Valeria no tenía ningún plan para hoy, al menos no que ella quisiera. Había pasado una semana entera encerrada en su habitación, mientras sufría al no poder beber un trago para quitar su estrés.
Sentía que se estaba volviendo loca pero no tenía otra salida, lo peor no era pedirle dinero a Terence, sino que era no saber si el hombre se encontraba de buen humor para ir a buscarlo. Y más aún luego de que no respondió ninguna de sus llamadas y mensajes el día de ayer. Ahora no sabía ni como debería actuar.
¿Debería ser una prometida intachable?
¿Un títere perfecto?
¿La mujer sumisa?
Ninguno le quedaba. Siempre le hartaba tener que cumplir con las expectativas de alguien más. Y sentirse bajo presión tampoco le gustaba, en primer lugar eso fue lo que la había orillado al vicio.
No quiso permanecer por mucho tiempo en su casa, así que se movió rápidamente al baño. Al ducharse y buscar ropa en su armario re buscó en su closet algo que se adecuara a ella. Sin embargo, nada de su vieja guardarropa le gustaba y fue entonces que recordó las prendas de la sesión fotográfica, no había utilizado todas, así que aún quedaba ropa guardada en bolsas con el logo de distintas marcas. Después de todo, eso lo habían llevado para ella ¿no?
Había tanto por escoger qué estaba empezando a creer que el rubio tenía buen gusto y al final eligió un traje formal de shorts color beige, era elegante y cómodo, todo lo que necesitaba. Salió del cuarto y la señora de servicio al verle le sirvió el desayuno en la mesa. Fue ahí donde la rubia dudó seriamente en llamar a su "prometido" ya que si no lo hacía seguro que sería él quién la llamara a ella.
Buscó el registro de la llamada que le había hecho el día anterior y marco esperando que no respondiera. Pero solo fue pensar en vano.
El hombre atendió el teléfono rápidamente.
—¿Qué has estado haciendo? Necesitamos vernos.
Pudo haber sonado desesperado, pero en realidad fue más serio y cortante, así se escuchó la voz del otro lado.
—No he estado haciendo nada, gracias por preguntar—se limitó a responder la rubia en el mismo tono.
—Qué bueno, enviaré a alguien por ti ahora—volvió a responder de forma tan simple y sin dejarla decir más, Terence cortó la llamada.
¿Quién se creía? Era solo un desgraciado con mucho dinero. Sin embargo, ella no se dejaría tratar así y se lo iba a demostrar.
Guardó el teléfono en su bolso y salió con mucho pesar de su habitación para bajar hasta la entrada de la propiedad, en donde unos minutos más tarde un carro negro apareció, y un hombre vestido de traje se presentó para llevarla con su "prometido"
Al llegar, Valeria se dirigió con enfado a la oficina de Terence sin esperar a ser anunciada. Ya no le importaba, ahora era su prometida y en unos días su esposa, así que cuando una mujer de la recepción se le acercó, la rubia no hizo nada más que verla mal mientras que el chófer atrás de ella le explicaba quién era Valeria.
—Oh, lo siento señorita.
—Más te vale que no se vuelva a repetir—le ordenó la rubia con disgusto, pues no estaba de buen humor para dejar pasar nada.
Rápidamente todos le abrieron paso y Valeria entró echa una furia a la oficina del hombre, quién hacia sentado en su escritorio esperando por ella.
—Me alegro de haber escogido bien, te ves bien—comentó con simpleza al verle lo que traía puesto.
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Mi vida a a tu lado [EN PROCESO]
RomanceValeria, una chica de mundo que con tal de borrar su pasado decide casarse con Terence, el soltero más codiciado de Francia. Para poder aparentar ser el matrimonio perfecto ante todos, estos deben lidiar con múltiples problemas que tienen entre amb...