A continuación, Tartuca comenzó a parlotear sin cesar. Les contó muchas cosas de su vida, sobre cómo habían crecido, cómo hacían sus casas en la playa, cómo se sentían cuando ponían los huevos y también sobre los mejores lugares para criar a sus bebés. Sus palabras fluían como un río sin fin.
Al pirata le pareció extraño escuchar a una tortuga hablar tan rápido. Se frotó la barbilla, observándola con atención. Jamás habría imaginado que una criatura tan pausada en sus movimientos pudiera tener una lengua tan ágil. Pero lo que realmente le llamó la atención era el peculiar sonido que emitía al pronunciar las palabras.
Sirox hacía lo posible para no perder ningún detalle, con sus ojos abiertos de par en par. Capitán Escarlata, en cambio, intentaba seguir la conversación con un aire de falsa seguridad. Al principio asentía con la cabeza, tratando de mantener la compostura de un líder, pero pronto se dio cuenta de que estaba perdiendo el hilo. Se cruzó de brazos, forzando una expresión de interés, aunque su paciencia comenzaba a agotarse. Hacía como que lo entendía todo, pero la verdad era que ya no sabía de lo que hablaba la tortuga. Empezó a ponerse nervioso, algo que odiaba admitir:
—Disculpa, Tartuca —interrumpió bruscamente, con una voz algo más fuerte de lo necesario—, pero tenemos un poco de prisa. Necesitamos llegar a La Fuente de los Tres Manantiales antes de la primera luna llena después del solsticio de verano.
La tortuga se detuvo en seco. El viento que corría por la playa se detuvo por un momento, y las hojas de las palmeras dejaron de susurrar. Los ojos de Tartuca brillaron con un destello de reconocimiento al oír aquellas palabras y su tono cambió inmediatamente.
—¡La Fuente de los Tres Manantiales! —exclamó hablando un poco más despacio, alargando las palabras como si el mero nombre estuviera cargado de misterio—. Seguro que no sabéis nada de ella. La Fuente de los Tres Manantiales, desde hace muchísimo tiempo, es la fuente más misteriosa y mágica que existe en el mundo. Está en un lugar muy especial llamado «Templo de Róquistal», oculto en lo más profundo del Valle de las Mariposas.
Después de una breve pausa, Tartuca continuó hablando con un tono de intriga:
—¡Lo primero que debéis saber es que en esta isla hay tres manantiales mágicos! Cada uno tiene poderes fascinantes. Pero solo se puede beber el agua de uno de estos manantiales. —La tortuga miró fijamente a Capitán Escarlata, quien la observaba con expresión tensa—. Según cuenta la leyenda, hace cientos de años, una joven llamada «Evangelina», desilusionada después de una ruptura amorosa, desafió la ley. —Los ojos de Tartuca se estrecharon mientras hablaba, y su voz adquirió un matiz sombrío—. Decidió beber el agua de los tres manantiales al mismo tiempo. Y desde entonces... la isla ha sufrido desgracias y desastres, causados por algún tipo de maldición.
Celesteris sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Podía imaginar a Evangelina, una figura solitaria bajo la luz de la luna, inclinándose ante los tres manantiales, ignorando las advertencias ancestrales. La imagen de la isla, maldita por su decisión, la perturbaba.
—Hay que saber de qué manantial beber! —añadió Tartuca. Y a continuación, describió los asombrosos poderes de cada uno de los manantiales.
—¡Demonios! ¡Siempre tiene que haber algún maldito inconveniente! —se quejó Capitán Escarlata, pasando una mano por su barba, visiblemente decepcionado al comprender que solo podría beber del agua de un único manantial.
El cielo comenzaba a teñirse de colores anaranjados y púrpuras, y una extraña quietud envolvió el lugar. La tortuga continuó hablando. Lo que contó después fue terrible.
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RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.
Fantasía¡Atención, aventureros y amantes de la fantasía! Tras el éxito de su publicación, LA INCREÍBLE HISTORIA DE UN HADA, UN PIRATA Y UN ROBOT el libro regresa en una edición especial extendida e ilustrada titulada RÓQUISTAL. Un pirata, un hada y un robot...