Capítulo 6.

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Actualidad.

-¿Dónde cojones se ha metido Pablo?

Luis paseó la mirada por todos nosotros buscando a mi mejor amigo. Nadie contestó, así que se cruzó de brazos en mi dirección. Yo me rasqué la nuca, nervioso.

-Se le ha hecho tarde para hacer la maleta.-era una excusa malísima, pero no se me ocurría otra cosa.-Viene ya.

Sin estar muy convencido, el mister se dio media vuelta y uno a uno empezamos a dejar las maletas en la parte baja del autobús. Cuando pude meter la mía, me subí al vehículo y me fui hasta los asientos del final, dejando libre el asiento de la ventana para Gavi.

Mi mejor amigo se encontraba en ese momento volviendo de pasar todo el día con la princesa de Asturias. Me había mandado antes un mensaje para pedirme que le cubriera la espalda si no llegaba a tiempo, pero ya hacía treinta minutos que debería haber llegado y la paciencia de Luis no era infinita.

El tema de su relación con Leo era algo de lo que Gavi no hablaba demasiado y lo entendía. Era una información que, si salía a la luz, podía hacer estallar el país. Un futbolista con un futuro prometedor saliendo con la heredera al trono del país. Joder, parecía una telenovela.

Su relación había empezado hacía dos años, tras el Mundial de Qatar. El Rey había acudido a vernos a los partidos y Gavi le había entregado una camiseta con su número de jugador firmada por todo el equipo para la princesa, que al parecer era fanática de nuestro juego.

Una vez volvimos del torneo, fuimos invitados a Palacio para un encuentro con los Reyes y sus hijas, y ahí fue donde los dos se conocieron por primera vez. Ella se acercó para darle las gracias por la camiseta, y el resto es historia.

Yo era el único compañero de equipo con el que Gavi había compartido esta información. A parte de mí, solo lo sabían sus padres. Y los Reyes de España, claro, que estaban más que encantados con él. Pero, ¿cómo no iban a estarlo? Mi mejor amigo era la hostia. Era el mejor tío que había y cualquier chica se volvería loca por estar con él. Y Leo no era menos. A pesar de que Gavi no hablara demasiado de su relación, yo era consciente de que estaba muy feliz con ella, y para mí era suficiente.

Aún así, no todo había sido un camino de rosas. Los primeros meses habían sido jodidos, y Gavi había tenido muchas dudas. Estaba muy enamorado de ella, pero la princesa tenía una vida complicada. Demasiadas obligaciones, demasiados compromisos, y un futuro muy medido.

Durante este último año, ella había estado formándose en la Academia Militar de Zaragoza, y, como Gavi estaba en Barcelona, habían podido verse bastante. Sin embargo ahora Leo se marcharía a la Escuela Naval Militar de Marín y por eso mi mejor amigo estaba intentando aprovechar cada momento con ella este verano. Nosotros nos íbamos a Alemania sin billete de vuelta, y en agosto ella se mudaría al otro lado del país.

A pesar de todo, sentía cierta envidia por ellos. Es cierto que tenían una situación muy complicada, que les tocaba hacer malabares para verse sin ser pillados y que tenían un futuro incierto, pues si decidían casarse, él tendría que dejar su vida actual para dedicarse a la Corona. Sin embargo, nada parecía importarles. A pesar de las dificultades, ellos habían conseguido mantener a flote su relación, que cada día estaba más consolidada. Gavi era la hostia de feliz y la adoraba. Y solo con el amor que se tenían parecía bastarle.

¿Y por qué sentía envidia? Porque a ellos les había funcionado y a mí no. Yo también quise estar con alguien, luchar contra todos los contratiempos por él, pero fue él quien que no quiso.

Supongo que lo que pasó es que no me quería lo suficiente.

-Cuando vea este niñato lo voy a....-Luis dejó la frase en el aire cuando alguien le tocó el hombro por detrás. Estaba de pie en mitad del pasillo del autobús, y se agarró a los asientos para darse la vuelta. Tras él, mi mejor amigo lo miraba sonriente.

-¿Qué pasa, mister?-algunos de los compañeros que estaban alrededor se rieron.-¿Nos vamos ya?

Luis respiró antes de contestar.

-Siéntate antes de que me arrepienta de haberte dejado venir.-se hizo a un lado para dejarle pasar y Gavi vino hasta donde yo me encontraba. Me puse en pie para dejarle pasar al lado de la ventanilla, y él se dejó caer en el asiento con una sonrisa.

-¿Qué tal le ha ido al príncipe azul?

Gavi me golpeó suavemente con el hombro.

-Me ha dicho que si llegamos a cuartos, irá a vernos a Alemania.-dijo casi en un susurro, y entonces se puso serio.-Así que más os vale llegar.

-No, si encima que estás cojo te vas a poner a darnos órdenes.-contesté negando con la cabeza y colocándome los cascos inalámbricos. Gavi sonrió y se apoyó contra la ventana, mirando por ella.  Yo le di al Play en mi reproductor de Spotify, tratando de desconectar de todo lo que me rodeaba mientras nos dirigíamos al aeropuerto.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora