—¡Caramba! ¡Eres un genio! —elogió Capitán Escarlata mientras trazaba un plan—. Escuchad atentamente. En la alacena tiene almacenadas muchas especias. Voy a buscar pimienta y echar una gran cantidad en la sopa de tortuga para hacer que Buferaptio la odie, y no quiera probarla nunca más. Sirox, tu misión será trepar hasta lo alto de la puerta y abrir la cerradura para liberar a las tortugas. Celesteris, tú vas a guiar a las tortugas hacia la salida principal. Nos reuniremos en la otra salida que ha encontrado Sirox para pasar al Valle de las Mariposas.
—Espera un momento —susurró Celesteris, con una mirada de duda—. ¿Estás seguro de que esto funcionará?
—Con la cantidad de pimienta que voy a echar, seguro que funciona —replicó el Capitán con una sonrisa pícara—. ¡Ahora, preparaos!
El hada y el robot levantaron el pulgar al mismo tiempo, para demostrar que estaban de acuerdo con el plan. El capitán asintió, y por un momento, todo quedó en silencio, excepto el suave borboteo de la olla gigante, donde la sopa de tortuga se cocía lentamente.
El grupo esperó en silencio, cada segundo cargado de tensión, mientras Buferaptio dejaba de remover la sopa y, con una mirada extrañamente suave, se acercó a la planta. La acarició como si fuera la cosa más hermosa del mundo, su único ojo brillando con una devoción perturbadora.
Capitán Escarlata se dio cuenta de que era el momento perfecto para actuar. Era ahora o nunca. Entonces, muy ágil y rápido, a pesar de su cojera, escaló la valla de madera y fue hacia el almacén de especias. La alacena era alta, repleta de pequeños frascos y sacos, todos etiquetados en una escritura retorcida e ilegible. El capitán levantó el saco de pimienta, que pesaba más de lo que parecía. Celesteris y Sirox miraban con atención cómo el pirata cargaba el saco y se dirigía hacia la olla gigante. Parecía que el pirata tenía todo bajo control. Pero, de repente, Capitán Escarlata tropezó.
—¡Maldición! —murmuró entre dientes, mientras trataba de recuperar el equilibrio. Pero ya era demasiado tarde. El saco se le escapó de las manos, cayó al suelo con un golpe seco y se rompió. La nube de pimienta comenzó a elevarse y rápidamente se expandió por toda la sala, como si tuviera vida propia. El estornudo del Capitán fue tan fuerte que resonó en los muros de piedra, y no fue el único; no podía parar de estornudar. Los estornudos retumbaban por toda la sala, y antes de que pudiera hacer algo al respecto, el suelo tembló.
En ese momento, escucharon un rugido muy fuerte. Los ojos de Buferaptio se clavaron en el Capitán, su furia desatada, y su enorme figura comenzó a tambalearse hacia él, amenazante.
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RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.
Fantasi¡Atención, aventureros y amantes de la fantasía! Tras el éxito de su publicación, LA INCREÍBLE HISTORIA DE UN HADA, UN PIRATA Y UN ROBOT el libro regresa en una edición especial extendida e ilustrada titulada RÓQUISTAL. Un pirata, un hada y un robot...