"Rosier" - Theodore Nott

Capítulo 9

- ¿Dónde vamos hoy? - Me preguntó Theodore, mirándome con esos ojos tan bonitos. Estaba sentada a su lado en la mesa de Slytherin mientras comíamos. Ese día no teníamos más clases después de comer, lo que me alegraba mucho. Mastiqué mis macarrones con tomate y parmesano y le miré con las cejas levantadas.

- Teníamos un trato, Theo. - Respondí después de beber un poco de agua. - ¿Recuerdas?

- Claro que me acuerdo, pero esperaba que tú no. - Me dijo, haciéndome reír. - ¿En serio quieres ir a la biblioteca? ¿Davvero? *

- A ver, lo que quiero es aprobar Pociones. Supongo que el método para lograrlo es ese. - Aclaré, con una sonrisa algo burlona. Obviamente, prefería ir con él a dar un paseo por el Lago Negro o por el bosque, pero el trabajo de Pociones era más prioritario.

- D'accordo, bella. * - Accedió, con pocas ganas, pero con una leve sonrisa. - ¿A qué hora quieres ir? 

- Podemos ir ahora, terminar pronto el trabajo de Snape y luego ir a dar un paseo. - Propuse, mirando como Theodore asentía y sonreía. - Ma prima voglio un tè. *

- ¿Un té verde? - Me preguntó, a lo que respondí que sí. - Voy a por dos, entonces. 

- Grazie, Theo. - Añadí, viendo como se levantaba y se alejaba. Estaba precioso ese día. Ya se había quitado el uniforme, al igual que yo. Llevaba unos pantalones vaqueros de color azul oscuro y una sudadera negra con estrellas en tonos blancos que provocaba que el color claro de sus ojos resaltase aún más. Yo también iba vestida sin el uniforme. Me había puesto una blusa de color azul marino y unos pantalones negros algo acampanados. Era gracioso, porque íbamos con los colores invertidos.

- ¡Isabella! - Chilló alguien, a mi espalda. Era Daphne, estaba algo alterada.

- Hola, Daphne. ¿Va todo bien? ¿Ha pasado algo? - Le cuestioné. Aunque era algo nerviosa, parecía fuera de lugar su expresión de desconcierto. 

- No, no va todo bien. ¿Sabes de qué me he enterado? ¿Sabes quién se ha escapado de Azkaban? ¡Sirius Black, Isabella! - Decía, híper preocupada, hablando tan rápido que me costaba asimilar lo que me había dicho. 

- ¿Qué? ¿Cómo es eso posible, Daph? Azkaban es un lugar muy vigilado... - Empecé, reuniendo toda la información que podía estar relacionada de alguna manera con aquel horrible suceso. "Los dementores", pensé. Por eso había dementores en el expreso el primer día. "Tengo que avisar a Harry".

- Isabella, esto es muy peligroso. Se está empezando a conocer y no conviene que la noticia vuele por todo el colegio a la velocidad de la nueva Nimbus. Creo que Dumbledore va a hablar pronto de este tema: puede que hoy, mañana o pasado. Pero es peligroso salir del castillo, porque fue el responsable de la muerte de los padres de Harry...

- Y puede que venga a Hogwarts a encargarse de él, ¿no? - Pregunté, retóricamente, porque ya sabía que la respuesta era un sí. Esto era horrible. Notaba como estaba jugando con mi collar, cosa que hacía siempre que me ponía nerviosa.

- Isabella, hay que tener mucho cuidado. Cuantas menos personas lo sepan, mejor. Te lo he dicho para que vayas con cuidado y avises a Harry. Necesita saberlo. - Advirtió, dándome uno de sus firmes abrazos. - Tengo que irme, pero hablamos luego. 

- Adiós, Daphne. Y gracias.

Mi amigo estaba en peligro. En un grave peligro. Y no podía correr el riesgo de ir a decírselo ahora mismo, por si alguien nos oía. Decidí que me acercaría al trío de oro para poder acordar un sitio y una hora concreta y así hablar del tema.

- Toma, bella. - Dijo Theodore, tendiéndome una taza de té que acepté con ganas.

- Gracias. - Me encantaba el olor del té verde con menta. Era muy relajante, cosa que me venía genial en ese momento. - Theo, necesito hacer una cosa antes de ir a la biblioteca. Serán solo cinco minutos, ¿vale? 

- De acuerdo. - Respondió, acercándose un poco a mí, preocupado. - ¿Estás bien, bella?

- Sí, no te preocupes. - Dije, sonriendo con ternura. Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla, olvidándome por completo de la cantidad de gente que había a nuestro alrededor. Me puse algo roja al apartarme de él y ver que había tantas personas mirándonos. - Perdona, no me he dado cuenta...

- No te disculpes, bella. Me encanta que me beses. - Vale, me muero aquí mismo. Que vayan poniendo en mi lápida: "Le dio un paro al corazón por culpa de Theodore Nott y las cosas que le decía de forma espontánea". - Voy a ir a por mis cosas. Ve a mi cuarto cuando estés lista y vamos a la biblioteca.

Me dio un beso en la frente y se fue, dejándome algo atontada por sus palabras y acciones y con un vago recuerdo de lo que tenía que hacer. ¡Harry, por Merlín! 

Me di prisa en llegar a la mesa de Gryffindor y busqué al trío de oro con rapidez. Una vez los vi, me senté al lado de Hermione, casi sin aliento por los nervios, Theodore y las noticias que tenía que darles.

- ¡Chicos, por fin os veo! - Saludé, con una sonrisa nerviosa. 

- ¡Isa! - Saludaron los tres, con una sonrisa curiosa.

- ¿Qué ha sido eso, Isabella? - Me preguntó Harry, haciendo referencia a lo que, probablemente, había visto todo el Gran Comedor. Noté como me ponía roja, pero no me desconcentré. 

- Luego os lo cuento, pero ahora, tenéis que escucharme. - Resumí, captando su total atención. - Me he enterado de algo muy importante que debéis saber, pero no os lo puedo contar aquí porque es algo secreto. - Añadí, acercándome a ellos y bajando mucho el tono de voz.

- Isabella, nos estás asustando. - Dijo Ron, riéndose un poco, pero se le veía algo inquieto.

- Siento no poderos dar más detalles, de verdad, pero es que necesito saber a qué hora podemos vernos hoy para poder explicároslo. 

Hermione me miró, preocupada y curiosa y empezó a escribir en una servilleta. Me la tendió en cuanto acabó de escribir y la leí rápidamente.

- Esta es la contraseña de nuestra sala común. - Me explicó, empleando el mismo tono de voz que había usado yo antes. - Nos vemos ahí a las doce en punto. No habrá nadie despierto a esa hora. Ten mucho cuidado con Filch y la señora Norris, Isabella. 

- De acuerdo. Allí nos veremos. - Concluí, levantándome de la mesa.

Necesitaba un plan y sabía perfectamente a quien pedirle ayuda.