CAPÍTULO 27

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Una semana en Italia y se estaba enamorando. Del lugar, obvio.

—Buen día Val, querida.

La verdad es que Yulia si era una buena anfitriona, tan solo en 5 cinco días ya le había mostrado todo Italia, siempre hacía de todo para que estuviera cómoda y nunca la dejaba sola.

—Buen día, ¿esta mañana tampoco nos acompañan ellos?

Ya se le estaba haciendo costumbre desayunar únicamente con Yulia en la mesa.

—Alonzo me explicó que salen todas las mañanas por un asunto de la empresa, no sé yo solo me tome un descanso de la oficina para acompañarlos aquí.

—¿Puedes tomarte demasiados días libres?

—Soy la vicepresidente.

Aclaro orgullosa.

—Qué bien.

Todas las mañanas estaban siendo lo mismo, los hombres siempre salían, ella desayunaba solas y el resto del día iban a algún lugar. No es que fuera aburrido, es que sentía que cada vez se comunicaba menos con Terence.

Temprano desaparecía, en la tarde fingía ser una buena pareja y por las noches salía de la habitación para dormir en otra.

Él dijo que tomara su estadía en Italia como vacaciones, y si, se estaba distrayendo mucho, pero al mismo tiempo sentía su falsa relación distante y eso la ponía a pensar.

—Por cierto, ¿cuándo vamos a la casa de la playa?

Cuestionaba emocionada.

—¿Tienes una casa en la playa?

—No, yo no, pero Teddy sí.

Hablaba sin descuido alguno.

—Terence no tiene ninguna propiedad en Italia.

Aseguraba, pues al revisar el catálogo de las propiedades Legrand en busca de su casa perfecta, nunca visualizo ninguna propiedad en Italia, además de la empresa y la casa de su abuelo, la cual estaba a nombre de Yulia.

—Claro que sí, la compro hace dos años talvez. No fue algo que haya heredado.

¿Una propiedad que no estaba en ningún documento público?

¿Por qué haría eso?

—No sabía.

—Mi esposo se encargó de todo el papeleo, en ese entonces la compra se hizo a nombre de Alonzo, quizá no lo han cambiado y por eso no sabias.

Talvez Yulia tenía razón, por eso esa casa no aparecía bajo el nombre Legrand.

—Es probable.

Ahora eso la había dejado pensando más de lo normal.

—No pongas esa cara, seguro que no te contó porqué hasta a él se le olvido.

No es como si él le contara todo.

—Claro, no pasa nada—sonrió apenas.

—Ahora que lo recuerdo, dije que te enseñaría el álbum de fotos. Lo traeré para que nos riamos un rato.

Yulia se salió del comedor para dirigirse hasta el librero qué estaba junto a la sala principal.

Regresando con una sonrisa de oreja a oreja al tener el mencionado en las manos.

—¡Tadan! Te va a encantar.

Tomó asiento junto a ella, abriendo la primera página del álbum donde tenía escrito el nombre Legrand. Seguido de otras donde había pequeñas fotografías de un bebé, tomadas con una cámara instantánea.

Mi vida a a tu lado [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora