Mi vida a a tu lado [EN PROCESO]

CAPÍTULO 13

—Valeria...

La rubia mantenía sus manos en los hombros contrarios, a medida que comenzaba a besarlo de forma demandante y vulgar por todo el cuello. Su cuerpo pegado al de él, mientras jugaba con su rodilla en la  entrepierna del rubio de forma descarada.

El hombre estaba demasiado excitado y desesperado por saciarse. Tomó a la mujer firmemente por las caderas, mientras trataba de tomar el mando de la situación pegándola aún más a su cuerpo de forma posesiva, buscando sus labios como si estuviera hambriento comenzó a besarla con deseo, lleno de lujuria introdujo después su lengua en la boca ajena de forma tosca llevando así, un ritmo demasiado ajetreado para ella.

—Te dije que te fueras antes, ahora no tienes opción.

—Es...Espera—hablaba con dificultad ante la falta de aire, tratando de detenerlo cuando las manos contrarias bajaron más a su trasero—vamos a la cama.

Dejándose llevar ante la sensación tan placentera, comenzó a andar con la rubia con pasos torpes hasta llegar a la cama sin soltarla en ningún momento, empujándola a la misma y subiendo sobre ella desesperadamente.

La rubia no tenia planeado dejarse tocar por ningún motivo, así que con rudeza tiro al hombre haciendo que se recostara boca arriba sobre la cama, mientras ella se montaba a su regazo ante la desconcertada mirada del hombre que tenia debajo.

—¿Cambio de posiciones?—preguntaba con una jodida sonrisa sexy.

—Yo llevare el mando—delegó mientras se inclinaba para ir dejando suaves y mojados besos, partiendo desde la clavícula hasta el abdomen bajo del hombre. Haciendo que este se estremeciera por completo mientras echaba la cabeza hacia atrás, tomaba con fuerza la cintura de ella, comenzando a subir su vestido y deslizando poco a poco sus manos en un toque lento con intenciones de tocar más arriba.

—Quieto ahí—tomo las manos contrarias, bajándolas a su cintura nuevamente. A lo que el hombre no pudo evitar reír.

—Que mal me tratas.

La mujer siguió con su cometido, besando y succionando en partes visibles, desde los hombros, clavícula y cuello, llegando de nuevo a sus labios. Estaba claro que el nombre no estaba en sus cinco sentidos para notar las intenciones de ella, así que solo se dejo hacer a su antojo e instintos.

A este paso a Valeria le seria muy difícil hacer que el hombre se quedara satisfecho sin pasar los limites, debía pensar en algo muy pronto pues sabia que al rubio no le bastarían unas simples caricias y menos en el estado en el que se encontraba. Fue entonces que recordó el frasco de píldoras para dormir que robo de su padre, siempre que se sentía abrumada por no poder beber, esta terminaba por tomar una de esas diminutas píldoras para poder conciliar el sueño y así mantener su mente despejada.

Siguió moviéndose sutilmente encima del hombre, besándolo y acariciándolo, mientras estiraba su brazo hasta la mesita de noche que estaba a la par, pero justo cuando estaba por tomar el frasco en sus manos, el rubio volvió a su estado dominante haciéndola cambiar de posiciones nuevamente.

—Me tienes mal, Mon Ciel—hundió la cabeza en el cuello ajeno, llenando de besos y suaves mordidas cada lugar de este.

Valeria aprovecho que no mantenía la mirada sobre ella, estiro de nuevo su mano, botando el pequeño frasco que se encontraba entreabierto y logro tomar en sus dedos una píldora antes de que el rubio levantase la mirada debido al ruido. Siendo precavida, sujeto las mejillas del hombre al tiempo que levanto la cabeza y lo atrajo hacia si uniendo sus labios de forma brusca, dejando una leve mordida en el labio inferior contrario al separarse.

—¿Ahora eres salvaje?—volvió a hundir su rostro, ahora más cerca de los pechos de la mujer, besando esa zona de forma delicada.

Rápidamente se llevo la mano a la boca, colocando la pastilla en su lengua sin tragarla y una vez más aparto al rubio de sus zonas limite y abrió paso a sus labios introduciendo su lengua hasta el fondo de la contraria, haciendo que el hombre se tragase la pastilla sin dejar de besarlo para que no se percatara.