Capitulo 23: Simple

430 22 0
                                    


Tenía que estar loco si creía que se iba a quedarse toda la noche encerrada en su habitación, mientras él conversaba con Giovanny.

Debía de estar loco si pensaba que se iba a quedar como una inocente mariposa encerrada en su habitación, una princesa sin un caballero que la salvara.

Ella iba a crear su propio caballero y sería ella misma.

Nella se vistió de prisa, sacó una falda con lentejuelas qué le quedaba bastante corta y un top negro que dejaba ver un poco de su ombligo hasta sus caderas. Ella no era así, jamás vestía de esa manera, pero por alguna extraña razón Había decidido aceptar algunas piezas de ropa que su hermana le había ofrecido para el viaje. Su hermana que aunque era un poco más extrovertida que ella, Antonella no se imaginaba verla vistiendo así, le había dicho que jamás debía salir sin algo para disfrutar de una fiesta. Aunque el propósito de su viaje era finalizar su matrimonio de una vez y por todas con Vicenzo, su hermana le había dicho que a lo mejor Después de firmar los papeles del divorcio, ella se antojaba de beberse unos tragos.

Y había tenido razón, no había finalizado el divorcio aún, se dijo.

Pero al menos podía tener la oportunidad de tomarse algo fuera del departamento de Vicenzo sin su constante vigilancia, sin el deseo de asesinar a Giovanny.

Sin las ganas de cogerse a Vicenzo como si no hubiese un mañana.

Deseaba que la tomara, que le hiciera el amor de todas las maneras que sabía. Era obvio que con Vicenzo iba a disfrutar al máximo de hacer el amor, de tener sexo, de coger, cualquier apelativo que él quisiera colocarle, ella lo único que deseaba era tenerlo dentro, de sentir sus manos alrededor de su cuerpo, tal y como había sucedido minutos antes de que Giovanny los interrumpiera.

Habían estado a punto de hacer el amor en la cocina, de no haber sido por la estúpida interrupción de esa mujer, que lamentablemente era su cuñada, allí hubiesen podido acabar con las ganas molestosas y desesperantes que se apoderaban del cuerpo de Antonella.

Ella se desconocía. Ese fuego tan intenso que sentía en su vientre era algo nuevo, distinto, y solamente la inevitable compañía de Vicenzo de lo provocaba.

Pero lo iba a sacar de su sistema. Se iba a demostrar a sí misma que podía ser feliz sin él, al menos por unas horas.

Se perfumó con el perfume que normalmente utilizaba de la marca Chanel, se calzó con unos zapatos de tacón fino, rodeado de pequeñas imitaciones de diamantes en los tirantes y se maquilló suavemente, Sólo colocando un poco de rímel en sus pestañas y algo de un rubor en sus mejillas, aunque no necesitaba tanto de lo segundo, pues estando constantemente junto Vicenzo, el rubor era automático.

Pero ella no lo estaría esa noche. No esa noche disfrutaría, Se tomaría algo y buscaría la forma de distraerse, para así llegar solo a dormir al apartamento y no tener que darle razones a su marido.

O a lo mejor decidía irse a un hotel, así refrescar un poco su me te y sus ideas.

Sí, esa idea de repente le pareció la mejor opción.

Necesitaba tiempo para pensar a solas y que su mente se ve afectada sus ideas por el constante deseo de acostarse con su marido.

Necesitaba pensar en la forma correcta de terminar su relación con Scott.

NINGUNA DE LAS IDEAS EN LAS CUALES PENSABA O SE LE OCURRÍAN EN LA QUE EL MOMENTO ERAN CORRECTAS, YA LO SABÍA.

Scott merecía más que una simple frase de que los de ellos no iba a funcionar.

EL ITALIANO VENGATIVO (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora