Capítulo 30.

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Actualidad.






Una locura. Esa era la única forma de describir todo lo que estábamos viviendo. Una completa y absoluta locura.

No era la primera vez que recorría las calles de una ciudad celebrando un título; ya lo había hecho previamente con los logros del Barcelona. Creía que esto sería igual, pero estaba equivocado: lo que estábamos viviendo en ese momento no tenía precedentes y era jodidamente loco.

Mientras pasábamos por las calles más importantes de Madrid, todo el mundo nos gritaba y aplaudía. La ciudad estaba abarrotada de personas con la camiseta de la selección, con las caras pintadas de nuestros colores y ondeando la bandera de nuestro país. Nosotros estábamos en la parte superior del autobús bebiendo, grabando vídeos, haciendo directos en Instagram, fotos... pero de vez en cuando dejaba todo a un lado y me quedaba observando lo que me rodeaba, intentando asimilarlo.

Solo tenía 21 años y para mí este era uno de los momentos más importantes que había vivido nunca. Saber que habíamos hecho felices a tantas personas, ver cómo coreaban nuestros nombres, que celebraran nuestra victoria como suya... era algo tan increíble y a la vez muy difícil de gestionar.

Salí de mis pensamientos cuando sentí como alguien me ponía una mano en el hombro. La cara de Gavi apareció al lado de la mía antes de que me diera cuenta.

-¿Qué pasa?

Miré al frente.

-¿No te parece...surrealista?-pregunté señalando con la cabeza hacia la muchedumbre.-Están aquí por nosotros.

Gavi apoyó la barbilla en mi hombro.

-Es fuerte.-respondió a mi espalda.-Pero nos lo hemos ganado.

Asentí.

-Ha sido jodidamente increíble.-dije yo.-Este último mes. Ha sido la hostia.

Gavi sonrió y me abrazó por detrás.

-Te pones tan ñoño cuando bebes.-me besó la parte de atrás de la cabeza.-Pero sí, tienes razón, ha sido un mes muy guay. Aunque para ti más que para mí, claro.

Mi mejor amigo empezó a caminar hacia atrás sonriendo.

-Eres un capullo.-le dije girándome mientras le veía acercarse a Lamine y Nico, que estaban grabando un vídeo sujetando la copa que habíamos ganado el día anterior.

Le di un largo sorbo a mi bebida mientras miraba a mis compañeros de equipo celebrar, y entonces Unai se giró hacia mí y me sonrió.

-¿Qué haces tan solo?-preguntó acercándose a donde yo estaba. Yo volví a beber de mi copa y le miré.

-Asimilando todo esto.-me sinceré.-Y esto.-le señalé a él y a mí.

Unai sonrió.

-Yo también estoy intentando asimilarlo.-se apoyó al lado mío en el autobús.-Todo.

Me quedé reflexionando durante unos instantes, y antes de que pudiera pensar en lo que estaba haciendo, le hice una pregunta que me había rondado la cabeza estas últimas horas.

-¿Estás feliz?-pregunté.-Conmigo, quiero decir.

Unai se giró para mirarme.

-Claro que estoy feliz.-contestó.-Más de lo que he estado nunca.

Su mano se acercó a la mía con disimulo y nuestros dedos se entrecruzaron.

-Que sepas, que ya eres mío para siempre.-me susurró acercándose a mi oído.-No pienso dejarte ir nunca.

Le hubiera besado en ese preciso instante si no hubiéramos estado rodeados de tantas personas y cámaras. Pero a modo de respuesta, le di un pequeño apretón en la mano y apoyé la cabeza en su hombro durante un instante.



La plaza de la Cibeles estaba a rebosar de gente cuando el autobús nos dejó allí. Cientos y cientos de personas vitoreaban a nuestra llegada y nos aplaudían. Yo iba un poco perjudicado por el alcohol que había bebido, así que traté de sonreír a todo el mundo y saludar sin parecer demasiado idiota.

El equipo de seguridad nos abrió camino hasta la parte trasera del escenario que habían montado en la plaza, y allí nos dijeron lo que teníamos que hacer. Álvaro iba a hacer de maestro de ceremonias, siendo él el que nos iba a ir presentando uno a uno a todo el equipo para que fuéramos saliendo al escenario a saludar al público. Nos hicieron elegir una canción para que sonara cuando apareciéramos, y yo elegí el remix de <<Pedro>> de Rafaella Carrá, que era una canción que habíamos puesto mil veces en el vestuario mientras nos preparábamos para los partidos.

Uno a uno, Álvaro fue llamando a todos los jugadores del equipo. Para ser honesto, todos nos habíamos pasado la tarde bebiendo, así que era una celebración muy poco seria. Mis compañeros no paraban de decir tonterías, cantar canciones estúpidas y bailar de manera bastante graciosa, pero el público parecía estar disfrutando mucho. Aunque no me extraña, yo también me reiría si viera a veinte tíos haciendo el idiota encima de un escenario.

Cuando llegó mi turno, salí cantando y bailando lo máximo que mi lesión me permitía. Mis compañeros me mantearon, tirándome por el aire mientras yo sostenía el micrófono en la mano y cantaba al ritmo de la canción que llevaba mi nombre por título. Álvaro me hizo preguntas y nos echamos unas risas allí, hasta que finalmente me retiré a donde estaban el resto de mis compañeros y el capitán dio paso al siguiente.

Cuando llegó el turno de Unai, me levanté de mi sitio y comencé a aplaudir y gritar su nombre. El público estaba totalmente entregado a él y eso me hacía muy feliz, porque se lo merecía como el que más.

El portero del equipo salió al escenario fingiendo tocar la guitarra al ritmo de la canción que había elegido, y Álvaro le rodeó con el brazo y le entregó el micrófono para que dijera unas palabras.

-Gracias a todos por estar hoy aquí.-comenzó a decir arrastrando las palabras.-Este título es tan vuestro como nuestro porque sin el apoyo que nos habéis dado, no lo habríamos conseguido nunca.

El público estalló en aplausos y, cuando parecía que Unai había terminado, volvió a hablar.

-Por esa razón, porque siempre nos habéis apoyado, hay algo que me gustaría contar aquí, delante de todos.-se aclaró la garganta.-Hace tres años, en la última Eurocopa, me enamoré.-la gente empezó a silbar y los compañeros de nuestro equipo reían. Desde el lateral del escenario, Gavi me miraba con cara de pánico. Seguramente la misma que tenía yo en ese momento.-Pero lo jodí y le hice daño a alguien a quien quería mucho, y que me quería mucho también. Y todo por el miedo a lo que pudieran decir los demás.-se dio la vuelta y clavó sus ojos en los míos.-Pero este campeonato me ha servido para reencontrarnos y volver a empezar de cero, haciendo las cosas bien.-Nico y Mikel me miraron con los ojos muy abiertos, como si no se creyeran lo que estaba pasando. Poco a poco, los compañeros empezaron a girarse hacia mí, y en ese momento podía ver como sus cabezas empezaban a encajar lo que habían estado viendo este último mes.-Así que solo quería decir aquí, delante de todos, que estoy jodidamente enamorado de ti y que te quiero, Pedro. Y me da igual lo que diga la gente, porque lo único que me importa es que tú estés a mi lado.

Se hizo un silencio completamente ensordecedor. Nuestros compañeros se quedaron paralizados y el público también. Unai me miraba sonriendo, ajeno a todo lo demás, y yo sentía que no podía respirar.

Alguien me puso una mano en la espalda y fue en ese momento cuando reaccioné y me puse en pie. Me acerqué a Unai, le miré a los ojos y, con las manos temblorosas, agarré el micrófono.

-Yo también te quiero.-y le besé brevemente.

Un segundo más tarde, todos nuestros compañeros y el público estallaban en aplausos.

Miré lo que nos rodeaba y luego a Unai. Él me observaba con un brillo en los ojos que no le había visto nunca.

-Estás loco.-le dije moviendo los labios. El sonrió.

-Por ti.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora