Capítulo 23

544 33 5
                                    


Al salir de las Tres Escobas, llevé a Matheo y a Theodore a un lugar en el que no hubiese mucha gente de por medio. No quería que nos escuchase ningún profesor, ni tampoco ningún alumno, para que nadie más pudiese delatar la escena que hubo ocurrido hoy. No fue fácil encontrar un sitio tranquilo cuando había tantísima gente recorriendo el famoso pueblo, pero después de mucho caminar, lo encontramos.

Nos quedamos en una zona llena de nieve, en la que no había absolutamente nadie que pudiera escucharnos (a no ser que Harry estuviese allí con su capa, pero dudaba de que él fuese a chivarse). Los chicos estaban aún en silencio, mirándome como si no supieran de qué les iba a hablar. Ambos llevaban plasmados signos de interrogación en sus rostros.

- ¿Y bien? - Me preguntó Matheo, agachando un poco su cabeza y provocando que uno de sus rizos se descolocara y llegara hasta su nariz. No se lo apartó. Me coloqué mejor el gorro rosa que Her me había regalado antes de responder, ya que estaba haciendo algo más de frío. 

Agradecí profundamente llevar una camiseta térmica debajo del jersey gris (que había recortado un poco para que no sobresaliera) y unas medias calentitas cubriéndome las piernas, además de mis botas con pelito en el interior. 

- ¿No tenéis nada que contarme, chicos? - Respondí, también con una pregunta. Crucé mis brazos y fruncí el ceño ligeramente. Noté como se miraban entre ellos y como parecían pensar de forma genuina en ello. ¿Me están vacilando?

- Em... Draco está pensando en comprarle un collar nuevo a Narcissa, su madre. - Me dijo Theodore, con cara de no haber roto ningún plato en su vida. Sus ojos estaban ese día de un color entre el gris y el verde, sin acabar de decidir su tono. Era una preciosa mezcla. 

- ¡Theo, no quería hablar de eso! ¡Me refería a la pelea de esta mañana! - Exclamé, subiendo ligeramente la voz y acercándome a los dos slytherins con cara de estupefacción. Era algo que hacía cuando actuaba por impulso (que, por suerte, era la menor parte de las veces). Siempre me acercaba a las personas sin darme cuenta. - ¿Por qué habéis pegado a esos estudiantes?

- Porque eran gilipollas. - Me respondió Matheo, al segundo. Lo dijo con una sencillez que casi me provoca una sonrisa.

- Hay muchos gilipollas por el mundo, Matt. Yo no les voy dando puñetazos. Tendría los nudillos siempre destrozados. - Le comenté, con calma. - No quiero que os expulsen.

Vi como el rizoso sonreía ante mi respuesta y como se acercaba a ponerme uno de sus brazos por mis hombros, en un gesto amistoso. Murmuró "¿Acaso te preocupas por nosotros, Isa?", lo que me hizo fruncir el ceño y poner los ojos en blanco, sonriendo ligeramente. Obviamente que me preocupaba por ellos.

- E tu? Perché l'hai fatto, Theo? * - Le cuestioné a mi italiano favorito, observando como parecía sonreír con la cara, a pesar de no tener las comisuras de su (majestuosa) boca levantadas.

Theodore me miró fijamente a los ojos. 

- Perché credi, bella? Non permetterò a nessuno di parlare male di te.

Mi corazón ya se había vuelto loco y bombeaba tantísima sangre que podría haber llenado una piscina olímpica con ella. Sonreí y lo acerqué a Matheo y a mí, haciendo que los brazos de ambos chicos estuviesen sobre mis hombros y, los míos, rodeando sus cinturas.

Nos fuimos de ahí y tuvimos un día redondo: paseamos un rato, hicimos una guerra de bolas de blanca nieve, nos tomamos un chocolate caliente en un establecimiento del pueblo, fuimos a Honeydukes a por chuches increíblemente extravagantes (y le compré las más raras a Charlotte), nos metimos en un par de tiendas de antigüedades que tenían una infinidad de cosas y compré un CD de música rock para mi padre y una camiseta firmada por Roderick Plumpton (un jugador muy famoso de los Tornados de Tutshill que le encantaría a Leo, ya que era su jugador de Quidditch favorito).

Cuando me quise dar cuenta, el domingo ya había llegado a su fin.


...


¡Hola!

Este capítulo es algo cortito, pero quería actualizar ya la historia. Estoy teniendo muy poco tiempo para escribir ya que he vuelto a irme de viaje y paso casi todo el día fuera, así que os pido disculpas de antemano. Mañana (en teoría, jajaja) tendré un día mucho más tranquilo y podré dedicarle algo más de tiempo a continuar "Rosier". 

También quería daros las gracias de nuevo, porque ya pasan las 4000 visualizaciones de esta historia y no puedo estar más feliz y agradecida de esta maravillosa bienvenida que me habéis dado. Que la historia se esté dando a conocer es gracias a vosotros.

Espero que estéis teniendo un gran verano y que el tiempo de estos meses os esté cundiendo. Siento que esta época del año es ideal para hacer planes, pero también necesitamos relajarnos. Tomáoslo con calma y disfrutadlo muchísimo 🫶

¡Buen verano!

Sara 

"Rosier" - Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora