ᶜᵃᵖíᵗᵘˡᵒ Qᵘⁱⁿᵗᵒ.

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𝒜𝓃𝑜𝓂𝒶𝓁í𝒶

Se encontraba en una situación sin retorno, atrapado en la oscuridad de la soledad

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Se encontraba en una situación sin retorno, atrapado en la oscuridad de la soledad. Lo que una vez consideró desconocido ahora se extendía ante él como una vieja amiga, una presencia sin cuerpo ni rostro. Escuchaba el eco vacío de la nada, sin poder sentir siquiera una extremidad. En esa penumbra sin forma, era incapaz de verse a sí mismo para verificar su propio estado.

Entre las sombras más profundas, escuchaba susurros, voces apenas audibles. No podía hacer nada, apenas lograba razonar lo suficiente como para cuestionarse si aún estaba vivo.

En los momentos en que su consciencia ganaba terreno, la oscuridad retrocedía como invitándolo a adentrarse en el sendero de la memoria. Era una sensación extraña, una paz fría y desprovista de esperanza.

Los sonidos que escuchaba se entremezclaban, confundiéndolo mientras la oscuridad se transformaba en tierra que se precipitaba hacia él. Un sinfín de imágenes y sensaciones lo envolvían, una danza caótica en medio de la penumbra.

Algunos recuerdos eran frescos, como si acabaran de suceder. Sin embargo, entre las escenas que revivía, había momentos de su vida que creía haber enterrado en el olvido.

Recordaba su primera comida caliente, su primer baño con agua limpia, la primera pijama que tuvo... y su primera cama. Y luego estaba la presencia constante de su padre, quien siempre estaba ahí para despedirlo cada noche y saludarlo en cada desayuno.

Shinki estaba revisando su vida, como si estuviera viendo una película sobre la vida de alguien más. En ese momento, reflexionaba sobre el motivo por el cual el Kazekage había decidido adoptarlo, un niño de las calles.

"Porque no tenía otra opción. Todos lo estaban observando, y Gaara-sama es bastante astuto. La razón por la que no te desechó fue porque el rumor de que tú eras su hijo llegó antes de que pensara en deshacerse de ti."

Aunque no pudo sentirlo, Shinki dejó escapar un suspiro mientras los recuerdos fluían junto con la sombría tierra que se estrellaba contra su rostro insensible.

Shinki del Desierto. Ese era él, el único hijo del joven Kazekage de la Arena.

Aunque no eran padre e hijo biológicos, compartían muchas similitudes. Algunas de estas similitudes no se mencionaban en su presencia, pero Shinki las escuchaba con frecuencia en las conversaciones de los adultos.

Escuchaba historias sobre cómo su padre conquistó el respeto de sus compañeros con su lealtad y honor, sobre las amistades que forjó fuera de las murallas de la Arena, y sobre la madurez que adquirió rápidamente debido a su doloroso pasado.

Todo eso fue el camino que Shinki siguió cuando la gente comenzó a reconocerlo como el Hijo del Kazekage.

A medida que crecía y comprendía mejor, Shinki llegaba a entender más profundamente los eventos de los que su padre rara vez hablaba con orgullo.

- BORUTO & NARUTO: 𝐋𝐨 𝐐𝐮𝐞 𝐀𝐥𝐠ú𝐧 𝐃í𝐚 𝐒𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 | Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora