Capítulo 35

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Con determinación y valentía, Hades y los seres del Inframundo lograron expulsar a los dioses olímpicos y a Zeus de su reino, protegiendo así a Hermes y a su hijo por nacer. Una vez que los intrusos fueron expulsados, Hades corrió hacia su amado esposo, solo para encontrarse con que los sanadores aún estaban luchando por estabilizarlo y que seguía sin conocimiento.

Con un nudo en la garganta, Hades se esforzó por comunicarse con Hermes, deseando con todo su ser que su esposa estuviera consciente y bien, le aseguró en silencio que los dioses olímpicos se habían marchado, que todo estaba bajo control y que ignoraban por completo la presencia de Hermes en el Inframundo.

Mientras tanto, en el Olimpo, los dioses olímpicos se retiraron, satisfechos de haber encontrado algo de entretenimiento en el caos que habían causado, sin sospechar que Hermes había estado presente en el Inframundo todo el tiempo.

Por su parte, los seres del Inframundo se pusieron manos a la obra para restaurar su reino, sintiendo una ira renovada hacia los dioses olímpicos por su intrusión y preocupándose profundamente por la seguridad y el bienestar de su querida reina y su heredero por nacer, con determinación y solidaridad, se comprometieron a proteger a Hermes y a su hijo, sin importar las amenazas que enfrentaran en el futuro.

Con el paso de las horas, Hermes finalmente comenzó a mostrar signos de mejoría, los esfuerzos incansables de los sanadores finalmente dieron frutos, y su condición comenzó a estabilizarse lentamente. Hades permaneció a su lado en todo momento, brindándole apoyo y consuelo mientras los curanderos continuaban su labor.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora