—¿Qué diablos estás haciendo aquí? —que le preguntó a su hermana, cubriendo a Nella lo más posible con su cuerpo.
Su pene que estaba duro hacía un momento, se volvió flácido entre sus piernas, por la ira y deseos de echar a la calle a su hermana Giovanny.
Al darse cuenta que la mujer que tenía enfrente era una completa desconocida para el, un persona capaz de hacer daño... ¿Que cual propósito? ¿Qué demonios ganaba ella con alejarlo de Antonella?
—Será mejor que te cubras, Enzo. No estoy interesado en ver las joyas de la familia. No es de mi gusto tanta desnudez.
—Vete a la mierda. Tú fuiste quien entró a mi departamento. .
—Sí, ya noto que entré en muy mal momento. —ella sonrió y levantó un poco la cabeza para ver detrás del cuerpo de Vicenzo. —Unos cuantos kilos por perder, cuñadita...
—Ni se te ocurra moverte de ahí— le dijo.
—¿O qué? ¿vas a pegarme por ver el cuerpo desnudo de tu esposa? ¿O por insinuar que esta gorda? —Giovanny volvió a sonreír. Sus ojos azules centellearon y Vicenzo apretó los puños. —.. Bueno, casi ex esposa. Supongo que este no iba a ser más que un polvo de despedida.—se corrigió ella dando una carcajada sarcástica.
—¿Te divierte esto, Giovanny?— escuchó que decía Nella detrás suyo.
Vicenzo se tensó de pies a cabeza al escuchar a su mujer dirigirse en ese tono a su hermana.
No porque Giovanny fuera a hacerle daño de alguna forma, tendría que pasar por encima de él antes de ofender o lastimar a Antonella.
Pero el también estaba claro de que su hermana era una piedra dura de mover una vez que se empecinaba con algo.
Pero le preocupaba algo más, porque él sabía lo que iría después de ese tono.
—No me divierte. La verdad lo encuentro desagradable... Ustedes dos juntos otra vez es solo cosa del pasado y allí debe quedarse. — dijo ella. — Debiste hacerme caso, cariño, no debiste quedarte en Nápoles.
—¡Jodete! — Gritó su mujer y Enzo intentó contenerla. —Me tienes harta ya. Lo que suceda entre Vicenzo y yo no es tu puto problema.
—¡Eso es! ¡Sácalo! Saca la cualquiera que llevas dentro!
—Nena, no sigas..
—¿Y dejar que se siga metiendo entre nosotros? — Le preguntó. —No me importa si es un mes, un dia, o una vida que pasemos juntos...—Giovanny soltó un bufido pero Nella la ignoró. —...No puedo seguir aceptando que quiera separarnos con mentiras.
—¿Mentiras? ¿Acaso no te follas al españolito? ¿O crees que el detective privado lo contraté yo? — la hermana de Vicenzo se rio a carcajadas desprovistas de alegría. —Que crédula y tonta has salido.
—Cuida tus palabras, Giovanny. —gruñó Vicenzo dando un paso hacia el.
Si, el había contratado un detective y se avergonzaba bastante de haberlo hecho.
—¡Uy! cuidadito. ¿vas a dejar que me vea el cuerpo de la gorda esta? ¡En serio que no se donde tienes los ojos, Enzo!
—¡Giovanny! — rigió su mujer y se deshizo de su agarre, moviéndose veloz, pasó por el lado de Vicenzo sin que el pudiera agarrarla.
Ella levantó la toalla del suelo y se la colocó alrededor del cuerpo.
—¿Te crees muy tu, no? ¿Muy superior a mi, cierto? ¿Crees que me intimidas? ¡Vete al carajo! No eres mas que una puta niña mimada que se cree con el derecho de jodernos.
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EL ITALIANO VENGATIVO (EN EDICION)
RomanceAntonella Luigi está casada, legalmente casada con un hombre que conoció un año y algunos meses atrás. Ella descubrió la razón de su matrimonio: una herencia por cobrar. Vicenzo Luigi, tuvo una condición para que pudiera cobrar su herencia: casarse...