ᴾᵃʳᵗᵉ ˢᵉᵍᵘⁿᵈᵃ, ᶜᵃᵖíᵗᵘˡᵒ ᴰᵉᶜⁱᵐᵒˢᵉˣᵗᵒ.

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— ¿Estás seguro que buscaste bien?

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— ¿Estás seguro que buscaste bien?

— ¡Por supuesto que sí! — Susurró Inojin, casi haciendo pucheros. Dejó de alterar el orden de sus pertenencias, y se rascó la cabeza. — Solo uso Pergaminos, son más prácticos. Pero literalmente es el último Diario que me queda...

En un tono triste y con resignación suave, Inojin hundió las rodillas en el suelo. Sarada rebuscaba entre sus cosas, con la intención de ayudarlo a encontrar el objeto perdido.

En un primer lugar, Teorizó que pudo haberse perdido en la preparación del cambio de túneles, antes de que acordaran separarse de los demás. Posteriormente, rebuscó en sus propias cosas, resultando en otro fracaso.

Sarada no pudo evitar llegar a sentir pena por Inojin. Ninguno de los dos ha sido realmente un santo con el otro; Ni siquiera era fácil una calumnia entre ambos, porque no eran tan cercanos como lo eran ambos con ChouChou.

Sin embargo, sus años de amistad les ha otorgado la posibilidad de no solo compartir cosas divertidas y pasar un buen rato, sino que también pueden escuchar los lamentos del otro... Al menos, en sus circunstancias, no les quedaba de otra.

El ambiente era tenso, y la recién descubierta pérdida del cuaderno de Inojin hizo abrir una pequeña brecha para alejarse y descansar. Sarada quería serle de utilidad a Inojin, pero tampoco anhelaba permanecer dentro de la tormenta que se asentaba cada vez más sobre Mirai y Shikadai.

Con el objetivo de huir del alcance de los Guardias de la casa del Señor Feudal, Mirai los llevó a las lejanías del pueblo, cercando un área del bosque con trampas para asegurarse de que no serían emboscados. Justo después de eso, les dijo, muy fríamente, que allí pasarían la noche.

Siendo Mirai y Shikadai el núcleo de la tensión, ningún otro se aventuró en hablar. El propio Boruto permaneció callado; Analizando la situación y quedándose en medio de los dos Hermanos que se daban la espalda.

Por otro lado, Mitsuki y ChouChou acomodaban la poca comida que Mirai había comprado en el pueblo con los últimos ahorros que habían sobrevivido. Como todo el mundo, esos dos no se atrevieron a comenzar una conversación, y observaban a los dos Chunin de reojo; Ambos con rostros decaídos.

La única Uchiha se hizo a un lado, mientras el niño de cabello ceniza retomaba la búsqueda del objeto perdido. Sarada frunció el ceño con tristeza.

Jamás los he visto así. ¿Habrá sido falta de comunicación? — Piensa para ella, mirando a las espaldas de los dos Chunin. La expresión de Sarada podría ser de tristeza, pero en el fondo sentía un inexplicable remordimiento. — ¿Qué será...? ¿Acaso los problemas de Mirai-san son más graves?

Absorta en sus indagaciones internas, Sarada pudo escuchar cómo Inojin resoplaba a su lado.

— No está por ningún lado, ya se me perdió. — Se quejó. — Maldita sea...

- BORUTO & NARUTO: 𝐋𝐨 𝐐𝐮𝐞 𝐀𝐥𝐠ú𝐧 𝐃í𝐚 𝐒𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 | Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora