Capítulo 49

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—Lo único que tenía que hacer, era fingir que su muerte me había dolido. Esas lágrimas que solté en su funeral. Pff, más falsas que tú, fingiendo estar bien con lo de Matthew. —Ríe frente a sus palabras. —Pero mi plan aún no había terminado y es ahí donde entras tú. —Me apunta con el arma. —Es justo aquí, donde todo termina. —Hace giros en el aire con la pistola.

—¿De qué estás hablando? —Pregunto con lágrimas en los ojos.

Mira solo ha estado viendo las cosas desde el dolor del despecho.

Ella no sabe por todo lo que pasó Ana y, aunque ella se lo trató de explicar, no quiso escucharla.

Pero aunque lo hubiera hecho, ya era muy tarde. Ya la había envenenado y si es que llamaba a los paramédicos, hubiera tenido que explicarles por qué Ana había bebido de la botella intoxicada. Pero ahora lo entendía, Mira no era alguien con quien se pudiera razonar; ella se guiaba por sus instintos y disfrutaba cuando los demás sufrían.

Mira suspiró y se me quedó viendo con diversión en su rostro.

—Incluso antes de haber sabido que tú habías visto a Ana con el profesor Matías, iba a hacer que todo cayera en ti. —El pecho se me hunde frente a esas palabras. —Mira, cuando te pedí el celular para avisarle a mi mamá que me iba a quedar a dormir en tu casa, aproveché de hacer la misma búsqueda que usé para envenenarla. Después, tuve que recuperar el anillo y regalártelo, con la excusa de "Ay, mejores amigas por siempre". La mierda más cringe que pude haber escrito en mi puta vida. —Ella se ríe, mientras que mi mente va conectando las piezas. —¡Ni siquiera te diste cuenta de que no llevaba el otro par, estúpida de mierda! Pero bueno, el cuerpo de Ana iba a ser descubierto y ahí empezaría la segunda parte de mi plan. Mis cartas le llegarían al profesor Matías, en donde tú hablabas sobre cómo ibas a esparcir el chisme si él no dejaba su relación con Cata. Ya que él había arruinado tu relación con Ana. Todas esas cartas iban firmadas con las siglas "JV". —Mi mente se detiene frente a sus palabras. —Lo sé, sorprendente, pero no digamos que Cata es la persona más confidencial cuando está ebria. Aunque bueno, esas dos cosas ya las sabías. Continuando, iba a seguir molestando al profesor Matías hasta que llegara a su punto máximo. El imbécil era demasiado impulsivo, por lo que en algún momento te iba a terminar matando.

—Cuando los policías lo arrestaran, porque claramente Cata iba a sentir culpa de lo ocurrido, él diría que lo había hecho porque lo amenazabas de esparcirlo, tal como lo habías hecho con Ana. Ibas a quedar como la principal sospechosa de que Ana se hubiera suicidado. Pero justo ahí entraría yo, quien, luego de semanas intentando guardar este secreto, les comentaría sobre la verdad de Julia Vial. Cómo, una estudiante de renombre, le había comentado, antes de morir, a su mejor amiga, que ella era bisexual en secreto y que mientras salía con Matthew, se estaba viendo a escondidas con Anastasia Del Pilar. Pero cuando la egoísta zorra se enteró de que ella también le estaba siendo infiel, no pudo aguantar y la terminó asesinando.

—De esa forma, cuando los policías investigaran, iban a encontrar que el día que ella murió, tú estuviste investigando distintas formas de intoxicación, que, de hecho, se parecen un poco demasiado a las circunstancias por las cuales ella había muerto. Por otro lado, encontrarían el anillo que era propiedad de Ana y llegarían a la conclusión de que, como la psicópata que eres, lo habías tomado como trofeo. Pero claro, al final lograste liberarte del profesor Matías, y Cata lo terminó asesinando. En un punto consideré dejarlo hasta ahí. Tu vida ya estaba arruinada y ya no tenías mucho para solucionarla, pero en cuanto te vi hoy día en mi puerta, supe que habías venido por algo más que mi cumpleaños. Ya no hacíamos esa tonta tradición hace mucho tiempo y que de la nada quisieras retomarla, no sé, me pareció extraño. Por lo que se me vino en mente una última idea. —El arma vuelve a estar fija en mí, pero esta vez Mira le quita el seguro.

Aquel Pequeño RumorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora