Capítulo 2

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El caos se extendía por los tres reinos y con cada paso que daba Hermes lejos del Olimpo el caos aumentaba.

Hermes se ocultó en un lugar seguro, lejos de la mirada de los dioses, y se dio cuenta de lo vulnerable que se sentía ya que en el Olimpo, nunca había podido cuidarse a sí mismo, siempre estaba ocupado sirviendo a los demás y soportando los abusos de los olímpicos.

Hermes bastante consciente de su debilidad, decidió usar sus últimos vestigios de energía divina para estabilizar sus dominios y asi con un esfuerzo sobrehumano, mantuvo los caminos abiertos, guió a las almas hacia su destino y aseguró que los mensajes llegaran a su destino. A medida que trabajaba, el caos comenzó a disiparse lentamente.

Pero al final, agotado y sin fuerzas, Hermes cayó al suelo, respirando con dificultad. Su energía divina casi se había agotado por completo, dejándolo desmayado y vulnerable.

Sin embargo, los dioses olímpicos seguían ciegos ante la verdad. No podían concebir que el caos se había desatado por la ausencia de Hermes. Para ellos, era simplemente otro día en el Olimpo, donde su importancia reinaba por encima de todo.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora