Capítulo 25.

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Actualidad.



No sé qué hora era cuando un ruido empezó a sonar, despertándome. Abrí los ojos lentamente y la penumbra me rodeaba, pero alguien se quejaba a mi lado. Cuando me giré, vi a Unai moviéndose como si le costara respirar.

-¿Estás bien?-le pregunté apoyándome sobre un brazo a su lado. Él no respondió, y fue en ese momento cuando me di cuenta de que estaba dormido. Joder, estaba teniendo una pesadilla.-Unai.-le puse una mano sobre el brazo, intentando despertarle, pero no funcionó.-Unai, vamos, despierta.-le agarré con más fuerza, y al ver que seguía sin abrir los ojos, le zarandeé.-¡Unai!

Se despertó sobresaltado, echándose hacia delante y quedando sentado en la cama. Las gotas de sudor le caían por la frente y respiraba con dificultad.

-¿Estás bien?-le pregunté poniéndole una mano en la espalda. Él tardó en contestar.

-Si...-dijo casi inaudible.-Era una pesadilla.

Me apoyé en su hombro.

-¿Qué has soñado?

Unai se tomó su tiempo para responder.

-El partido...-tragó saliva.-He soñado con el partido de esta noche.-dijo refiriéndose a la final que jugaríamos en unas horas contra Inglaterra. Yo lo miré preocupado.

-¿Y qué pasaba?

Él suspiró.

-Perdíamos.-contestó con la voz rota.-Porque me marcaban cinco goles.

Le acaricié la espalda.

-Eso no va a pasar.-le animé.-Nadie podría marcarte tantos goles.

Él miraba hacia abajo, evitando el contacto visual.

-Es que tú...-cogió aire, como si le costara respirar. Yo fruncí el ceño.

-¿Qué pasa conmigo?

Unai suspiró y giró la cabeza para mirarme. Estaba completamente desolado.

-Tú me dejabas.-dijo.-Me decías que no era suficiente para estar contigo.

Se me hizo un nudo en el estómago.

-Eso no va a pasar.-aparté la cara de su hombro y le di un beso en la mejilla.-Nunca te dejaría, y mucho menos te diría que no eres suficiente.-le puse ambas manos en la cara y le obligué a mirarme.-Eres más que suficiente para mí. Lo eres todo.

Su mirada se suavizó.

-Gracias.-es lo único que dijo. Yo le di un beso rápido en los labios y sonreí.

-Ven aquí.-le dije tumbándome de nuevo y abriendo los brazos. Unai obedeció y puso su cabeza en mi pecho.-Te dije que serías tú el que nos llevaría a cuartos, a la semifinal, a la final...-comencé a decir mientras le acariciaba el pelo.-Y ahora sé que serás tú quien nos consiga la copa.

Unai no dijo nada, pero noté como su respiración se ralentizaba.

Yo tardé un buen rato en volver a dormirme.







Estaba hecho un flan cuando el equipo saltó al campo. Las últimas horas habían sido bastante caóticas: después de que Unai se desvelara de madrugada, habíamos conseguido dormir un rato más, pero a las 7 nos habíamos marchado del hotel para dar un paseo y tratar de desconectar de la situación. Unas horas después, nos habíamos reunido con el equipo para preparar el partido de esta noche (sobretodo la parte psicológica) y más tarde nos habíamos ido a comer todos juntos a un restaurante del centro de Berlín. El resto del día había consistido en ver cómo Unai caminaba de un lado a otro sin parar, tratando de calmar los nervios.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora