CAPÍTULO 15

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El viaje de regreso fue más aburrido y tenso, el rubio no hacía más que trabajar en su laptop, mientras que ella solo veía sin interés la vista por la ventanilla del Jet.

Sentía mucha curiosidad por preguntarle sobre la mujer y al mismo tiempo imposibilidad, porque sabía que el hombre no le diría nada, y si lo hiciera es probable que fuera mentira. Como todo él.

Talvez lo que debía haber era no parecer interesada en el tema, mientras ella más quisiera indagar en el él, más le mentiría.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Depende.

—Si dices que no eres de amantes, ¿entonces como satisfaces tus necesidades sexuales? Yo no podría mantenerme en abstinencia toda mi vida—soltó con irrelevancia, manteniendo su vista en la ventana para mostrar interés.

—Qué jamás haya tenido un amante no quiere decir que he pasado mi vida en abstinencia.

—Yo si era de amantes, tener sexo sin compromiso era divertido.

—Bueno, pues no todos son como tú, hay personas que solo pueden tener relaciones si existe un lazo amoroso y no meramente por placer—la veía mal desde su asiento.

—¿Te refieres a ti?—cuestión sin obtener respuesta alguna del rubio.

—Estamos aterrizando, abróchate bien el cinturón—comentó esquivando completamente la pregunta, guardó la laptop en su estuche y prosiguió a llamar a la mujer de servicio para que la guardará con las demás cosas.

Valeria no preguntaría más, no quería hostigarlo al punto en que este jamás volviera a responder algo. Por el momento le servía lo poco que habían conversado, ahora podía suponer que había tenido un interés amoroso antes.

¿Sería la mujer de la llamada?

Era muy tedioso.

Al aterrizar, un auto negro ya hacia esperando por ellos cerca de la pista de aterrizaje.

—¿Qué haremos ahora?

—Descansar, no se tú, pero me estoy muriendo por dormir de nuevo en mi cama—respondió a modo de queja, al mismo tiempo que abría la puerta del vehículo para ella.

—¿Al Pent-house? Me prometiste otro lugar—reprochaba sin alzar la voz, tomando asiento mientras el hombre cerraba la puerta, dando la vuelta para tomar asiento en el lado contrario.

—Y la tendrás, no seas tan berrinchuda—le tomo la mejilla apretándola levemente.

—Más te vale—exclamó zafando su agarre.

El chófer encendió el auto comenzando a andar en marcha hasta el edificio donde residía el rubio. El camino estaba siendo menos tenso que en el Jet, talvez porque ambos ya estaban muy cansados debido al cambio de horario.

—No has avisado a nadie que aterrizamos hoy verdad.

La noche anterior Terence le pidió a Valeria no avisar a nadie de su llegada, pues no quería andar lidiando con más gente de la que podía aguantar

—Nadie lo sabe—soltó un bostezo.

—Muy bien, esto es para ti—entregó a la mujer un par de tarjetas—ninguna tiene límite, pero espero que tú si.

—Así que lo de mis propias tarjetas era cierto—dijo tomándolas y guardando ambas en su bolso.

—Por su puesto, pero no confías en mi. Te envié los códigos por correo, solo tú tienes acceso a esas cuentas.

Mi vida a a tu lado [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora