Capitulo 38. La prueba

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—¿Has comprado la prueba?

— Necesito saberlo, necesito tener la certeza de que sí, de que estoy embarazada.

—¿Has ido sola a comprarla?

— Sabes que no. — hoy ella hubiese deseado enormemente que su familia, que su hermana, hubiese estado allí en aquel momento, que las cosas con Talía no han salido tan mal. ¿Qué mejor compañía que ir a comprar una prueba de embarazo con tu propia hermana?

Estaba tan nerviosa, deseaba tanto tener a su madre junto a ella, pero las cosas habían salido tan mal en distintos grados.

Su esposo se acercó a ella y le dijo lo que ella necesitaba escuchar. Le dijo que todo saldría bien.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Cómo puedes estar seguro de que esto es lo que quieres?

— Te quiero a ti y todo lo que venga contigo. Quiero todo de ti. Y si estás esperando un hijo mío, te aseguro que voy a amarlo, así como te amo a ti.

El corazón se le arrugó a Antonella y sintió que estaba definitivamente con el hombre adecuado.

— Pues no tardemos más. — dijo ella dándole un beso. Se encaminó con dirección hacia el baño.

Orinó un poco encima del pequeño palito y guardó la muestra encima de la encimera.

Según la caja, la prueba debía de arrojar una respuesta de 5 a 10 minutos. 5 a 10 minutos que se hicieron interminables.

—¿Estás bien? — escuchó como su esposo abría la puerta y le miró con los ojos llenos de miedo.

—¿Qué tal que no lo esté? ¿Qué tal que todo esto no haya sido más que una broma de mal gusto de mi cuerpo? ¿Qué tal que el estrés de haber regresado a Nápoles me haya hecho pensar que estoy embarazada?

— Te aseguro Antonella, que si no estás embarazada, Lo estarás en algún momento porque he decidido que quiero tener la familia que tanto he deseado contigo, porque lo decidí desde el momento en que te vi, porque, aunque no sabía que te amaba, parece que mi corazón lo supo desde el primer momento.

El la levantó y la abrazó.

Ella estaba hecha un mar de lágrimas, demasiadas emociones encontradas. No sabía si reír o llorar, si sufrir o sentirse alegre. Si la prueba da positiva.

¿Deseaba ella realmente tener a ese hijo?

Ambos tenían tantas cosas aún por vivir, ambos tenían tantas cosas que vivir juntos.

Todo iba a ser tan deprisa, tan rápido iniciar una familia cuando apenas comenzaban a conocerse a sí mismos, aunque se habían conocido casi 2 años atrás. Realmente habían perdido 1 año, habían desperdiciado 1 año debido a las mentiras tanto de su familia como de parte de la de ella.

— Sea lo que sea que salga en esa prueba. Mi amor por ti no va a cambiar.

— Te amo tanto Enzo Luigi. — dijo ella y ambos se abrazaron. Él la agarró, la sostuvo. Aguantó el temblor de su cuerpo.

— Y yo a ti, Antonella Luigi. Me has hecho el hombre mas feliz del mundo. Estas semanas junto a ti, eran justo lo que había estado necesitando. No se en que pensé cuando te pedí un mes a tu lado...

— Estabas deseando que me quedara. Ahora lo entiendo.

— No se como pude dudar de ti. Después de ser tan inteligente resulta que soy un estúpido mas.

— Te has dejado llevar...

— De mi hermana y mi madre y aun asi, encuentras lugar en tu corazón para preocuparte por Gio.

EL ITALIANO VENGATIVO (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora