Capítulo 45

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A medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, los esfuerzos de los curanderos por encontrar una cura para la maldición se volvían más desesperados. Cada hechizo lanzado, cada remedio preparado, parecía acercarlos un poco más a la respuesta que tanto ansiaban, pero el tiempo seguía siendo su enemigo más implacable.

Hades, en su desesperación y anhelo, se aferraba a la esperanza como un faro en la tormenta, hablaba con Hermes cada día, compartiendo historias de su amor y recordándole el mundo que lo esperaba fuera de su sueño profundo. Los cuatrillizos crecían rápidamente, llenando el palacio con risas y alegría, pero su ausencia materna era una sombra que oscurecía incluso los momentos más luminosos.

Mientras tanto, en el Inframundo, la ausencia de Hermes se hacía sentir en cada rincón: el reino anhelaba el regreso de su reina perdida, y sus súbditos rezaban por su recuperación, las sombras parecían más densas, el aire más pesado, como si el propio Inframundo estuviera de luto por la pérdida de su gobernante más querida.

Pero entre la oscuridad, los curanderos encontraron un rayo de esperanza, después de incontables noches de estudio y experimentación, descubrieron un antiguo ritual que prometía romper el hechizo y devolver a Hermes a la vigilia y así con una determinación renovada, se prepararon para llevar a cabo el ritual, sabiendo que el destino del Inframundo y de su amada reina pendía de un hilo.

Con el corazón lleno de esperanza y los ojos fijos en el futuro, Hades y los curanderos se prepararon para desafiar al destino y traer de vuelta a Hermes de su largo sueño.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora