El pirata se armó de valor y desenvainó su espada con un sonido metálico que resonó en la oscura caverna. Pero una sombra colosal cayó sobre él. Buferaptio lo agarró sin esfuerzo con sus afiladas garras, tan grandes que envolvían todo su cuerpo, como si fuera un muñeco de trapo. Con un solo movimiento, lo levantó del suelo, acercándolo a su único y aterrador ojo. Observó al pirata con detenimiento, como si pudiera ver lo más profundo de su alma. De cerca, el Capitán Escarlata vio cómo brillaban sus espectaculares colmillos, enormes, sucios y curvados, tan afilados que parecían capaces de desgarrar el mismo aire.
De repente, justo cuando Buferaptio abría su inmensa boca, a punto de devorar al Capitán en un solo bocado, Parrot apareció como una estrella fugaz desde el cielo oscuro de la gruta. El loro, que hasta entonces había estado en paradero desconocido, descendió como un rayo, batiendo sus alas con furia y comenzó a picotear sin descanso el ojo del monstruo. Picoteó una y otra vez, como una tormenta de pequeñas punzadas que caían sobre el ojo de Buferaptio. Incapaz de soportar el ataque del feroz loro, Buferaptio soltó al capitán y se llevó ambas garras al ojo herido. El monstruo gimió y se tambaleó, con su enorme cola barriendo el suelo y levantando nubes de polvo y rocas.
Era el momento. Los demás, que habían quedado paralizados por el terror, vieron su oportunidad.
—¡Sirox, abre la puerta del redil y vámonos! —gritó el Capitán Escarlata con toda la fuerza de sus pulmones.
Celesteris llevó a las tortugas hacia la salida principal. Una a una, las condujo hacia la salida, asegurándose de que ninguna se quedara atrás y se quedó allí hasta que la última estuvo a salvo. Pero no había tiempo que perder. Se dirigió al otro extremo de la gruta, donde el robot y el pirata la esperaban. Sirox se quedó mirando detenidamente a Celesteris y le preguntó:
—Celesteris, ¿por qué has tardado tanto en aparecer?
—Tenía que liberar a todas las tortugas —respondió con una tímida sonrisa, pero también llena de orgullo.
—¿Y dónde está Parrot? —dijo el Capitán Escarlata, preocupado por su mascota. El capitán buscaba entre las sombras, con el corazón acelerado, esperando ver el destello colorido de sus alas.
—Salió con las tortugas —respondió, con seguridad, tranquilizando al pirata.
El Capitán exhaló un largo suspiro de alivio.
—¡Menos mal! —dijo mientras se pasaba una mano por el rostro sudoroso—. Sirox tenía razón: esta es la salida del valle.
Celesteris se asomó por la estrecha abertura de la cueva y se maravilló por la extraordinaria belleza que tenía ante sus ojos. Con emoción, exclamó:
—¡Es fascinante! ¡Sigamos con nuestro viaje!
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RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.
Fantasy¡Atención, aventureros y amantes de la fantasía! Tras el éxito de su publicación, LA INCREÍBLE HISTORIA DE UN HADA, UN PIRATA Y UN ROBOT el libro regresa en una edición especial extendida e ilustrada titulada RÓQUISTAL. Un pirata, un hada y un robot...