ᴾᵃʳᵗᵉ ᴾʳⁱᵐᵉʳᵃ, ᶜᵃᵖíᵗᵘˡᵒ ᴰᵉᶜⁱᵐᵒqᵘⁱⁿᵗᵒ.

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'𝒬𝓊𝑒𝒹𝒶𝓃 𝒯𝓇𝑒𝓈 𝒟í𝒶𝓈'

El sol se filtraba por las hojas de los árboles altos, provocando un juego de luces que se entremezclaba con el verde del césped naciente y la tibieza de los rayos de luz

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El sol se filtraba por las hojas de los árboles altos, provocando un juego de luces que se entremezclaba con el verde del césped naciente y la tibieza de los rayos de luz. Aunque el sol había salido hacía menos de cinco horas, el frío persistía en el ambiente, envolviendo a los jóvenes ninjas en un abrazo helado.

Les esperaba una larga caminata. 

Debido al desconocimiento del terreno y a la necesidad de no malgastar energía, los equipos siete y diez habían decidido dejar de correr tras asegurarse de que estaban lo suficientemente alejados del escondite de la gran anciana. 

Sabían que debían conservar sus fuerzas para cualquier situación imprevista que pudiera surgir y, además, evitar revelar su posición.

Shikadai, con su mente estratégica, pensó que la mejor opción era caminar bajo las copas de los árboles en la vasta zona arbórea. No retomarían la carrera hasta estar seguros de que iban en la dirección correcta.

La formación de la caminata estaba cuidadosamente planeada: ChouChou cerraba la marcha, mientras que Boruto, Inojin y Mitsuki ocupaban el centro, con Inojin en el medio. Al frente, Sarada y Shikadai lideraban, con el heredero del clan Nara marcando el paso.

Shikadai había sido la mente maestra detrás de esta fuga. A pesar de las dudas sobre qué hacer una vez que llegaran a su destino, él no mostraba signos de arrepentimiento. 

Estaba decidido a enfrentar a Mirai, no como el niño al que había jurado proteger, sino como un Chunin, como un igual.

¿Cómo sabían de ella, cuando no habían tenido noticias sobre la Sarutobi desde que se despidió de ellos una noche?

La respuesta había sido guardada celosamente por alguien que confiaba en ella, alguien que rezaba por su llegada, pero que había sucumbido a la culpa de ver a Shikadai tan afligido después de que Boruto contase su experiencia en ese sueño lúcido, un sueño en el que dijo haber visto una versión rejuvenecida de su difunto padre.

Boruto había jurado una y otra vez que lo que vio no era un simple sueño, defendiendo que reconocía perfectamente el rostro joven de su padre gracias a los recuerdos y fotografías que su madre guardaba. 

Fue este relato lo que finalmente convenció a Shikadai de tomar una decisión: debía ir tras Mirai.

Inicialmente, Shikadai había planeado irse solo, pero su equipo se negó a dejarlo partir sin ellos. ChouChou había insistido en unirse, e Inojin había seguido de cerca cada uno de sus pasos.

Mitsuki también se les unió, y aunque Shikadai no sabía exactamente cómo y por qué Sarada y Boruto se enteraron y decidieron venir, no se había tomado el tiempo de preguntar. Estaba más concentrado en alejarse de los terrenos de la anciana.

- BORUTO & NARUTO: 𝐋𝐨 𝐐𝐮𝐞 𝐀𝐥𝐠ú𝐧 𝐃í𝐚 𝐒𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 | Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora