Capítulo 20

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Estaba flipando. Todo el pueblo estaba cubierto de la nieve más limpia que había visto en muchísimo tiempo; los bancos, parte de la acera (en la que había un par de magos adultos retirándola con un hechizo), los altos y puntiagudos tejados... Todo era blanco.

La tristeza por el asunto de mi madre se hizo a un lado, dejando paso a una terrible ilusión. Me encantaba la nieve. Siempre había vivido muy buenas experiencias en los días nevados. Hermione, en el tren, me había regalado un gorro de lana que había tejido ella misma. No era el mejor gorro del mundo en cuanto a técnicas de tejer, pero el detalle me hizo muy feliz. Her había pasado tiempo esforzándose en hacer aquel gorro de lana rosa claro, al que había añadido un pompón. Lo llevaba puesto, calentándome las orejas, y no pensaba quitármelo.

- Vaya... - Dijo Ronald, mirando a los alrededores. Tenía la boca abierta en una sonrisa y sus ojos verdes expresaban una gran curiosidad.

- Es espectacular. - Añadió Hermione, con un semblante parecido. Su cabeza también tenía un gorro igual que el mío, pero de un tono de rosa más oscuro. Me gustaba que compartiésemos algo así.

Como aún estábamos demasiado rodeados de alumnos de tercer año en adelante y no podíamos dejar que se dieran cuenta de la presencia de Harry, quien seguía tapado por la manta de invisibilidad, nos fuimos de la abarrotada zona. Me alegré mucho de que aquellos magos hubiesen limpiado el suelo, porque, si no, los demás verían las huellas de Harry.

- ¡Vamos! - Les dije, sonriente. - Quiero una de esas famosas cervezas de mantequilla, chicos.

Sonrieron ante mi entusiasmo y empezamos a caminar, viendo los diferentes escaparates de las tiendas del pequeño pueblo. Honeydukes, Las Tres Escobas, Ollivanders, la Tienda de Bromas de Zonko, Dervish & Banges... Había leído acerca de todos estos negocios y tenía muchas ganas de entrar en la tienda de bromas justo después de ir a Las Tres escobas, ya que era tan conocida en el mundo mágico.

Una vez estuvimos solos, Harry se atrevió a susurrar un poco. No podían verlo o lo castigarían sin volver. Era una situación bastante inusual y por ende, me daba un poco la risa tonta. Un poco mucho.

- Cuatro cervezas de mantequilla. - Pidió Hermione, una vez se acercó una camarera. Era rubia, de pelo rizado y ojos aventureros. Nos miró a los tres (ya que Harry era invisible) y frunció el ceño.

- Sí, que tengo una sed... Necesito dos si no quiero morir deshidratada. - Improvisé, actuando lo mejor que pude. - Por Merlín, no me hagáis correr nunca más, chicos. 

La mujer sonrió ante mi respuesta y se fue de la mesa a paso ligero. Había mucha gente ahí, pero por suerte habíamos conseguido una mesa al fondo del lugar, algo escondida por una columna. Harry se sentó apoyado en la columna, para que no lo notaran. Era un sitio perfecto para eso.

Hermione, Ron y yo empezamos a partirnos de risa cuando la mujer estuvo lo suficientemente lejos.

- "Sí, que tengo una sed..." - Repitió Ron, mofándose un poco de mí. Hermione y yo nos reímos aún más y escuchamos a Harry aguantarse la risa. 

- "Por Merlín, no me hagáis correr nunca más, chicos". - Añadió Harry, por lo bajo. 

- ¡Qué queríais que hiciera! - Respondí, entre carcajadas. - ¡No podía dejar que nos mirara raro, que tengo la risa floja, por favor!

- ¡Vaya cara estabais poniendo los tres! - Comentó Harry. - Ojalá hubiese traído la cámara.

Nos reímos aún más y estuvimos hablando unos minutos hasta que nos trajeron nuestra comanda. Había cuatro jarras con un líquido amarillento y mucha espuma. Tenía buena pinta, la verdad.

- Huele súper bien. - Comentó Ron, lamiéndose los labios. 

- Muchas gracias. - Le dijimos a la camarera, los cuatro. Harry había metido la pata. La mujer nos miró extrañada, flipando un poco al oír a otra persona pero no verla.

- Dios mío, Ron. - Empezó a decir la gryffindor, girándose hacia él con una expresión de completo fastidio. - ¡Esto de haberte apuntado al Coro del Sapo no te da derecho a ir cambiando la voz a cada segundo! Me asustas siempre, de verdad.

- Lo siento, Hermione. ¡Es que el profesor Fitwick es muy estricto! Ya sabes cómo se pone cuando me ve por los pasillos. Siempre me dice que tengo que practicar más o me echarán.

Llegados a ese punto, la mujer se dio la vuelta después de murmurar un "que aproveche, chicos" y se fue a atender a una mesa en la que estaban varios alumnos de Slytherin, incluyendo a mi italiano favorito.

Debí de quedarme mirándolo un rato, porque tanto Ronald como Hermione se giraron a ver a qué le estaba prestando tanta atención. Harry se rio por lo bajo.

- Ya veo... - Comentó Hermione, sonriendo con picardía.

- ¿Qué ves? - Pregunté yo, dirigiendo de nuevo mi atención a mis amigos. Fruncí ligeramente el ceño, sin enterarme de qué ocurría.

- ¡Vamos, Isabella! - Exclamó Ron, partiéndose de risa. - ¿Por qué te encanta tantísimo Nott? Quiero las razones numeradas, por favor. - Me cuestionó, provocando que Hermione me mirase con atención. Aunque no podía verlo, sabía que Harry también me miraba. Ese tipo de cosas las percibía con facilidad, como mi hermano Leo.

- ¡Qué dices! No me "encanta tantísimo" Theodore. - Respondí yo, empezando a jugar con mi collar mientras continué hablando. - Em... simplemente nos llevamos bien. Es un buen chico.

- Sí, es suuúper buen chico, Isa. - Dijo Harry, con sarcasmo impregnado en cada palabra. - A ver, ¿con quién es un "buen chico"? - Preguntó retóricamente, haciendo que mis mejillas se pusieran rojas. - Contigo, Isa, solo lo he visto actuar tan bien contigo.

- Pues sí. A los demás parece que no los ve. Nosotros creíamos que vivía en su propio mundo: no hablaba con personas que no fuesen sus amigos, siempre parecía estar pensando en sus cosas, pasaba de novias... Hasta que has llegado. - Razonó Hermione, sacándome una sonrisa. 

- Bueno, no somos novios. - Dije yo, provocando que ambos levantaran una ceja. - ¡Es verdad!

- Ay, se me había olvidado decíroslo... - Susurró Ron, mirando al suelo. Nuestra atención se centró en el pelirrojo, quien se debatía entre contarnos la información o no hacer nada. - Isabella, no me mates. Hermione, tú tampoco, porfi. Puede que George me dijera que Theodore y Matheo se han pegado hoy con alguien que se reía de lo de tu madre...

- ¡QUÉ! - Gritamos Hermione y yo. Menos mal que había mucho ruido, porque sino nos hubiesen echado del local. 

- Por Merlín. - Juré yo, pasándome las manos por el pelo. - Ahora vuelvo. - Concluí, levantándome de mi sitio y yéndome hacia la mesa de los slytherins.

"Rosier" - Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora