiremos un futuro lleno de amor y felicidad".

Hades envolvió a Hermes en otro abrazo reconfortante, sintiendo cómo el cuerpo del dios mensajero temblaba ligeramente bajo su tacto, al notar las lágrimas que comenzaban a emerger en los ojos de Hermes, su corazón se llenó de compasión y preocupación.

"Hermes...", murmuró Hades con voz suave, acariciando con ternura la espalda de Hermes mientras lo sostenía cerca. "¿Qué sucede, mi amor? ¿Por qué estás llorando?"

Hermes sollozó suavemente, dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas mientras luchaba por encontrar las palabras para expresar su tormento interior y finalmente, entre sollozos entrecortados, pudo articular sus miedos más profundos.

"Temo... temo no poder estar nunca más íntimamente contigo, Hades", admitió Hermes con voz temblorosa, su confesión cargada de angustia y dolor. "El trauma que me causó Zeus... cada vez que pienso en... en hacer eso, siento pánico. Y la actitud de los demás Olímpicos... hacen que me sienta aún peor. Temo que... que me abandones".

Las palabras de Hermes resonaron en el corazón de Hades con una intensidad abrumadora, conmovido por el dolor y la vulnerabilidad de su amado, apretó el abrazo aún más fuerte, tratando de transmitirle todo el amor y la seguridad que sentía por él.

"Pero, Hermes, escúchame", dijo Hades con voz firme pero compasiva, levantando suavemente el mentón de Hermes para encontrarse con su mirada. "No me importa nunca acostarme contigo, lo único que quiero es estar contigo y ser felices juntos, cuidando a nuestro hijo y preservando el equilibrio de nuestros reinos".

"Gracias, Hades", susurró Hermes con gratitud, dejando que las palabras se deslizaran entre sollozos entrecortados. "Gracias por estar siempre ahí para mí, incluso cuando yo mismo no sabía que te necesitaba".

Hades sonrió con ternura, acariciando suavemente el cabello de Hermes mientras lo mantenía cerca. "Esa es mi promesa, mi amor", dijo con suavidad. "Siempre estaré aquí para ti, para apoyarte, cuidarte y amarte en cada momento y para cuidar a nuestro hijo".

Hermes miró a Hades con una mezcla de sorpresa y gratitud ante sus palabras llenas de amor y compromiso y sin embargo, todavía había una duda persistente en su mente que necesitaba ser aclarada.

"¿De verdad quisiste decir lo de nuestro hijo, Hades?" preguntó Hermes con voz temblorosa, buscando la confirmación de las palabras de su amado. "Es solo que... no sé si puedo asumir que... que me aceptas completamente, a mí y a mi hijo, a pesar de todo lo que ha sucedido".

Hades tomó las manos de Hermes con ternura, mirándolo profundamente a los ojos con una expresión llena de sinceridad y amor. "Hermes, escúchame bien", comenzó con voz suave pero firme. "No me importa quién sea el padre biológico de nuestro hijo. Para mí, ese niño ya es parte de nuestra familia, y lo amaré y cuidaré como si fuera mi propio hijo".

Las palabras de Hades resonaron en el corazón de Hermes con una fuerza abrumadora, disipando las dudas y los temores que habían estado atormentándolo. se sintió abrumado por el amor y la gratitud hacia su compañero, sabiendo que había encontrado a alguien que lo aceptaba y lo amaba incondicionalmente, junto con su hijo por nacer y con un suspiro de alivio, Hermes se dejó envolver por el abrazo reconfortante de Hades, sabiendo que había encontrado un hogar seguro y amoroso en sus brazos.

Hades miró a Hermes con ternura, buscando su consentimiento antes de dar cualquier paso. quería asegurarse de que Hermes se sintiera cómodo y seguro en cada momento. "Hermes, ¿estás bien si te doy un beso?" preguntó Hades con suavidad, buscando la aprobación de su amado antes de actuar.

Hermes asintió con una sonrisa, sintiendo el amor y el respeto que emanaban de las palabras de Hades. "Sí, estoy bien", respondió con gratitud, permitiendo que un sentimiento cálido y reconfortante lo inundara mientras esperaba el dulce contacto de los labios de Hades.

Con un gesto gentil, Hades acercó sus labios a los de Hermes, dejando que el amor y la ternura fluyeran a través de ese gesto simple pero significativo, el beso fue suave y delicado, un testimonio del amor y la conexión que compartían, un recordatorio de que siempre estarían ahí el uno para el otro, en los buenos momentos y en los malos.

Después del beso, Hermes sintió una sensación de paz y plenitud que lo envolvía, sabiendo que estaba en el lugar correcto, con la persona adecuada y se acurrucó más cerca de Hades, sintiéndose amado y protegido en sus brazos, sabiendo que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara. Y así, entre risas y confidencias, abrazos y besos, Hermes y Hades continuaron construyendo su relación sobre una base de amor y respeto mutuo.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora