Tres años antes.
¿Podía alguien sufrir un ataque al corazón por estar extremadamente nervioso?
Llevaba todo el camino haciéndome esa pregunta. Mientras conducía por las calles de Madrid, el corazón me latía desbocado y todo el cuerpo me temblaba.
Ya había jugado con la selección sub-19 y con la sub-21, pero la absoluta era un mundo completamente distinto. Había sido mi sueño desde que empecé en este deporte y en unos minutos haría mi primer entrenamiento con el equipo. Y para nada más ni menos que para ir a la Eurocopa.
Traté de respirar mientras aparcaba el coche en el complejo. Me quedé unos segundos a solas, intentando mentalizarme y diciéndome a mí mismo que podría con ello.
Con el corazón en un puño, me bajé del vehículo y caminé hasta llegar al campo. Estaba tan nervioso que casi no vi a Sergi cuando pasé por su lado.
-Eh, enano.-me llamó. Cuando me di la vuelta, lo vi sentado en el banquillo poniéndose los zapatos.-¿Primer entreno?
Yo asentí.
-Buena suerte con Luis.-dijo, refiriéndose al que sería mi entrenador los próximos meses.
Apenas pude creérmelo cuando un mes atrás Luis Enrique hizo el anuncio de la plantilla para esta Eurocopa. Al parecer, me había visto jugando en la sub-21 el año anterior y le había gustado lo suficiente como para llevarme con el equipo a este campeonato. Al principio me alegré, claro, pero luego empecé a sentir una especie de síndrome del impostor que me hacía preguntarme si realmente merecía estar aquí. Y ahora, viendo calentar a los mejores jugadores del país a escasos metros de mi, lo sentía aún más.
-Era broma.—al ver mi cara de pánico, Sergi se puso en pie y se acercó a mi, rodeándome los hombros con el brazo y andando conmigo hacia el centro del campo.-Alegra esa cara, hombre, que no estás en un funeral.
Las gotas de sudor me caían por la frente.
-La voy a cagar.-dije, y él me miró sorprendido.
-¿Qué dices? Lo vas a hacer de puta madre.-apretó su abrazo.-¿Tú has visto la temporada que has hecho? Has sido el mejor del equipo.-dijo, pero estaba exagerando. Este año había ido bien, si, pero en el equipo estaba rodeado de jugadores mucho mejores que yo.
Antes de que me diera cuenta llegamos hasta donde estaba el resto de jugadores. Los conocía a todos, pues nos habíamos encontrado en los partidos de la liga estos últimos meses, pero no había hablado más de una frase con la mayoría de ellos.
-Ah, Pedro.-Luis Enrique dejó en el aire la conversación que estaban teniendo cuando me situé en el círculo que habían formado.-Bienvenido.
-Gracias.-dije saludando con un gesto de cabeza a los jugadores.
El entrenador siguió con lo que parecía una charla motivacional, destacando la necesidad de mantenernos unidos y dejar fuera las rivalidades entre jugadores de diferentes equipos en la liga nacional. Un chico de pelo corto castaño bromeó con sus palabras. Si no recordaba mal, su nombre era Ferrán.
-Este es un capullo.-me dijo Sergi en voz baja.-No se toma nada en serio. Pero bueno, es el yerno del mister. Si yo estuviera en su lugar, tampoco me tomaría en serio nada de lo que dijera.
Ahora que lo decía, me sonaba haber escuchado algo de que este tal Ferrán estaba saliendo con la hija de Luis Enrique, pero para ser honesto me habían parecido rumores sin importancia. Aunque ahora parecía que estaban en lo cierto.
El entrenador terminó su charla y empezamos el calentamiento. La mayoría de los jugadores hablaban entre ellos, pero yo estaba tan nervioso que me limité a hacer lo que me tocaba en silencio. Cuando estaba terminando, alguien se acercó a mí.
-Eh.-levanté la cabeza y me encontré a uno de los porteros ante mí. Había estado de titular en los partidos que habíamos jugado contra el Athletic esta temporada.-¿Tú primer día, no?
-Sí.-dije tratando de recordar su nombre. ¿Ulises? ¿Uriol? Estaba seguro de que empezaba con U.-Soy Pedri.-le tendí la mano.
-Sí, lo sé.-respondió estirando la suya.-Unai.
Nuestras manos se mantuvieron unidas durante unos instantes, y cuando me soltó, un cosquilleo me recorrió el lugar donde me había tocado.
-Parece un mundo el primer día.-dijo él.-Luego te das cuenta de que no es para tanto.
Cogí aire.
-¿Cuánto tiempo llevas tú?
Él se metió las manos en los bolsillos.
-Unos meses.-dijo mirando al frente.-Hasta ahora solo he sido suplente en los partidos.-confesó.-Pero casi lo prefiero. Cuando estás bajo los palos, tienes un peso en los hombros demasiado grande.
Asentí. Conocía perfectamente esa sensación.
-Poco a poco.-me dijo dándome suavemente en la espalda. Me guiñó un ojo y sin decir nada más, se dio la vuelta y se fue.
Yo me quedé observándolo sin poder evitarlo. De repente, todos los nervios que tenía habían desaparecido.
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La suerte de tenerte. Unai + Pedri
FanfictionUn país entero aclamaba sus nombres, confiaban en sus estrellas, en su equipo. El objetivo estaba claro: ganarlo todo. Pero ellos no contaban con perder sus corazones por el camino. Tres años atrás, Unai y Pedri se conocieron durante los entrenamien...