3. EL APRENDIZAJE DE SIROX - Parte 4

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—¿Tenéis otros libros disponibles para que pueda aprender más? —preguntó el robot educadamente.

—Lamento decirte que no, amigo Sirox —respondió Celesteris con tristeza.

—Así es, amigo. Hemos buscado por todas partes sin éxito —reconoció Capitán Escarlata.

—Lo entiendo. ¿En qué puedo ayudaros ahora? —ofreció Sirox, mirándolos con interés.

Parrot voló hacia ellos, se posó sobre el hombro del capitán e inclinó la cabeza con curiosidad, como si entendiera la seriedad del problema.

—Sirox, tenemos que ir a un lugar remoto, y el camino está lleno de peligros —explicó el hada , señalando un mapa antiguo que extendió sobre la mesa—. Necesitamos tu ayuda para encontrar la mejor manera de llegar allí.

—Entiendo. Creo que la mejor opción es usar un globo volador —sugirió el robot, ofreciendo su conocimiento—. Encontré esta información en un libro de un tal Leonardo da Vinci. Estaba escrito «en espejo», es decir, de derecha a izquierda y utilizando letras al revés.

—¡Caramba! ¡Eres un genio! —exclamó el capitán emocionado al darse cuenta de que el libro en cuestión formaba parte del botín que habían obtenido de un galeón italiano.

—¡Es increíble cómo interpretas libros antiguos! —lo elogió Celesteris, mostrando sorpresa y admiración—. Cuéntanos qué es un globo volador y qué necesitamos para construirlo.

Sirox detalló, entonces, que un globo volador es una cesta que cuelga de un globo grande lleno de aire caliente y que, para construirlo, necesitarían materiales fuertes como tela, mimbre y cuerdas resistentes. También les contó que utilizaría el arma de su brazo izquierdo para proporcionar el calor necesario, y hacerlo volar.

El loro desplegó las alas con orgullo y las agitó vigorosamente presumiendo de que él ya sabía volar.

—¡Perfecto! Tenemos en este navío todo lo que necesitas —confirmó Capitán Escarlata, dándole una fuerte palmada amistosa en la espalda a Sirox, olvidando que era de metal. Con disimulo y con una mueca de dolor en su rostro, el pirata se guardó la mano en el bolsillo.

El loro soltó un gorjeo divertido, como si encontrara graciosa la torpeza del capitán, y voló hasta el hombro de Sirox que lo miró con sus ojos brillantes llenos de entusiasmo.

RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora