Epílogo

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Nueve meses y veintinueve días después

Mientras cepillo mi larga cabellera rubia en frente del espejo, solo puedo pensar en cómo nuestra vida es una pequeña bola de lana. Una vez que naces, esta empieza a correr y ya, a pocos metros, ha dejado varios desastres frente a sus rastros.

Desde pequeños hemos aprendido que las acciones de nuestros actos determinan cómo va a continuar nuestra vida, pero no lo recapacitamos hasta que las consecuencias nos golpean en la cara.

Todo va a seguir en marcha, pero a la vez, a todos nos salpicó la sangre derramada por una de tus mejores amigas. Nadie lo ve por cómo fue, solo por cómo terminó.

Con la muerte de dos estudiantes y dos casos de abuso sexual dentro de un renombrado colegio privado.

Las palabras corrieron después de esa noche. La verdad sobre Ana salió a la luz, pero ahora las miradas extrañas y los susurros estaban puestos en mí.

Tuve que aprender a no prestarles atención. Si es que me dejaba afectar por sus palabras, jamás iba a poder salir adelante. Pero incluso con el trauma invadiéndome de vez en cuando, he logrado trabajar en el pasado y enfocarme en mi futuro.

Mi celular vibra. Dejo la peineta de lado y leo brevemente la notificación que ha saltado en pantalla.

07:36
Martes 7 de marzo de 2023

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catacasttro: Supongo que me vas a venir
a ver después de clases.

Cata abandonó el colegio. Su sanación fue dolorosa y entrar a ese colegio solo complicaba más las cosas. No solo la veían como una víctima; luego de enterarse sobre la causa de muerte del profesor Mateo, surgieron nuevos y mayores chismes en contra de ella.

Incluso si es que sabemos sobre el daño que hicimos con anterioridad, a veces podemos ser tan estúpidos para no reconocer que lo seguimos haciendo. Eso es algo que ahora puedo comprender.

Todos sufrimos por la muerte de Ana, pero si es que en realidad hubiera sido un suicidio, ¿le estarían tomando el peso a sus palabras, o la noticia hubiera sido relevante por solo un corto periodo de tiempo?

Terminó el año con clases particulares y ahora había ingresado a un colegio más pequeño. El cual estaba dispuesto a que su último año fuera lo más placentero posible.

julivial:
Solo si es que me tienes comida
para cuando llegue. :)

Pero también, ahora solo éramos nosotras dos.

Ester se alejó de nosotras, probablemente por lo que se decía. Ella no cambió, pero una no puede asumir que todos lo harán solo porque tú lo hiciste.

Dejo el celular de lado y me levanto del asiento.

Me quito la toalla rosada que envuelve a mi cuerpo y doy una breve mirada al espejo.

Pude haber subido un par de kilos durante el año pasado y lo tengo claro, pero por lo menos ahora sé que estoy sana. No ha sido un camino fácil, pero cada día es un nuevo aprendizaje para aceptarlo.

Me pongo la ropa interior para luego apreciar mi uniforme sobre mi ordenada cama. La camisa blanca se envuelve en mi cuerpo, al igual que los largos calcetines negros. Mi falda de cuadros verdes se ciñe a mi cintura, hundo los brazos por las mangas de la chaqueta negra y luego de colgar la corbata verde alrededor de mi cuello, me pongo unos botines oscuros.

Me cepillo los dientes y luego tomo mis cosas. Me pongo la mochila, apago las luces y luego de cruzar la puerta, me encamino hacia las escaleras.

Bajo las escaleras y mis narices se impregnan de un fuerte olor a huevo frito.

Aquel Pequeño RumorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora