Capítulo 31.

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Actualidad.




Cuando me desperté al día siguiente, lo primero que vi fue a Unai tumbado a mi lado, boca arriba y con los ojos clavados en el techo. Cuando se dio cuenta de que le estaba mirando, se giró hacia mí e hizo una mueca.

-Dime que no hice lo que creo que hice.

Solté una carcajada.

-Lo hiciste.

Unai gimió y se tapó la cara con las manos.

-Dios.-me miró.-¿Por qué me dejaste hacerlo?

Abrí los ojos con sorpresa mientras me seguía riendo.

-¡¿Y yo que iba a saber?!-pregunté apoyándome sobre los codos.-Estaba tan tranquilo aplaudiéndote y de la nada empezaste a soltar ese discurso de hombre enamorado. No lo vi venir.-hice una pausa.-Bueno, ni yo ni nadie. Tenías que ver la cara de los demás.

Unai se dio la vuelta y pegó la cara a la almohada.

-Dios mío. Mis padres me van a matar por no habérselo contado antes.

Me reí.

-Ya, ¿me lo dices o me lo cuentas?-pregunté recordando la noche anterior.-Mis padres estaban flipando cuando nos bajamos del escenario.

Unai volteó un poco la cara y me miró.

-¿Me odian?

Le acaricié la cabeza.

-De hecho, les gustas bastante.-contesté, porque era verdad.-Pero les hubiese gustado que se lo hubiera contado yo antes.-tragué saliva.-No sabían que también me gustaban los chicos.-hice una pequeña pausa.-Bueno, en realidad, eres el único que me ha gustado nunca.

Unai sonrió durante un instante, pero entonces volvió a ponerse serio.

-Lo siento por haberlo hecho así.-me imitó y se apoyó sobre los codos.-Había bebido mucho y no sabía lo que hacía.-suspiró.-Me habría gustado que nuestras familias lo hubieran sabido primero.

Le di un beso en la mejilla.

-Ya está hecho. Y no ha salido mal, creo.-sonreí.-Ayer todo el mundo que se acercaba a mí era para felicitarme. Por haber ganado la Eurocopa y por haberme quedado con el chico más guapo de la plantilla.

A Unai se le escapó una sonrisa.

-Lo que dije iba en serio.-me miró a los ojos.-Estoy enamorado de ti.

Mi mano fue descendiendo por su cuello y su hombro y seguí acariciandole el brazo.

-Lo sé.-respondí.-Yo también estoy enamorado de ti.-detuve mi mano y lo miré.-En realidad, creo que nunca he dejado de estarlo.

Unai bajó la mirada a mis labios y se acercó a mí, besándome. Nos habíamos besado muchas veces, pero este beso se sentía diferente a los demás. Porque ya no solo podía besarle aquí, sino también fuera de estas cuatro paredes. Tras la puerta de la habitación, podríamos seguir siendo nosotros.


Media hora más tarde, Unai y yo recorríamos los pasillos de Las Rozas hasta llegar a la cafetería. Allí, una vez abrimos la puerta, todas las cabezas se giraron hacia nosotros.

-Hombre, pero si está aquí la pareja del año.-dijo Álvaro poniéndose en pie y caminando hacia nosotros. Se colocó entre los dos y nos puso los brazos sobre los hombros.-Vosotros sois los culpables de que tengamos la puerta del recinto llena de periodistas.

Me tensé al instante.

-Es broma, ¿no?

Álvaro se rió.

-Ojalá lo fuera.-dijo Carvajal, que estaba sentado en la misma mesa donde se había levantado el capitán.-Ahora mismo este equipo solo es noticia por vosotros dos. A nadie le importa que hayamos ganado una copa.

Unai se llevó las manos a la cara.

-Madre de Dios.

Los demás jugadores sonreían divertidos ante la escena.

-Así que fue él con quien te pillé en la habitación el otro día, ¿eh?-preguntó Dani acercándose a mí y poniéndome una mano en el pecho. Álvaro se separó de mí y se giró para decirle algo a Unai.

Me rasqué la nuca sin saber qué decir.

-Eh...¿si?

-¡Y no me lo dices!-exclamó rodeándome los hombros con el brazo y llevándome a la mesa donde estaban Gavi, Ferrán, Nico y Lamine. Me senté al lado del benjamín del equipo no sin antes girarme brevemente para ver a Unai siendo arrastrado hasta la mesa de Álvaro, Carvajal, Mikel, Marc y Fabián.-¿Alguien más lo sabía?

Gavi y Nico se miraron entre ellos y agacharon la cabeza hacia su plato. Ferrán se giró hacia mi mejor amigo y Lamine hizo lo mismo con Nico.

-Cabrón.-le dijo el más joven al del Athletic.-¿Por qué no me lo contaste?

Nico se encogió de hombros.

-Me di cuenta hace unas semanas.-respondió él.-Pero como no habían dicho nada, no quería chafarles la sorpresa.-sonrió y me guiñó un ojo.

Las preguntas de mis compañeros no cesaron durante el desayuno ni más tarde en la concentración que tuvimos. Todos querían saber qué había pasado, cuándo empezamos, por qué nos habíamos peleado hacía dos años en el Mundial... Unai y yo pasamos un buen rato contando nuestra historia, explicando algunas cosas, aunque nos guardamos muchas otras para nosotros. Al final, lo que teníamos era muy especial y había ciertos momentos de nuestra historia que queríamos que fueran solo nuestros.

Los siguientes días fueron muy intensos. Carvajal no había mentido cuando había dicho que la prensa estaba muy interesada en Unai y en mí. Pasamos semanas con reporteros persiguiéndonos por las calles, tanto cuando íbamos juntos como cuando íbamos a solas, y fue difícil de gestionar el sentir como nuestra vida, de repente, estaba tan expuesta.

Aún así, no me arrepentía de nada. Me sentía más libre que nunca y estaba pletórico por poder ser finalmente yo mismo, sin tener que ocultar que estaba enamorado y que quería con locura al portero de mi selección.

La suerte de tenerte. Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora