Capítulo 7.

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Tres años antes.

Mientras el avión aterrizaba, yo miraba ilusionado como un niño pequeño por la ventana. Había estado en Sevilla muchas veces, pero sin duda esta era la más importante. Hoy nos estrenábamos en la Eurocopa contra Suecia y yo estaba tan nervioso como emocionado.

Llevaba muchos meses entrenando con el equipo y había conseguido hacer buenas migas con el resto. Había mejorado bastante estas últimas semanas y había aprendido a adaptar mi juego a esta selección. El campeonato se había retrasado un año entero por culpa de la pandemia, por lo que ahora mismo teníamos a todo el país pendiente de nosotros y de este primer encuentro.

Uno a uno fuimos bajando del avión y nos montamos en el autobús que nos esperaba frente a la pista. Me senté casi en el final, en la ventanilla, y de repente Unai apareció por el pasillo y se puso a mi lado.

-Primer partido con la absoluta.-me miró.-¿Nervioso?

Hice un gesto con la mano quitándole importancia.

-Para nada.-respondí de manera irónica.-Ni que tuviéramos a millones de personas pendientes de nosotros.

Unai no lo decía, pero yo sabía que él también estaba nervioso. Había sido titular en los partidos amistosos y clasificatorios, pero era la primera vez que jugaba desde el primer minuto en un campeonato de esta magnitud.

Las últimas semanas habían dado mucho de sí y habíamos tenido tiempo de conocernos bastante. Al parecer, teníamos muchas cosas en común y en el campo nos complementábamos muy bien. Algo que, sin darnos cuenta, estaba traspasando a nuestra vida privada.

-Creo que estos partidos solo los ven cuatro o cinco personas.-dijo él continuando con la broma. Clavó sus ojos en los míos y sonrió.

Pasamos el resto del camino en silencio, cada uno escuchando música en sus auriculares, pero no me pasó inadvertido que nuestras piernas se estuvieron tocando durante todo el trayecto. Por algún motivo, no me molestaba.

-Bien, vamos a ver.-bajamos del autobús e hicimos un círculo alrededor de Luis Enrique, al que le acababan de entregar las llaves de las habitaciones. Uno a uno, los jugadores fueron pasando por delante de él para ir cogiendo sus respectivas llaves. Álvaro, Carvajal, Sergi, Jordi, Nico, Iñaki... poco a poco todos se fueron marchando y, de repente, solo quedábamos Unai y yo.

-Más te vale no roncar.-me dijo él cuando vio que nuestros cuartos iban a estar pegados. Yo sonreí, negando con la cabeza, y le seguí hasta que llegamos al pasillo. Ambos metimos la llave en nuestras cerraduras y nos miramos durante un momento antes de entrar a las habitaciones.

Con un cosquilleo en la barriga, cerré la puerta y apoyé la espalda contra ella. Mentiría si no dijera que me ponía nervioso cada vez que me miraba. Últimamente, siempre que estaba con él me sentía distinto.




Como un flan. Así estaba mientras esperábamos en el túnel de vestuario para salir al campo. Mi cabeza iba a mil por hora, al igual que mi corazón, y los gritos de las sesenta mil personas que llenaban el estadio no ayudaban en nada. Mientras saludaba a los jugadores suecos, solo podía pensar en no cagarla hoy.

-Eh.-alguien me llamó desde atrás, sacándome de mis pensamientos. Me giré para encontrar a Unai delante de mí.-Lo vas a hacer de putísima madre.-me puso las manos a ambos lados de la cara, y yo suspiré.

-Gracias.-es lo único que le dije. Él me abrazó rápido y, tras darme un beso en la cabeza, se fue para la parte delantera de la fila.

Para ser honesto, saber que él iba a estar en el campo me daba una tranquilidad que no había sentido nunca en ningún otro partido. No entendía por qué, pero tenerle cerca provocaba en mí una mezcla de emociones: me calmaba saber que él iba a estar ahí, pero cada vez que le tenía cerca, el corazón me latía tan rápido que parecía que se me iba a salir del pecho.

Tratando de centrar mis pensamientos en el partido que íbamos a jugar, me coloqué en la fila que estaba formando nuestra selección para salir al campo. Cogí aire, miré hacia el techo y le pedí a quien sea que estuviera ahí arriba que nos ayudara a ganar hoy.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora