Actualidad.
Todo a mi alrededor daba vueltas mientras miraba a Lamine y a Nico bailando sobre la mesa. Al parecer, era un nuevo baile que se había hecho viral en redes y ellos habían decidido enseñárselo paso a paso a todos los presentes. Estaban tan borrachos que llevaban como media hora para un baile de un minuto.
-Estos críos...-descubrí en ese mismo instante que Mikel estaba sentado a mi lado.-Míralos, si acaban de nacer y ya tienen una Eurocopa.
Su frase me hizo más gracia de lo normal, seguramente porque estaba en un estado en el que cualquier mínima cosa me haría reír.
-Y que lo digas...-respondí. En realidad, Nico era cuatro meses mayor que yo, pero estar todo el rato con Lamine hacía que pareciese de su misma edad.-No como nosotros, que somos dos hombres hechos y derechos, joder.
Mikel se rió de manera exagerada a mi lado.
-Qué puta locura, tío.-se pasó una mano por el pelo.-Hemos ganado la jodida Eurocopa.
Le dio un trago a su vaso y me miró alzando las cejas.
-Si...-en ese momento, el único pensamiento que circulaba en mi cabeza es que me hubiera gustado haber podido jugar este último partido. Haber estado en la final, haber colaborado en el triunfo del equipo.-Lo has hecho de la hostia, tío.
Él sonrió y me puso una mano en la espalda.
-Gracias.-contestó.-Tú también lo has hecho muy bien en los partidos que has jugado.
Asentí, dándole otro trago a mi copa, y recorrí la sala con los ojos. Lamine y Nico seguían cantando sobre la mesa, animados por la familia de este último y Marc y Robin, que se descojonaban mientras los grababan con el teléfono.
Al otro lado de la sala, Álvaro bailaba con Carvajal, Nacho y Jesús. Sus familias ya se habían marchado, así que habían dejado las apariencias y ahora estaban dejándose llevar por la euforia (y el alcohol).
Unos metros más para allá, estaban Dani, Ferrán, Fermín y Unai, que hablaban de algo que no alcanzaba a escuchar. Sus familias también se habían marchado, todos menos el hermano de Fermín, que estaba dándolo todo cerca de ellos junto a la hermana de Ferrán. Al parecer, se acababan de conocer, pero la química entre ellos era más que evidente.
Los padres de Unai también habían estado viendo el encuentro pero, tras la cena, se habían ido a descansar al hotel. Según me había contado Unai esa tarde, era la primera vez que su madre iba a verlo a un partido desde que había debutado en el ámbito nacional. Decía que le ponía muy nerviosa ver los encuentros y no quería escuchar lo que las aficiones le podían llegar a decir a su hijo. Y era comprensible, claro. Ser jugador de fútbol era tener que aguantar constantemente faltas de respeto e insultos de personas que no te conocían de nada, así que era normal que a su madre se le hiciera duro ir a verle. Por eso sabía que había sido muy especial para él que hubiera acudido en el partido de hoy.
-Oye.-Mikel me llamó, devolviéndome a la realidad. Me giré hacia él y le miré expectante.-¿Unai y tú...?
Dejó la pregunta en el aire. Yo me revolví en el asiento, nervioso.
-¿Eh?
Mikel hizo una mueca.
-No tienes que decirme nada si no quieres.-dijo él.-Solo que os he visto estas últimas semanas y...bueno, me da la sensación de que hay algo entre vosotros.-yo no contesté, y él le dio otro trago a su copa.-Bueno, eso, no tienes que decirme nada. Pero si hay algo entre vosotros, me parece guay.-hizo una pausa.-Quiero decir, que hacéis buena pareja.-se aclaró la garganta.-Si es que sois pareja, claro. Igual solo...-se detuvo antes de continuar.-Bueno, creo que voy a irme antes de decir algo de lo que me arrepienta.-se puso en pie, posando una mano sobre su hombro. Yo reprimí una sonrisa.
No sé cuánto tiempo había pasado desde que Mikel se había ido, pero cuando vi a Lamine y Nico empezar de nuevo con el tutorial de baile, decidí que era mi hora de marcharme de allí. Me bebí el resto de mi copa de un trago, me levanté y fui hasta donde estaba el grupo de Ferrán.
-Bueno, chicos, me voy.-les puse las manos en la espalda a Dani y Fermín.-Mañana será otro día.-en realidad, eran las seis, por lo que ya estábamos a mañana, pero ¿a quién le importaba?
-¿Tan pronto?-preguntó Ferrán con dificultad.-Joder, tío, eres un coñazo.
Yo negué con la cabeza. Miré a Unai, que asintió.
-Hasta mañana.-se despidió guiñándome un ojo.
Salí de la sala y me dirigí a los ascensores. Me costaba caminar en línea recta, pero conseguí llegar y pulsar el botón de la segunda planta. Cuando se detuvo allí, salí y fui directo a mi habitación. Tardé más tiempo del necesario en meter la tarjeta en la ranura, pero cuando lo conseguí, entré y cerré a mis espaldas, apoyándome en la puerta.
Con dificultad, fui quitándome la ropa hasta que me quedé en calzoncillos. La dejé hecha una bola en el suelo, puse el móvil en modo avión, y justo cuando iba a bajar las persianas, alguien llamó a la puerta.
Por un instante, pensé que estaba demasiado borracho y empezaba a imaginarme cosas, pero entonces el sonido se repitió y fui a asomarme.
La versión borracha de Unai me recibió al otro lado.
-¿Qué haces aquí?-pregunté alargando las palabras.
-Una fiesta en la que no estás tú es una puta mierda.
Yo sonreí.
-Joder, Unai, no hace ni cinco minutos que me he ido.
Él también sonrió.
-Es que me he acordado de eso que me has dicho antes...-puso una mano sobre mi pecho.-Ya sabes...
Joder. Este tío me iba a volver completamente loco.
-Estamos muy borrachos.-le dije, aunque en realidad a mí me daba completamente igual. Llevaba toda la noche deseando besarle y saber que él también quería no hacía otra cosa que ponerme aún más cachondo.
-¿Y? No será la última vez que lo hagamos borrachos.
Su mano empezó a recorrer mis pectorales, bajando por mi abdomen. Se detuvo justo antes de llegar a la cinturilla de mis calzoncillos, y entonces alzó la cabeza para mirarme. El deseo de reflejaba en sus ojos, y yo empecé a notar como se me ponía dura.
Tras echar un vistazo a mi alrededor para asegurar que el pasillo estaba vacío, tiré de él hacia el interior de la habitación, cerrando la puerta tras de mí. Sin pensarlo, me lancé y le besé, encajando su cuerpo contra la pared. Unai me devolvió el beso con pasión y sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo. No sabía si era porque había bebido o por la euforia de saber que habíamos ganado la Eurocopa, pero en ese momento tenía más ganas de follar con él que nunca.
-Joder, Unai.-suspiré mientras su mano se metía por mi ropa interior y me acariciaba el miembro. Él sonrió contra mis labios.
-Llevo toda la noche queriendo hacer esto.-es lo último que dijo antes de empezar a crear un camino de besos descendente por mi cuerpo, hasta que acabó de rodillas delante de mí y me quitó los calzoncillos.
En ese instante, podría haber perdido la puta cabeza. Porque estar con él, fuera de la forma que fuese, me volvía jodidamente loco.
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La suerte de tenerte. Unai + Pedri
FanfictionUn país entero aclamaba sus nombres, confiaban en sus estrellas, en su equipo. El objetivo estaba claro: ganarlo todo. Pero ellos no contaban con perder sus corazones por el camino. Tres años atrás, Unai y Pedri se conocieron durante los entrenamien...