RÓQUISTAL. La increíble historia de un hada, un pirata y un robot.

3. EL APRENDIZAJE DE SIROX - Parte 1

El barco se movía suavemente con las olas bajo el cielo azul, su casco cortando el mar con elegancia y serenidad. En la escalera que llevaba a la cubierta superior, Celesteris estaba sentada con sus alas resplandecientes bajo los rayos del sol. Tenía la varita apoyada sobre la barandilla y sostenía la corona en sus delicadas manos, mirándola con una expresión de profunda concentración. Un mechón rebelde de su pelo rizado cayó sobre su rostro. Sopló suavemente para apartarlo, una pequeña distracción en medio de sus intensos pensamientos

Fue entonces cuando se escuchó un ruido que venía del puesto de mando del capitán, y Celesteris se levantó con determinación. Con paso decidido, comenzó a subir las escaleras con la corona aún en sus manos. Allí estaba Capitán Escarlata con su figura imponente, observando el horizonte con su ojo de color azul turquesa, mientras agarraba con fuerza el timón del barco.

—¡Capitán, capitán! —exclamó Celesteris, acercándose apresuradamente—. El robot averiado que tenemos en la cubierta es de vital importancia.

El capitán giró su cabeza, una ceja arqueada en señal de curiosidad.

—¿Por qué es tan importante arreglar ese pedazo de hojalata?

—Tenemos que repararlo para encontrar La Fuente de los Tres Manantiales en el Templo de Róquistal —respondió Celesteris con urgencia.

—¿La Fuente de los Tres Manantiales? —repitió el capitán, visiblemente intrigado.

—Es una fuente legendaria que recibe el agua de tres manantiales: el manantial de la vida, el manantial de la sabiduría y el manantial del amor. Con el agua de la vida se puede curar cualquier enfermedad, con el agua de la sabiduría se puede encontrar respuestas a cualquier pregunta, y con el agua del amor se puede conquistar cualquier corazón —explicó Celesteris con entusiasmo.

Capitán Escarlata se quedó en silencio por un momento, imaginando las infinitas posibilidades que esos manantiales podían ofrecer.

—¡Impresionante! —exclamó finalmente con una sonrisa asomando en sus labios—. ¿Y dónde se encuentra ese Templo de Róquistal?