No tuve el valor para seguir investigando esa noche. Cerré la maleta y la deslicé al fondo de mi cama, dejándome con los pelos de punta y la respiración agitada.
Ya habían pasado dos días desde ese momento y mi mente, no dejaba de indagar en dudas, pero de igual forma, acompañé a Mira a un día de compras en el centro comercial. Aún tenía el dinero que me habían dado por mi cumpleaños, que no había usado considerando las circunstancias.
Ester no quiso venir. Había gastado demasiado en compras en línea, que su mamá la había regañado. Cata simplemente dijo que no.
Íbamos de tienda en tienda, saliendo con más bolsas de las que habíamos entrado. Entramos a la librería, en donde Mira, con rapidez, se dirigió a la sección de misterio.
Me acerqué a ella y noté que, agachada en frente de una de las grandes estanterías, rozaba con sus dedos los lomos de los libros.
—¿Qué buscas? —Consulto frente a su rápida búsqueda.
—Perdida. Gillian Flynn —Menciona sin voltear la mirada.
—¿No quieres que busque a alguien para...?
—No. —Interrumpe volteando su mirada. —Yo puedo hacerlo. Gracias.
Río frente a ello. Mira suele ser un poco obstinada a veces y le toma mucho tiempo rendirse frente a una idea.
—Hola, buenas tardes. —Menciona una grave voz a mis espaldas. —¿Las puedo ayudar en algo?
Me giro y me encuentro con un chico alto, de cabello negro, tez morena y ojos celestes, que carga una gran cantidad de libros entre sus brazos.
—Mira, ¿necesitas ayuda? —Le pregunto.
—No. —Responde precisa y sin mirarnos de vuelta.
—Entiendo. —Menciona él entre risas. —Bueno, cualquier duda que tengan, nos pueden consultar.
—Gracias. —Respondemos ambas antes de que se retire.
Noto que dos mujeres se nos han quedado viendo, con ojos juzgadores e intensos que se voltean tras notarlas.
—Qué extraño. —Menciono.
—¿Qué cosa? —responde Mira sin prestar atención.
—Dos mujeres nos estaban juzgando.
—Bueno, si consideras lo famoso que anda el colegio... ¡Aquí está! —Dice con entusiasmo para luego levantarse.
—Tiene sentido. —Respondo mientras que ella se limpia la falda. —No sé, encuentro un poco odioso ser el centro de atención de esta manera.
Y si es que en realidad fue un asesinato, como yo creía, la atención se iba a terminar duplicando.
—Digo lo mismo. —Responde en un suspiro. —Ya no puedo salir tranquila de fiesta sin que me pregunten "¿Tú estás en el colegio de esa niñita que se suicidó?"
—¿Has salido de fiesta? —pregunto mientras caminamos hacia la caja.
—Es lo único que me distrae o eso es lo que creía. —Menciona apreciando su nueva adquisición.
—No me ha dado la cabeza para salir. —Respondo mientras ella paga. —En cierta parte, siento un poco de culpa.
Me mira con intriga.
—¿Por qué? —Pregunta mientras le pasan el libro.
—No sé. —Respondo evitando la verdad. —Me da culpa fingir que nada ha pasado. Que nadie que yo conozco perdió su vida durante este último tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Aquel Pequeño Rumor
Misterio / SuspensoLAS PALABRAS PUEDEN SER ASESINAS Los rumores corren, no hay quien los pueda evitar. Un simple comentario se puede volver en la noticia más importante, pero eso no significa que fuera mi intención hacerlo. Anastasia tenía sus problemas, todos lo sabí...