Capítulo 20.

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Actualidad.

Cuando el árbitro pitó el final del partido, respiré aliviado. Hacía una semana que le habíamos ganado a Albania, y ahora habíamos repetido la victoria contra los georgianos, lo que significaba el pase a cuartos de final.

Me fui directo al banquillo a abrazar a mi mejor amigo, que me miraba sonriente.

-Vamos, joder.-dijo golpeándome el trasero.-Lo has hecho de putísima madre.

Me separé de él.

-Gracias, tío.-respondí feliz. Estábamos a dos partidos de conseguir la copa y eso me tenía jodidamente excitado.

Alguien llegó por detrás y me rodeó los hombros con los brazos.

-Bien jugado.-me dijo Unai a mi espalda. Se me puso la piel de gallina al sentir su contacto.

Gavi nos miró sonriendo.

Hacía casi dos semanas que Unai y yo habíamos hablado en mi habitación para solucionar las cosas. Desde entonces, habíamos tenido varias conversaciones sobre nosotros, siendo sinceros con lo que esperábamos de nuestra relación y lo que queríamos hacer de ella. De momento, habíamos decidido guardarla en secreto hasta que estuviera más consolidada, pero eso no quitaba que nos diéramos muestras de cariño en público cada vez que nos nacía.

-Nos vamos a cuartos, joder.-Ferrán apareció y abrazó a Gavi, levantándolo del suelo.-Enhorabuena tío, has sido el mejor del partido.

A mi espalda, el pecho de Unai vibró por su risa. Cuando Ferrán dejó a Gavi en el suelo, este le golpeó suavemente.

-Yo en el banquillo lo he hecho mejor que tú jugando, payaso.-bromeó. Ferrán rió y le rodeó los hombros con el brazo, apoyando brevemente su mejilla sobre la coronilla de mi amigo. Entonces nos miró a Unai y a mí.

-¿Salimos a celebrar esta noche?-preguntó. El portero me soltó y se colocó a mi lado, mirándome de reojo.

Últimamente, nuestras noches se habían basado en encerrarnos en la habitación del otro y pasar el máximo tiempo posible juntos. Pero para ser honesto, estábamos en la Eurocopa, y también era necesario disfrutar del tiempo con el resto del equipo.

Asentí.

-Claro.-miré rápidamente a Unai.-¿Dónde vamos?

-Hay un sitio de putísima madre en el centro.-respondió Ferrán, poniendo una mano en el pecho de Gavi.-Además, tiene una discoteca de la hostia donde van tías que están buenísimas.

Gavi clavó sus ojos en los míos y después los movió rápidamente hacia Unai.

Los tres empezamos a reírnos y Ferrán nos miró confuso.

-¿Qué pasa?-preguntó sin entender.-¿De qué os reís tanto?

Unai se apartó de mi lado y se acercó a él, rodeándole los hombros con el brazo y guiándole hacia el túnel de vestuario.

-Nada, tío.-le respondió el portero.-No te preocupes, que esta noche te encontraremos alguna chica guapa.

Gavi se puso a mi lado aún sonriente y los seguimos por el pasillo.


Varias horas después, me terminaba de vestir frente al espejo de mi habitación del hotel. Al final, habíamos comentado el plan con el resto del equipo y algunos habían decidido unirse, como Dani, Nico y Lamine. Este último estaba a unos días de cumplir los diecisiete, así que sabía con seguridad que íbamos a tener que hacer gala de nuestra profesión para que nos dejaran meterlo en la discoteca con nosotros, pues el local estaba reservado a mayores de dieciocho.

Estaba terminando de abrocharme los botones de la camisa cuando alguien golpeó la puerta de mi habitación. Me aparté del espejo y me dirigí a la entrada, encontrándome a Unai al otro lado de la puerta. Cuando abrí, me miró de arriba a abajo y se le escapó una sonrisa.

-Qué guapo.-dijo sin apartar la vista de mí. Yo noté como me sonrojaba.

-Lo mismo digo.-respondí siendo esta vez yo quien lo observaba a él. Llevaba una camisa azul clara que le marcaba los bíceps y unos pantalones chicos de color negro. Ademas, se había engominado el pelo y recortado la barba. Estaba tan guapo que tardé poco en notar como se me ponía dura.

-¿Y esa mirada?-dijo sonriendo y entrando a la habitación, cerrando la puerta tras él. Unai empezó a caminar hacia a mí y yo di varios pasos hacia atrás, nervioso.

-¿Eh?-me choqué contra el escritorio y apoyé las manos en él. Unai llegó hasta mí y me acorraló, dejándome sin espacio. Cuando se pegó a mí, descubrí que no era el único al que se le había despertado algo ahí abajo.-Unai...

El portero sonrió y un segundo después estampó su boca con la mía. Yo intenté mantenerme firme, pero cuando me agarró de la nuca toda mi fuerza de voluntad desapareció. Le besé con fuerza y gemí, cogiéndole de la cintura para pegarle más a mí.

Mientras nos besábamos, empezamos a movernos por la habitación hasta llegar a la cama. Unai me empujó suavemente y yo me dejé caer sobre el borde, observándole mientras empezaba a desabrocharse la camisa. Me acerqué a él, besándole el pecho y bajando poco a poco hacia sus abdominales.

Estaba a punto de desabrocharle el pantalón cuando alguien aporreó la puerta de mi habitación. Ambos nos quedamos completamente quietos y nos miramos. Esperamos en silencio a que la persona que había al otro lado se marchara, pero entonces volvieron a llamar y la voz de mi mejor amigo sonó al otro lado.

-Tío, ¿estás ahí?-preguntó casi en un susurro.-Necesito tu ayuda con una cosa.-Unai y yo nos miramos de nuevo y puse los ojos en blanco. Él empezó a abrocharse los botones de la camisa y yo me puse en pie, dirigiéndome hacia la entrada de la habitación.

-Espero que sea importante.-dije abriendo la puerta. Me lo encontré al otro lado, con el torso desnudo y una camisa en cada mano. Mi mejor amigo me miró un instante antes de darse cuenta de que Unai estaba unos metros por detrás de mí. Entonces abrió mucho los ojos y formó una <<O>> con los labios.

-¿Estabais...?-dejó la pregunta en el aire.-Oh, joder. Lo siento. No sabía...-volvió a dejar la frase a medias.-Joder.

Me giré hacia Unai, que estaba reprimiendo una sonrisa, y volví a clavar la vista en mi mejor amigo.

-¿Qué querías?

Él miró las camisas que tenía en sus manos, como si acabara de acordarse de que seguían allí.

-Ah, sí.-las puso delante de mí.-¿Cuál debería escoger? Quiero ir guapo, pero que tampoco parezca que voy buscando nada, ya sabes.

Negué con la cabeza, aguantándome la risa. Joder, era mi mejor amigo y le quería, pero a veces me daban muchas ganas de arrancarle la cabeza.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora