Capítulo 17

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Después de las clases, fui al Gran Comedor y, por fin, Dumbledore hizo el comunicado que varios habíamos estado esperando. La noticia había salido a la luz imitando su velocidad. Nos habló de Sirius Black, infundiéndonos la calma absoluta que irradiaban sus palabras. Explicó que los dementores vigilarían el castillo para protegernos del prisionero (o mejor dicho, fugitivo) de Azkaban y que, "por favor", respetásemos los toques de queda y las normas establecidas.

Dumbledore me daba una sensación extraña, siendo sincera. No tenía claro lo que me parecía como persona (si me hubiesen pedido en ese momento que lo valorara del uno al diez, no habría podido responder) y me parecía un mago omnipotente, por así decirlo. Parecía conocerlo todo acerca de todos; semblaba capaz de entrar en el alma de las personas y llevarse la información que quisiera. Como el Sombrero Seleccionador. Era una persona extraña, pero muy poderosa.

Comí con Matheo, Daphne, Pansy, Blaise, Draco y Theodore y nos encargamos de planificar la fiesta de esa noche. Quedamos en que Matheo, Theo y yo nos encargaríamos de invitar a la gente; Blaise y Draco comprarían las bebidas y Daphne y Pansy escogerían las canciones, las luces y los altavoces. 

Sentía que era necesario tener un momento de desconexión del presente en ese momento; algo positivo y próximo en lo que pensar para no volvernos locos. Teníamos un solo objetivo en ese momento: disfrutar.

Por eso Theodore, Matheo y yo invitaríamos a todo el mundo.


...


¿Che cazzo se supone que me tengo que poner?

Ese fue mi primer pensamiento al llegar a mi cuarto y sentarme en mi cama, habiendo dejado abiertas las puertas de mi armario. Eran las siete de la tarde y ya habíamos cenado. Tenía varias ideas de conjuntos en mi mente, pero no sabía hasta qué punto se preparaba la gente para las fiestas de Slytherin. Es decir, no sabía el grado de formalidad.

Decidí que lo mejor era levantarme, poner las ideas que tenía pensadas sobre mi cama y pedir consejo a Daphne y a Pansy. Ellas sabrían qué hacer.

Me fui a su habitación y piqué a su puerta. Me abrió Daphne, con una goma de pelo en la boca, preparada para hacerse una coleta. Al verme, sonrió.

- Hola, guapa. - Me saludó la rubia, con un gesto cariñoso, haciéndose una coleta suelta. 

- Hola, Daph. - Respondí, animada.

- ¿Quién es? - Escuché decir a Pansy, a lo lejos. Oí como se acercaba.

- ¡Isa! - Se alegró la pelinegra. - Entra. ¿Preparada para la fiesta? - Preguntó, haciéndome reír. 

- A eso venía, Pans. No tengo ni idea de qué ponerme. ¿Aquí la gente se arregla mucho para estas cosas, chicas? - Cuestioné, con una leve sonrisa que decía "soy nueva y necesito ayuda".

Estaba muy emocionada. Todos los lugares con música alta se llevaban mi corazón y, según lo que me había dicho Matheo, esa era la especialidad de Daphne y Pansy. No tenía claro si iba a conocer las canciones, pero me encantaba todo tipo de música, así que lo disfrutaría igualmente.

- Define "arreglarse", Isa. - Rio la rubia. - Depende mucho. Pans y yo, sí. Nos encanta la ropa. 

- Y se nos da bien. - Añadió Pansy, guiñando un ojo y haciéndonos reír. - ¿Por qué no vienes con nosotras a arreglarte? Te acompañamos a tu cuarto, vemos tus ideas, te damos nuestras recomendaciones y te preparas con nosotras. Aún tenemos más de hora y media. A ver, la fiesta empieza en una hora, pero las guapas llegamos tarde. - Confesó, sacándome una carcajada.

"Rosier" - Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora