7. BUFERAPTIO - Parte 1

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Los tres aventureros fueron en busca de la criatura de forma decidida, adentrándose en la espesura de la selva tropical. A medida que caminaban, recolectaron cocos y otros frutos tropicales que se encontraban en el camino. Pero no fue un paseo agradable. Se encontraron con muchos caparazones vacíos de tortugas desperdigados por el suelo, lo que hacía pensar que el peligro estaba cerca. A medida que avanzaban, la selva se hacía más densa, y la noche caía rápidamente. Los árboles, de troncos anchos y retorcidos, cerraban el camino cada vez más, obligándolos a caminar más despacio. Las lianas colgaban hasta el suelo, que estaba alfombrado por raíces gigantes y las hojas crujían bajo sus pies. El viento soplaba con fuerza, creando un ambiente lleno de tensión. 

—¡Qué miedo! Esto no me gusta nada —dijo Celesteris—. Estos caparazones parecen ser de tortugas que podrían haber huido o, peor aún, haber sido devoradas por Buferaptio. 

—Tal vez deberíamos movernos con más cuidado y estar alerta —sugirió Capitán Escarlata—. Es probable que la criatura esté cerca. 

Sirox asintió preocupado mientras los rugidos de la bestia se hacían más fuertes, lo que parecía indicar que Capitán Escarlata tenía razón. 

—Mirad... algo se mueve por ese sendero —advirtió Celesteris, señalando hacia una abertura entre los árboles—. Debemos escondernos ahí, detrás de aquellas rocas. 

El grupo se apresuró a buscar refugio, moviéndose lo más silenciosamente posible. Lo que vieron les quitó el aliento. ¡No os lo podéis imaginar! ¡Era una bestia enorme! Desde su escondite, pudieron ver una forma gigantesca moverse entre los árboles. Cada paso de la criatura hacía temblar la tierra ligeramente bajo sus pies. La cabeza tenía un único ojo, una boca semiabierta que goteaba saliva espesa, y unos dientes puntiagudos que le permitían masticar los huesos con facilidad. La piel brillante del animal estaba llena de grandes escamas con formas triangulares y desprendía un fuerte olor. Una cola gruesa cubierta por un gran número de púas oscilaba con fuerza a cada paso, y sus garras parecían cuchillos afilados. Pero lo peor era que el monstruo estaba llevando a un grupo de atemorizadas tortugas hacia su guarida. Las tortugas gigantes se veían pequeñas en comparación con la bestia. Las golpeaba con un garrote de madera cada vez que intentaban escapar, y el sonido de cada golpe resonaba en la selva como un trueno distante. 

Cuando la bestia se detuvo de repente, todos contuvieron la respiración. La criatura levantó su cabeza y comenzó a olfatear el aire. Su único ojo giraba, buscando algo... o a alguien. Celesteris se agarraba con fuerza a su varita mágica, aunque sabía que allí no funcionaría. Tantas veces la había salvado, ahora no era más que un simple palo en su mano. Sirox revisaba el arma de su brazo, pero la batería se había agotado durante el vuelo y ya no servía. Capitán Escarlata mantenía el pico de Parrot cerrado con su mano para que no hiciera ningún ruido. El grupo se quedó en silencio esperando lo peor. 

Pasado un tiempo, la criatura se dio la vuelta y se alejó. El sonido de sus pasos resonó en la distancia. Cuando Buferaptio se fue, se asomaron con mucho cuidado y se dieron cuenta de que se dirigía lentamente hacia su cueva, ¡que resultaba ser la puerta de entrada al valle!

RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora