Capítulo 11.

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Actualidad.

Eran casi las seis de la tarde cuando aterrizamos en Berlín. Me había pasado casi todo el vuelo durmiendo, pues durante la noche no había pegado ojo y estaba bastante cansado.

Treinta minutos más tarde de bajarnos del avión, el autobús nos dejaba en la puerta del hotel.

-¿Te apetece un baño?-me preguntó Gavi señalando con la cabeza al recinto donde se encontraba la piscina. Era climatizada y estaba prácticamente vacía.

-Claro.-contesté mientras la recepcionista me entregaba las llaves de la habitación. Subimos juntos en el ascensor y nos dirigimos hacia las habitaciones 142 y 143. Cuando estaba entrando por la puerta de la mía, escuché un ruido y me giré hacia el pasillo, donde Unai aparecía arrastrando su maleta. Se detuvo en la puerta 141, y yo sacudí la cabeza para apartar los recuerdos de la última vez que dormimos en habitaciones tan cercanas.

Me pasé el resto de la tarde en la piscina con Gavi mientras hablábamos de cosas triviales. Estar con él me sirvió para despejar la mente y centrarme en lo que nos esperaba en los próximos días. Al día siguiente jugábamos contra Croacia, y luego irían Italia y Albania. Eran unos rivales duros, y los nervios se notaban en el equipo.

-Me jode tanto no poder jugar.-dijo Gavi apoyándose en el borde de la piscina. Llevaba meses lesionado, y aunque lo había intentado, no se había podido recuperar antes del campeonato.-Iba a ser mi primera Eurocopa.

Hice una mueca.

-Bueno, jugaste el mundial de Qatar.-contesté.-Es bastante parecido.

Yo había jugado los dos campeonatos y, si tuviera que elegir, prefería una Eurocopa a un Mundial. El ambiente entre los países de nuestro continente me gustaba más que el que había cuando nos juntábamos con otros equipos de fuera.

-Ya, pero no sé.-echó la cabeza para atrás.-Quería jugar y que Leo viniera a verme. Sería la primera vez que me ve en un campeonato tan importante.

Le entendía perfectamente. Jugar delante de la persona que quieres y demostrar lo bien que se te da lo tuyo era algo muy satisfactorio.

-Bueno, así cuando venga, ves el partido a su lado.-le dije sonriendo. Él me miró entrecerrando los ojos.

-Claro, y al día siguiente saldré en las portadas de veintisiete países distintos anunciándome como el futuro rey de España.

Me reí ante sus palabras, y después de unos segundos me di cuenta de que quizá era el momento de profundizar en el tema.

-Nunca hablas mucho de ella ni de la situación.-dije haciendo una mueca.-Se va a Galicia, ¿no?

Mi mejor amigo asintió.

-Sí.-respondió.-Hasta mayo.

-¿Y cómo lo lleváis?

Gavi se encogió de hombros.

-Bien, creo. Desde que empezamos ya asimilamos que iba a ser jodido. Pero tenemos suerte de ser quien somos y tener los medios necesarios para saber que nos vamos a ir viendo de vez en cuando.-confesó.-Sé que no voy a estar hasta mayo sin verla, así que eso me da tranquilidad.

-¿Y el futuro?

Gavi se quedó pensativo durante un momento.

-Quién sabe.-contestó.-Ahora mismo me gusta lo que tenemos, y a ella también. Llegará un momento en el que tendremos que tomar una decisión, pero hasta entonces, queremos seguir y ver a dónde nos lleva esto.

Guardé silencio mientras asimilaba sus palabras. Gavi tenía veinte años, pero era muy maduro. Más que yo, incluso.

-Bueno, si la cosa no funciona, siempre me tienes disponible.-le dije guiñándole un ojo. Gavi se giró hacia mí y me salpicó con el agua.

-No eres mi tipo, tío.-respondió riendo.-Aunque sé que te encantaría estar conmigo.

-Capullo.-le dije acercándome a él y empujándole hacia abajo para sumergirle en el agua.



A las nueve y media pusimos rumbo a uno de los restaurantes más conocidos de Berlín. Luis había reservado una mesa allí para esta noche con el objetivo de que desconectáramos un poco antes de empezar con el caos que iban a ser estos próximos días.

Me senté entre Ferrán y Dani y frente a Gavi y pasamos gran parte de la noche hablando de nuestras cosas. Un par de sitios más para allá estaba Unai, que conversaba animadamente con Nico. Yo lo miré durante un instante, recorriéndolo con la mirada. Se había puesto una camisa blanca que le quedaba espectacular y se había afeitado, lo que hacía que lo viera aún más guapo (si es que eso era posible).

-¿Y tú?-volví a la realidad cuando vi a Ferrán, Gavi y Dani mirándome.

-¿Eh?

Los tres se rieron.

-¿Dónde estás? Porque aquí no, desde luego.-dijo Ferrán. Gavi echó un vistazo hacia nuestra izquierda y se dio cuenta enseguida de lo que había ocurrido.

-Qué bueno este vino, ¿no?-mi mejor amigo trató de desviar la conversación mientras se llevaba la copa a la boca. Dani miró la suya y asintió.

-De los mejores que he probado nunca.-le apoyó.

Ferrán me miró con una ceja levantada, y yo traté de sonreír.

-Odio el vino.-dije yo, uniéndome a la distracción.-Prefiero la cerveza.

Mi mejor amigo puso los ojos en blanco.

-Eres muy cutre, tío.-respondió, y Ferrán y Dani rieron a mi lado. Un momento después, empezaron una conversación sobre diferentes marcas de cerveza.

Yo suspiré aliviado y Gavi me guiñó un ojo. Asentí a modo de agradecimiento, cerciorándose de que tenía a alguien a mi lado que siempre me cubriría las espaldas.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora