ᶜᵃᵖíᵗᵘˡᵒ ᴰéᶜⁱᵐᵒ.

18 2 0
                                    

𝒞𝓊𝒶𝓃𝒹𝑜 𝐸𝓁 𝐹𝓊𝓉𝓊𝓇𝑜 𝑅𝑒𝓈𝒾𝒹𝑒 𝐸𝓃 𝐿𝑜𝓈 𝒩𝑜𝓂𝒷𝓇𝑒𝓈

La arena caliente se alzaba violentamente, envolviendo a Sara en un torbellino de partículas diminutas que ocultaban el horizonte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La arena caliente se alzaba violentamente, envolviendo a Sara en un torbellino de partículas diminutas que ocultaban el horizonte. Mientras era llevada en brazos por su misteriosa salvadora, la joven reina observaba cómo el mundo giraba a su alrededor, su visión nublada por el remolino de arena. Cada paso era un baile cauteloso y preciso, esquivando los disparos de un enemigo oculto.

Finalmente, la joven la depositó en el suelo y se colocó de costado frente a ella. Su perfil era sereno, pero en sus ojos brillaba una determinación inquebrantable. Su suave voz se endureció al advertir:

— No te separes de mí.

Sara asintió con firmeza, sin apartar la mirada de su valiente salvadora. La arena comenzó a disiparse, revelando la figura de un hombre siniestro con una cicatriz que cruzaba su ojo derecho hasta su mentón. Era Mezu, acompañado por sus enigmáticos subordinados encapuchados y enmascarados. La tensión en el aire era palpable.

— Sabía que no podía confiar en ese trato por mucho tiempo. Deberías haberte quedado quieta y en silencio en tus ruinas, niña. — Dijo Mezu, con un tono perverso y burlón. —

Sara frunció el ceño, tratando de ocultar la mezcla de confusión y comprensión que se reflejaba en su rostro. ¿Qué tenía que ver su rescate con un trato y unas ruinas? La joven líder intentó descifrar las palabras enigmáticas de Mezu mientras observaba cómo la joven pelinegra endurecía su semblante en respuesta a la presencia del hombre.

La tensión creció mientras Mezu y la joven intercambiaban palabras opresivas y nostálgicas. Sara se encontraba en medio de un misterio que trascendía su comprensión, un enigma del pasado que afectaba el presente. Aunque no entendía completamente lo que estaba sucediendo, podía sentir que se encontraba en medio de algo mucho más grande de lo que había imaginado.

— Mezu... así que tú también... — Murmuró la joven Ninja, permitiendo que sus palabras se desvanecieran con el viento. —

El hombre sonrió con malicia, como si estuviera al tanto de algo que Sara desconocía.

— Oh, sí, también recuerdo tu rostro, pequeña. — Respondió, insinuando que había un pasado compartido entre ellos. —

El viento soplaba con fuerza, llevándose sus palabras y dejando solo la incertidumbre flotando en el aire. Sara se sentía como una espectadora en una historia en la que apenas se había revelado una pequeña pista.

La líder joven de Rouran observó el encuentro entre Mezu y la misteriosa joven, sin comprender completamente qué los unía. A pesar de la confusión y el misterio que la rodeaban, no podía evitar sentirse agradecida por la presencia de la enigmática pelinegra. La había salvado y la protegía como una líder, a pesar de su corta edad.

- BORUTO & NARUTO: 𝐋𝐨 𝐐𝐮𝐞 𝐀𝐥𝐠ú𝐧 𝐃í𝐚 𝐒𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 | Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora