Ninguno de los dos volvió a dirigirle la palabra al otro. Ella por pena y él para darle su espacio.
Tampoco podían forzarse a conversar de forma normal.
Esa mañana el rubio tocó a su puerta, dejando una bolsa que contenía una botella de agua y una caja de pastillas para la resaca. No dijo nada, solo lo dejo allí esperando que ella abriese la puerta y lo tomara por si sola.
Minutos más tarde volvió a hacer lo mismo, solo que esta vez la bolsa contenía un café y unos panecillos. Esta vez tampoco dijo nada, pero dejo a la vista una nota.
"No sé si te gusta el café, pero supongo que te hará bien. Me gustaría que habláramos. "
Pdt: Cuando te investigué nunca quise indagar en tus gustos personales.
Las palabras escritas de Terence por alguna razón, la hicieron sonreír de forma genuina. Era de alguna forma, una indirecta para decirle que él tampoco lo sabía todo sobre ella. Eso le hizo sentirse algo estimada. Después de todo el hombre decidió respetar su privacidad.
También le sorprendía que quisiera hablar con ella, no es como si no lo hubieran hecho antes, pero esta vez no lo sentía como un regaño o como una orden. Lo sentía más natural, entonces recordó lo que ella le cuestionó la noche pasada. Sobre tener a una persona en su corazón, también recordaba su respuesta, lo cual la hizo querer saber más sobre él.
No tenía idea de que cosa quería hablar con ella. Sin embargo, se dispuso a salir para averiguarlo.
Terence ya no lucia la ropa de gimnasio qué tenía puesta, tampoco estaba vestido formalmente como cuando iba a la oficina, por lo que dedujo que no iría.
El rubio solo permanecía allí, muy casual sentado en uno de los sofá, viendo alguna clase de película antigua.
La imagen que visualizaba de él parecía la de un señor de unos cincuenta años, solo que joven.
—¿Pasa algo?
—Ven un momento.
Llamó, mientras le indicaban tomar asiento cerca de él. Lo cual ella hizo un tanto extrañada, el ambiente no era tenso, pero aún así tampoco era entusiasta.
—Quiero que nos llevemos bien, por el bien del contrato.
—Bueno, tampoco nos odiamos a muerte.
—No me refiero a simplemente a tolerarnos—explicaba dejando de ver la película para centrarse en ella.
—¿Entonces que quieres?
—Hubo algo que no tome en cuenta, cuando te hice firmar el contrato... —hizo una pausa, pensando muy bien que decir.—No te conocía, y creí que tú tampoco necesitabas conocerme a mi para llevar una simple relación de negocios. Sin embargo, ahora me doy cuenta que eso fue un completo error.
Valeria estaba algo desconcertada. La forma en la que Terence hablaba sonaba demasiado sincera, tanto que pensó que ella también debería tomar lo que decía enserio. Fue por eso que se limitó a no decir algo fuera de lugar, solo siguió esperando a que el otro siguiera hablando.
>>Quiero que todo lo que estamos haciendo funcione. No puedo decirte de forma específica que consigo yo con habernos casado, y fingir una relación, pero si puedes saber que es importante y no me sirve que nos llevemos como completos extraños, tampoco que nos atormentemos la vida. Solo... Solo quiero que nos tengamos confianza.
—Es cierto, no te conozco, pero es porque tú jamás me dices nada. No quiero saber de ti por entrometida o chismosa, no tengo derecho a meterme en tu vida, lo sé. Sin embargo, me gustaría si quiera saber lo que la gente común conoce de ti. Creo que sería más fácil convivir en tu ambiente y no joderlo en cualquier momento o con cualquier cosa.
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Mi vida a a tu lado [EN PROCESO]
RomanceValeria, una chica de mundo que con tal de borrar su pasado decide casarse con Terence, el soltero más codiciado de Francia. Para poder aparentar ser el matrimonio perfecto ante todos, estos deben lidiar con múltiples problemas que tienen entre amb...