Capítulo 5

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Tras buscar sin parar Hades por fin encontró el lugar donde estaba Hermes y se horrorizo y sorprendió al ver cómo se encontraba.

Con cuidado, lo levantó en sus brazos, sorprendido por la delicadeza de su figura. Observó con asombro cómo Hermes, a pesar de su estado, seguía manteniendo el equilibrio entre los dominios divinos.

Sin embargo, su sorpresa aumentó cuando notó el pequeño bulto en el vientre de Hermes. La realidad golpeó a Hades con fuerza cuando se dio cuenta de que el mensajero divino estaba embarazado.

"Hermes...", murmuró Hades, lleno de asombro y preocupación. "¿Cómo...?"

Hermes le interrumpió antes de que pudiera terminar su pregunta. "Es de Zeus", admitió con pesar. "No es la primera vez, pero esta vez... me dejó embarazado".

La revelación dejó a Hades atónito. La crueldad de Zeus no conocía límites, y la idea de que el rey de los dioses pudiera hacerle algo así a su propio hijo lo llenó de horror.

"Hades, no puedo permitir que Zeus se entere", continuó Hermes con urgencia. "No sé qué haría si supiera...".

Hades asintió con solemnidad, comprendiendo la gravedad de la situación. Se dio cuenta de lo verdaderamente ciego que había estado, ignorando el sufrimiento y la injusticia que se desataban en el Olimpo. Prometió proteger a Hermes y a su hijo, sin importar el costo, y juró enmendar sus errores pasados, abriendo los ojos a la maldad que residía en el corazón de Zeus. Además Hades sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de la precaria situación de Hermes y observó con pesar cómo la vida del mensajero divino pendía de un hilo, su respiración débil y entrecortada, su divinidad desvaneciéndose con cada latido de su corazón agonizante.

"¡Hermes, debemos llevarte a un lugar seguro!", exclamó Hades, con urgencia en su voz. "Necesitas descansar y recuperar tu fuerza".

Hermes asintió débilmente, demasiado agotado para pronunciar palabra. Con un gesto, Hades lo envolvió en una suave aura protectora y lo llevó consigo, alejándolo del Olimpo y del peligro que representaba la presencia de Zeus.

Mientras lo transportaba, Hades se prometió a sí mismo hacer todo lo posible para salvar a Hermes y a su hijo, reconoció la importancia del mensajero divino en los reinos y lamentó profundamente no haberlo apreciado antes y en ese momento de claridad, se comprometió a enmendar sus errores pasados y a luchar contra la injusticia y la crueldad que reinaban en el Olimpo.

Con cada paso que daba, la determinación de Hades se fortalecía, alimentada por el deseo de proteger a aquellos que habían sido menospreciados y maltratados y mientras llevaba a Hermes hacia un lugar seguro, juró hacer todo lo posible para asegurar un futuro mejor para él, su hijo y todos los habitantes de los reinos divinos.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora