Actualidad.
-Joder, tío, haz algo. Que marcaras el gol de la victoria en el último partido no significa que ya no tengas que mover el culo el resto de tu vida.
Me reí ante las palabras de Nico a Lamine mientras oscilaba de un lado a otro de la portería. Me encontraba con los dos en el campo, entrenando un rato antes de ir a cenar.
En la comida, Nico me había contado la idea que tenían Lamine y él por la tarde y yo había aceptado ir con ellos, pues no tenía nada que hacer. Pedro había quedado con Gavi para ir a comprar algo que no había querido decirme y Dani y Ferrán iban a pasar la tarde en el barco de unas chicas alemanas que habían conocido en una fiesta hacía un par de días. Así que, cuando había escuchado a Nico decir que quería entrenar, había aceptado con el fin de no tirarme horas en la cama sin nada que hacer.
A decir verdad, me gustaba estar con ellos, pero me sentía demasiado mayor a su lado. Lamine estaba a dos días de cumplir los diecisiete y Nico, a unas horas de tener los veintidós. Así que, cada vez que pasaba tiempo con ellos, los veintisiete me pesaban más y más.
-¿Y tú en qué piensas?-Nico se acercó a mí moviendo el balón entre los pies. Fue entonces cuando salí de mis pensamientos y recordé dónde estaba.
-En la fiesta que nos vamos a pegar este fin de semana.-le guiñé un ojo y él sonrió. Nico y Lamine tenían un día de diferencia entre sus cumpleaños y nos habían obligado a toda la plantilla a celebrar cada uno por separado. Es decir, mañana saldríamos por el cumpleaños de Nico y el sábado haríamos lo propio por el de Lamine. Esto era un poco arriesgado teniendo en cuenta que el domingo era la final de la Eurocopa y que nos enfrentábamos a nada más y nada menos que los ingleses; pero, mientras Luis no se enterara de nuestras juergas, estaríamos a salvo.
-¿En eso? ¿O en otra cosa?
Nico alzó una ceja, expectante. Yo miré a su espalda y vi a Lamine a unos metros de distancia, concentrado en darle toques al balón. Así que volví a dirigir la mirada hacia Nico.
-Ya sé que lo sabes.-respondí haciendo referencia a mi relación con Pedro. Este último me había contado hacía un par de semanas lo que Nico le había dicho el día que salimos de fiesta, así que sabía que mi compañero de equipo era plenamente consciente de mi relación.-No te hagas el misterioso.
Nico me pasó el balón y yo lo levanté del suelo con un movimiento.
-¿Por qué no me lo habías dicho?
Su pregunta me sorprendió tanto que se me escapó el balón. Le miré.
-Es complicado.-dije, porque era verdad.-Han sido tres años bastante complicados.
Nico asintió.
-Me lo puedo imaginar.-respondió él.-Se os notaba bastante tensos, y eso que al principio os llevabais muy bien.
Sus palabras me hicieron empezar a recordar mi historia con Pedro: cuando nos conocimos en su primer entrenamiento con la selección, nuestro primer beso en mi habitación de Las Rozas, nuestra ruptura, la pelea que tuvimos en los vestuarios en el Mundial de Catar....
Un escalofrío me recorrió la espalda.
-No estaba seguro de que las cosas fueran a cambiar.-le expliqué de manera honesta.-No creía que fueran a funcionar de la manera que lo están haciendo.
Nico se acercó al balón que se me había escapado y empezó a darle toques.
-Me alegro de que estéis bien.-detuvo el balón y me miró.-En serio, tío. Te lo mereces como nadie.
No pude evitar sonreír.
-Gracias, tío.-contesté, y antes de que pudiera decir nada más, Lamine vino corriendo hacia nosotros, chutando el balón sin previo aviso y haciéndome dar un salto que me transportó a la escuadra contraria de la portería.
-¿Cómo me ves?-di una vuelta sobre mí mismo para que me observara. Pedro dejó de abotonarse la camisa y sonrió.
-Tan guapo como siempre.-respondió depositando un pequeño beso sobre mis labios. Yo sonreí y me moví para quedar frente al espejo, observándome en él con detenimiento. Había elegido una camisa blanca y unos pantalones chinos marrones, y Pedro había optado por ir de negro entero. Lo miré a través del reflejo, concentrado en los botones, y no pude evitar suspirar. Joder, era tan guapo. Algo en la parte inferior de mi cuerpo se estaba despertando y yo tuve que agitar la cabeza para sacarme ese pensamiento de la cabeza. Ya íbamos con el tiempo justo, y no estábamos para distracciones.
-Entonces, ¿no vas a decirme ni siquiera cómo se llama la novia de Gavi?-me di la vuelta.
Él negó con la cabeza.
-No te preocupes, lo sabrás en cuanto la veas.
Lo miré sin comprender.
-¿Lleva tatuado su nombre en la frente?
Pedro rió.
-Algo así.-respondió mientras se ponía los zapatos.
Habíamos quedado a cenar con Gavi y su misteriosa novia, de la cual Pedro no quería darme ningún dato. Al principio, me lo había tomado a broma, pero empezaba a pensar que esta chica tenía que ser alguien muy importante para que Pedro no me quisiera decir nada sobre ella.
Veinte minutos después un taxi nos recogía en la puerta del hotel para llevarnos al restaurante. El lugar de la cena lo había elegido la novia de Gavi, según me había contado Pedro, y estaba a las afueras de la ciudad.
Cuando llegamos al sitio y nos apeamos del vehículo, la zona estaba bastante concurrida. Había muchas personas pasando por allí y entrando y saliendo de los distintos locales. De todos menos del nuestro.
Un chico aguardaba en la puerta del restaurante vestido de negro y con un pinganillo en la oreja. Pedro se acercó, le dijo nuestros nombres y él asintió, abriendo la puerta para que pasáramos.
Cuando entramos al restaurante, todas las mesas estaban vacías. El lugar solo lo llenaban los camareros y unos hombres vestidos de negro que estaban repartidos por el local y que pusieron sus ojos sobre nosotros en cuanto entramos.
-Al fondo a la derecha.-nos indicó uno de los camareros.
Pedro parecía mucho menos incómodo que yo mientras caminábamos hacia el interior y eso me hizo pensar en que estaría acostumbrado. Pero, joder, ¿qué clase de persona lleva tanta seguridad consigo misma? Ni que fuera el Papa.
Cuando nos aproximamos al final del local, distinguí a Gavi y a una chica rubia ocupando una mesa. Ella estaba de espaldas, pero cuando Gavi nos vio llegar y se puso en pie, le imitó.
La chica se dio la vuelta y yo tuve que esforzarme para que mi boca no se abriera de la impresión.
-¿Esa es...?-pregunté de manera que solo Pedro pudiera escucharme. Él asintió con disimulo.
-¡Leo!-la saludó. Se acercó a ella y la abrazó con esmero, gesto que ella devolvió.-Este es Unai. Mi...novio.
El corazón se me aceleró al escucharle llamarme así.
La jodida princesa de Asturias miró en mi dirección y sonrió.
-Encantada de conocerte.-se acercó a mí y me dio dos besos.-Soy Leonor.
-Unai.-respondí tratando de salir del estado de shock en el que estaba.
Después de saludarla a ella, le di la mano a Gavi y los cuatro nos sentamos en la mesa.
Joder, cómo era la vida a veces. Si me hubieran dicho hace un mes y medio que hoy estaría cenando con la futura reina de España y con Pedro presentándome como su novio, nunca me lo hubiera creído.
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La suerte de tenerte. Unai + Pedri
FanfictionUn país entero aclamaba sus nombres, confiaban en sus estrellas, en su equipo. El objetivo estaba claro: ganarlo todo. Pero ellos no contaban con perder sus corazones por el camino. Tres años atrás, Unai y Pedri se conocieron durante los entrenamien...