Capítulo 13

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Al despertarme al día siguiente, me sentí satisfecha. Había conseguido entrar y salir de la sala común de Gryffindor sin ser vista. Es cierto que tuve ayuda, pero de todas maneras, era motivo de orgullo y también de agradecimiento hacia Matheo y los gemelos Weasley. Iré a Honeydukes cuando vayamos a Hogsmeade y les compraré unas golosinas, pensé. Seguro que les gustaba la idea.

Me levanté y me di una ducha para despertarme un poco, ya que no había dormido demasiado. Hice lo mismo que cada mañana: lavarme los dientes con pasta extra mentolada, ordenarme un poco el pelo, ponerme cacao con color, colorete y mi perfume y vestirme con el uniforme. Preparé en un bolso los deberes que Snape nos había encargado y metí también un paquete de chicles de menta. Sonreí al ver la sudadera de Theodore en mi silla y oler su colonia. Por último, me puse unas botas negras, la joyería dorada que solía llevar y salí por la puerta de mi habitación. Estaba contenta de no haber avisado de que estaba durmiendo sola. Me gustaba la privacidad.

Al llegar a la sala común, vi a Daphne y a Pansy y fuimos juntas hasta el Gran Comedor, ya con ganas de desayunar. Me rugía un poco la barriga mientras hablábamos. La noche anterior, por culpa de los nervios, había cenado menos de lo normal.

- Chicas, tengo que contaros una cosa. - Anunció Daphne, bajando el tono de voz y dejando ver una pequeña sonrisa. - He empezado a hablar con un chico de nuestra casa.

Nos quedamos un par de segundos procesando la nueva información. Pansy y yo nos miramos y empezamos con el bombardeo de preguntas que, claramente, Daphne se esperaba que haríamos. Ella se reía al escucharnos y ponía los ojos en blanco, pero estaba ilusionada. Ilusionada de verdad.

- ¿Quién es, Daph? ¿Cuándo empezasteis a hablar? ¿Lo conocemos mucho? ¿Es amigo nuestro? ¿Es gracioso? ¿Dirías que se parece más a Matheo o a Draco? ¿Habla ruso? ¡¿QUIÉN ES, DAPHNE?! - Íbamos diciendo Pansy y yo, emocionadas e impacientes por saber quién le interesaba a nuestra rubia.

Blaise pasaba por allí y, al escucharnos hablar tan alto, se acercó.

- ¿Os habéis comido un micrófono? - Preguntó, riéndose ligeramente. - Son las siete y media de la mañana. No sé de dónde sacáis la energía.

- ¡Pregúntale a Daphne! - Respondió la pelinegra, girándose hacia su amiga. - Ella es la culpable. Hoy está muchísimo más misteriosa de lo normal, ¿no, Isabella?

Ahí fue cuando también miré a Daphne con una sonrisa y me fijé en el tono rosa de sus mejillas. Abrí los ojos como platos al darme cuenta de lo que estaba pasando. Blaise Zabini, mago de nuestra casa, mirando a nuestra amiga descaradamente, acercándose a nosotras tan temprano, la sonrisa burlona que había puesto al escuchar decir a Pansy lo misteriosa que estaba Daph... El chico era Blaise. 

Pansy pareció darse cuenta, porque también abrió mucho los ojos y me miró a mí y luego pasó su mirada de Daphne a Blaise unas cuantas veces. Yo le sonreí para indicarle que también había llegado a la misma conclusión que ella y, de repente, me hice la despistada.

- Por Merlín, me he dejado el libro de Defensa contra las Artes Oscuras en mi cuarto. - Empecé, pasándome la mano por la cara para simular irritación. - Pansy, ¿me acompañas a por él, por favor? Y así me vas contando acerca de tu viaje a Italia. Además de en Roma y Venecia, ¿estuviste en algún otro sitio? - Pregunté, dirigiéndome hacia la sala común de Slytherin con Pansy, quien me miraba con complicidad.

- Pues sí, Isa. Estuve con mis padres en un pueblo precioso. Creo que se llamaba Pavía... - Me respondió ella, siguiéndome el juego. Nos giramos las dos al cabo de unos metros para ver como Daphne articulaba "Yo os mato, de verdad", a lo que respondimos lanzándole un beso y sonriendo con picardía.

Al ver como Blaise pasaba un brazo por los hombros de Daphne y empezaban a entrar en el Gran Comedor, casi empezamos a chillar ahí mismo, en el pasillo con más eco de todo el colegio. Menos mal que aún nos quedaba una pizca de autocontrol.

- Estoy flipando. Flipando mucho. 

- Yo me quedo loca, Pans.


...


- Buongiorno, bella. - Me saludó Theodore, sentándose a mi lado. Le sonreí, contenta de verlo, y le di un beso en la mejilla. Noté como sonreía mientras lo besaba.

- Buongiorno, bello. - Imité, pegándole un mordisco a mi tostada con mantequilla y mermelada de melocotón. - ¿Cómo has dormido?

- Bene, aunque escuché pasos como a las dos y veinte de la madrugada. No sé quién estaba despierto, pero había estado fuera. Me despertó el sonido de la puerta al cerrarse. ¿Y tú, cómo has dormido? - Me respondió, con total tranquilidad. Yo me puse un poco pálida.

- ¿Merlín, tan fuerte se escuchó? Fue culpa mía, Theo. Yo te desperté. - Le dije, después de que el me mirase la cara y me preguntase si me encontraba bien.

- ¿Qué? ¿Qué hacías despierta a esas horas, bella? - Me cuestionó, pero no lo noté enfadado, sino más bien sorprendido.

- Bueno, prepárate. 

Se lo conté todo. Todo, todo, todo. Sin excluir ningún tipo de detalle. Le hablé de lo que Daphne me había dicho, de Sirius Black, de los pasadizos que había en Hogwarts, de como iba vestida de negro y de lo "espía" que me sentí, de la ayuda que me dio Matheo, de nuestro encuentro con los gemelos Weasley, del hechizo que le lancé al pobre George, de mi charla con el trío de oro... En fin, le conté todo lo que se podía decir del tema. Incluyendo que era un secreto.

- Guau. ¿Y todo eso ocurrió ayer, Isabella? - Me cuestionó, a lo que yo asentí. - Por eso estás cansada. No me extraña nada.

- ¿No estás enfadado conmigo, Theo?

- Che dici, bella? Non posso essere arrabbiato con te. - Me respondió, con su mano en mi mejilla y sus ojos mirando fijamente a los míos. - Pero, ¿por qué no me lo dijiste? Podría haberte ayudado.

- Lo so, ma non volevo farti preoccupare, bello. - Le contesté, sintiéndome un poco culpable. - No quería darte malas noticias ni que estuvieras preocupado. 

Sonrió y se acercó más a mí.

- Sei perfetta, bella. - Dijo, antes de inclinarse para besarme.

"Rosier" - Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora