5. LA ISLA DE LA ESPERANZA PERDIDA - Parte 2

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Capitán Escarlata tomó el mando, y ordenó a toda la tripulación desde la lejanía que se pusiera en marcha:

—¡VAMOS! ¡MOVED VUESTROS TRASEROS! ¡A VUESTROS PUESTOS! ¡LA ARMADA REAL ESPAÑOLA NOS ATACA, Y TENEMOS QUE DEFENDERNOS CON TODO LO QUE TENEMOS!

El aire se llenó de tensión, y apenas unos segundos después, un fuerte estruendo hizo temblar el barco. Un cañonazo español impactó en su estructura haciendo crujir la madera y dejando un gran agujero.

—¡CAPITÁN ESCARLATA! ¡VOLAD HACIA LA ISLA Y DEJAD OCUPARNOS DE ESTO! ¡NOSOTROS NOS ENCARGAREMOS! —dijo Voz de Trueno, gritando a los cuatro vientos con su voz fuerte y atronadora.

El capitán dudó un breve instante, pero rápidamente apretó los dientes, tomó aire y respondió con la misma energía:

—¡DE ACUERDO! ¡CUIDADO EN LA LUCHA! NOS VEMOS EN EL OTRO LADO DE LA ISLA. ¡BUENA SUERTE! —vociferó el capitán, sacando su espada y cortando, de un golpe seco, la cuerda que los sujetaba.

El globo aerostático comenzó a subir con suavidad como una pluma alzándose en el aire, pero ¡se elevaba demasiado lentamente para la prisa que tenían! Desde lo alto, podían contemplar la furiosa batalla que se libraba justo bajo sus pies. Los cañones rugían, las espadas chocaban, y el mar, bajo ellos, se veía salpicado de humo y fuego. Sin embargo, la paz de las alturas no duró mucho. Cuando menos se lo esperaban, el barco de la Armada Real apuntó sus cañones directamente al globo, y el silbido de un cañonazo retumbó en la distancia. Las balas de los cañones zumbaban peligrosamente, rozando la cesta del globo en la que viajaban, mientras el peligro se hacía cada vez más real.

Capitán Escarlata no podía evitar soltar todo tipo de maldiciones y groserías.

—¡No puede ser! ¿Cómo se atreven a dispararnos? ¡No tenemos armas! —exclamó sorprendido por el desafío del barco enemigo — ¡Sirox, aumenta la velocidad o no saldremos de esta!

—Pero, Capitán, si lo hago, el globo podría estallar en mil pedazos —aclaró preocupado, con sus manos temblando ligeramente mientras ajustaba los controles.

—Tranquilos... muy pronto estaremos fuera del alcance de sus balas —aseguró Celesteris con convicción, intentando calmar a sus compañeros.

Mientras el barco de la Armada Española atacaba el globo, La Furia del Viento aprovechó la oportunidad para ir a un lugar más seguro siguiendo las órdenes de Capitán Escarlata. Pasado algún tiempo, los cañones dejaron de sonar, y los tres tripulantes del globo se sintieron aliviados. ¡Habían escapado del peligro! Aunque solo fuera por un rato, sabían que su aventura estaba lejos de concluir.

RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora