Capítulo 34

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Hades miró a Hermes con amor en sus ojos y le dio un beso en la boca, expresando sus sentimientos sin reservas. "Te quiero, Hermes", murmuró con sinceridad, antes de darse cuenta de la incursión planeada por los dioses olímpicos.

El pánico se apoderó de Hermes cuando sintió la presencia de los dioses olímpicos acercándose, creyendo erróneamente que la culpa recaía sobre él y que estaban allí por él, sufrió una gran contracción seguida de una serie de convulsiones, perdiendo el conocimiento en el proceso.

Los curanderos corrieron para atender a Hermes y al bebé en su vientre, luchando por salvarlos mientras Hades se despedía con pesar de su amado esposo, deseándole lo mejor, se dirigió hacia los dioses olímpicos, preparado para enfrentarse a ellos con la ayuda de los seres del Inframundo que se habían enterado del ataque y estaban dispuestos a proteger a su reina a toda costa.

Caronte, las Furias, Cerbero y otros seres se unieron a Hades en su defensa, dispuestos a luchar contra los dioses olímpicos y proteger a Hermes y al futuro heredero del Inframundo y con determinación y valentía, se prepararon para la batalla que se avecinaba, decididos a enfrentar cualquier desafío para proteger a su reino y a su querida reina.

Mientras tanto, Zeus, en su arrogancia, comentó con desdén sobre su aburrimiento al perder a su "juguete", lo que enfureció a Hades al darse cuenta del poco valor que los Olímpicos tenían por las vidas de aquellos que consideraban inferiores.

Mientras Hermes continuaba convulsionando, los curanderos trabajaban con diligencia para estabilizarlo, luchando por su vida y la del bebé que llevaba en su vientre. Hades y los seres del Inframundo rezaban fervientemente por su recuperación, deseando que Hermes saliera ileso de la crisis que los dioses olímpicos habían desatado.

Hades, lleno de ira y determinación, lideraba la defensa del Inframundo contra los dioses olímpicos, decidido a proteger a su reina y a su reino de cualquier amenaza externa. Mientras tanto, los seres del Inframundo se unían en solidaridad, dispuestos a luchar codo a codo con su señor para defender lo que amaban.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora